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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos mensuales: abril 2012

La tristeza del samurai, de Víctor del Árbol

26 jueves Abr 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

≈ 2 comentarios

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Editorial Alrevés, La tristeza del samurai, Víctor del Árbol

Aunque ya ha pasado Sant Jordi y el momento de las recomendaciones literarias, ahí va una recomendación ambientada en la Guerra Civil española y la posguerra… LA TRISTEZA DEL SAMURAI, de Víctor del Árbol (Editorial Alrevés). Interesante lectura e interesante autor.

ARGUMENTO

Extremadura, años 40. Barcelona, años 80. Dos momentos históricos, dos lugares distintos unidos por una tragedia; dos tramas que avanzan de manera paralela para mostrar una telaraña de coincidencias que marcarán el futuro de los personajes de esta historia.
Un crimen acaecido en Badajoz el año 1941 afectó el destino de diversas personas que deberán avanzar, sobrevivir o simplemente dejarse vivir, marcadas por el dolor, la rabia y las ansias de venganza.
Años después, una abogada volverá a abrir la caja de los truenos, traspasará el umbral de la memoria para desvelar los secretos y los horrores que nacieron con aquel crimen del 41, pero que han seguido vivos hasta ahora.
Una novela que muestra, en el marco de dos acontecimientos históricos que marcaron el devenir de España, hasta dónde se puede llegar por conseguir y mantener el poder; hasta dónde se puede llegar por amor, por odio… por venganza.

OPINION

¿Se puede gastar el odio? ¿Puede quedarse vacío? ¿Cuánto tiempo puede alguien mantenerse vivo por el ansia de encontrar la venganza, el perdón o la redención?

Cuando uno se adentra en La Tristeza del Samurái descubre que no está ante un libro cualquiera, sino que tiene entre las manos una magnífica novela, de corte elegante y narración absorbente. Esta excelente obra, escrita con un léxico impecable y llevada con un ritmo preciso, que atrapa al lector hasta impedirle soltar las páginas, es una ventana a las debilidades humanas y a los horrores de la historia, una historia cercana que no se debería olvidar, que enfrentó a amigos, a hermanos, y sembró un país de odio durante décadas. Una historia real, espejo en la que se refleja la ficción creada por Víctor del Árbol, y que tuvo sus consecuencias, como también las tienen los actos que desencadenan la primera tragedia de la obra, que irá extendiendo sus tentáculos lentamente hasta engullirlo todo bajo su sombra.

Víctor del Árbol se mueve entre dos momentos históricos recientes de nuestro país: la Guerra Civil española y la posterior dictadura de Franco, y los meses que precedieron al golpe de Estado de Tejero. Y lo hace sin caer en tópicos ni maniqueísmos. Cada uno de los personajes que transita estas páginas tiene una profundidad compleja en la que caben miedos, deseos y necesidades; sobre todo necesidades: la necesidad de poder o de sentirse superior; la necesidad de despertar el respeto, aunque sea a través de la violencia sin sentido y desmesurada, o a través de acciones impulsivas sin contar con las consecuencias; la necesidad de olvidar, de borrar el pasado aunque sigamos guardando retazos de él en una maleta vieja; la necesidad de perdonar, de perdonarnos… Esas son algunas de las prendas con las que Del Árbol viste a sus personajes, a todos ellos, y los empuja al abismo de descubrir sus propios límites.

Cada personaje es un tratado sobre alguna o varias debilidades humanas, pero también sobre sus fortalezas. La cobardía y la lucha se presentan en la misma persona, como por ejemplo en María, la abogada que meterá en la cárcel a un hombre, César, que lleva sobre sus hombros el peso de un pasado forjado por un titiritero movido únicamente por el poder y la necesidad de controlarlo todo, de someterlo todo. Lentamente, tirando del hilo que Víctor del Árbol va tejiendo a través de las poco más de cuatrocientas páginas que tiene La Tristeza del Samurái, vamos descubriendo que todos los hilos están entrelazados.

Mediante una narración que no descansa, el narrador va viajando del pasado al presente, cambiando de ojos y de voz para contar un pedazo de historia, un pedazo de horror. De esta manera, poco a poco el lector puede ir saboreando el interior de cada uno de los personajes, adentrarse en su mente, en sus entrañas, hasta comprender que cada una de sus sombras, cada uno de los actos que, a pesar de haber ocurrido en el pasado, tienen eco en el presente de una manera devastadora. Y es que, por mucho que se pretenda fingir que esa “enfermedad”, que ese monstruo o ese pasado que tuvimos no es real o que sólo es una ínfima parte de nosotros, como dice Fernando Mola en el libro, la verdad sale a la luz: tanto la de los actos como la de la persona que llevamos dentro. Porque el pasado puede callarse, silenciarse, pero sigue aguardando bajo una maleta, en un marco de fotos o en un objeto que se creía perdido. Por mucho que se busque el perdón llevando flores a una tumba, los muertos no perdonan. Y probablemente los vivos tampoco.

La Tristeza del Samurái ahonda en un tema espinoso como es la venganza. El odio y la incapacidad de perdonar (a veces ligada a la incapacidad de perdonarse a uno mismo, de sentirse tan culpable como el otro por no haber impedido la desgracia) devienen deseo de venganza en muchas ocasiones. Pero, ¿de qué sirve la venganza? ¿Se puede sentir alivio? ¿Hasta dónde se puede llegar para vengar a alguien? ¿A cuántos te puedes llevar por delante para sentirse al fin en paz, si es que eso es posible?

Como telón de fondo, como icono de una tragedia que da inicio a esta obra está esa espada, esa catana que tanto obsesiona a Andrés. La tristeza del samurái que da título a este libro es una manera de resumir a la perfección la dualidad inherente en los seres humanos que transitan esta historia: un samurái que no quiere la guerra pero que debe guerrear. Un hombre que no quiere destrozar la vida de alguien, pero lo hace para salvar la propia. Un hombre que vende su amor por un poco de poder, por unas migajas de poder…

En definitiva, una excelente novela que está triunfando más allá de nuestras fronteras, demostrando que la tragedia que ha urdido Víctor del Árbol tiene un equilibrio perfecto y unos personajes fascinantes que penetran en el lector hasta traspasarle la piel.

INES MACPHERSON
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS

La «Habitación 804», de Marcus Versus

09 lunes Abr 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Eutelequia, Habitación 804, Marcus Versus

Hace unas semanas tuve la suerte de toparme con una curiosa obra literaria, la HABITACIÓN 804, de Marcus Versus, publicada por la editorial Eutelequia. Una obra rápida y mordaz que sabe observar las profundidades humanas, aquel lugar donde escondemos las pasiones, los miedos y, sobre todo, las necesidades.

ARGUMENTO

Una habitación de hotel. Cuatro personas cuyos caminos se cruzan y se mezclan. Cuatro voces que se atreven a desnudar sus corazones para narrar historias de amor y desamor, de necesidad y desencuentro, de pasión y de desgarros.
Habitación 804 nos brinda cuatro historias descarnadas sobre el amor y sus consecuencias. Narradas desde el punto de vista de cada uno de los personajes, estos cuatro retratos en primera persona nos cuentan las inquietudes, los miedos y las necesidades que mueven la vida de cada uno de ellos. Hallamos a un hombre que huye de sí mismo y de una vida de la que no puede salir metiéndose en la cama con mujeres a las que no ama; nos topamos con mujeres que niegan la realidad, esperando que el mundo cambie para encajar en sus planes; también con mujeres que intentan olvidar su vida sumergiéndose en el amor, deseando que el amor pueda curar todas las heridas.
Cuatro relatos sinceros y cotidianos. Cuatro personas dispuestas a desnudar sus miedos y sus pasiones. En definitiva, cuatro corazones que se buscan a sí mismos, sin saber que, por el camino, pueden llevarse otros corazones por delante.

OPINION

¿Cuántos golpes debe darte la vida para comprender que te has equivocado de camino? ¿Cuántas veces se puede hundir la autoestima? ¿Cuántas veces se puede reconstruir un corazón desgarrado y a pedazos?

Los cuatro personajes que circulan las páginas de esta Habitación 804 son personas que transitan la vida buscando su lugar, un lugar en el que rellenar sus propios vacíos.

Desde acontecimientos cotidianos y recuerdos de experiencias que parecen cercanas – aunque el lector no las haya vivido están recubiertas de una visceralidad y de una realidad que las convierte en creíbles – nos adentramos en el universo de un hombre y tres mujeres cuyos destinos están unidos por esa Habitación 804, sin tan siquiera saberlo. Cuatro maneras de observar una historia que, a medida que avance la lectura, podremos ir completando, como un puzle al que le faltan piezas que sólo uno de los personajes nos puede dar. Y es que cada una de las creaciones de Marcus Versus sólo nos ofrece una ventana, la suya propia, para contemplar el drama. Es el lector el que irá recomponiendo los retazos que los protagonistas nos ofrecen, para comprender los límites del amor, de la necesidad y del engaño.

El autor juega con el lenguaje, no sólo tipográficamente, creando imágenes con la palabra impresa, sino también con la ortografía, buscando que cada uno de sus personajes tenga una forma particular de expresarse, un tic distintivo que lo haga único y reconocible. En la primera parte encontramos laísmos – algo que puede resultar molesto hasta que no se comprende que el autor está buscando una reacción con ese uso –; en la segunda, palabras que se unen para crear un nuevo concepto, y así sucesivamente. Cada personaje tiene características propias no sólo en la forma de pensar, sino en la forma en que se plasman dichos pensamientos.

Para crear al lector la sensación de estar bailando en la mente de cada uno de los personajes, Marcus Versus se permite el lujo de saltar de una escena a la otra, saltando también a lo largo del tiempo, sin una cronología clara, sin avisar. Porque lo que interesa no es seguir la cronología de los hechos, sino los sentimientos y las reflexiones que cada uno hace sobre los acontecimientos. El pensamiento de las personas no sigue un orden temporal, simplemente fluye. Lo mismo hacen los personajes de Habitación 804, saltando de una idea a otra, llevando con ellos al lector, que se sumerge en las intimidades más desnudas y sinceras de aquellos que hablan a través de estas páginas.

Esta novela es una mirada atrevida y dura a los entresijos de las relaciones humanas. Los personajes se muestran tal como son, sin tapujos, sin vergüenza ante la idea que el lector los pueda juzgar. Simplemente vuelcan sobre el papel todo lo que les hierve dentro, para mostrarnos caídas, desprecios, luchas… y salidas. Un pequeño compendio de retratos humanos escritos con una sencillez que, en ciertos momentos roza la vulgaridad – una vulgaridad buscada y muy bien explotada – y que, en otros, llega incluso a unirse con una prosa poética de profundidad existencial. Una interesante historia que, a veces, se convierte en espejo del alma humana.

INES MACPHERSON
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS

Los «Corazones hambrientos» de Dan Rhodes

02 lunes Abr 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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alfaguara, Corazones hambrientos, Dan Rhodes, humor negro

CORAZONES HAMBRIENTOS, de Dan Rhodes (Alfaguara): una curiosa propuesta literaria de humor negro y un tanto caníbal.

ARGUMENTO

En una ciudad inconcreta, se alza entre las calles del casco antiguo un museo dedicado al suicidio. El objetivo al que aspira la mujer que lo abrió – la mujer de Pavarotti, aunque su marido no es el cantante de ópera, sino alguien que tiene un gran parecido con el tenor – es persuadir a las almas afligidas de cometer los actos que se exponen en el museo. Pero la realidad parece contradecir sus intenciones, ya que algunos de los visitantes del museo no vuelven a salir de allí… al menos con vida.
De la mano de un viejo excéntrico, grisáceo y asocial que sólo quiere que nadie le cause molestias, un doctor algo peculiar que intenta escapar del fantasma del recuerdo de su espantosa mujer, y un elenco de personajes variopintos, esta historia de humor, negro y a veces macabro, avanza entre romances imposibles, huidas hacia delante y costumbres alimentarias poco ortodoxas.

OPINION

¿Qué relación pueden tener una araña que se adentra en el abismo de la boca de un hombre y una persona que decide acabar con su vida? Probablemente el instinto suicida, un instinto que la mujer de Pavarotti ha inmortalizado en un pequeño museo con la intención de disuadir a los visitantes de seguir el mismo camino que los muertos de los que se habla dentro de esas cuatro paredes. Sin embargo, parece que las historias que allí se exponen animan a los indecisos a acabar con su vida. Y también dan rienda suelta a otros actos oscuros que el lector irá descubriendo a su debido tiempo de la mano de la cuidadosa prosa de Dan Rhodes. Y es que el altruismo, por muy bien intencionado que sea, no tiene por qué recoger los frutos esperados.

Todos los personajes que aparecen en este Corazones hambrientos comparten con el título un anhelo, una necesidad que guía y fija sus vidas, así como la forma que tienen de expresarse. Aunque en un principio puede chocar la frialdad del viejo o la autocompasión que muestra Hulda, al avanzar en los entresijos de sus personas, se descubre que cada palabra que dicen está ligada a su forma de ver el mundo, a los vacíos que los empujan a actuar de una forma que, desde fuera, puede resultar absurda pero que, a fuerza de conocerlos, uno acaba por comprender, a pesar de sus rarezas.

El viejo sólo desayuna una galleta salada, no necesita más. La señora Pavarotti siempre lleva un pastel en el bolso para el viejo, quizás por ese instinto de cuidar del prójimo que la ha empujado a crear el museo. ¿Y el doctor? El doctor es un ser dual, con un sentido de la justicia social y la moral que parece impoluto y que, a su vez, es capaz de tener frigoríficos enormes en casa, donde guarda seres humanos. ¿Un monstruo con piel de cordero? ¿O tal vez un hombre que cayó en el abismo y no supo encontrar una salida? ¿Es el único, o hay más abismos en las vidas de estos Corazones hambrientos? Parece que los personajes que pueblan estas páginas comparten tienen en común esa sensación de transitar un camino sin salida, un camino por el que algunos ni siquiera quieren caminar.

Si uno se queda únicamente con la superficie de la historia, descubrirá una fábula ácida, perversa y a la vez hermosa, en la que no sólo el horror y la desesperación tienen lugar, sino también el amor, un amor que dura a pesar del tiempo y el destino. Sin embargo, si uno se deja llevar por las reflexiones de cada uno de los habitantes de este libro, desde Madalena hasta el doctor, e incluso el agente Horst, descubrirá un laberinto de miedos, angustias y complejas inseguridades que no aplanan el camino que deben seguir. Comportamientos neuróticos, egocéntricos, desquiciados y apartados de la realidad se entremezclan en las pieles de estos personajes que muestran sus entrañas con crudeza, sin titubear y sin avergonzarse. Gracias a la forma en que el autor plasma los hechos y arranca sus pensamientos y sentimientos, esa desnudez del alma se reviste de una extraña naturalidad que no incomoda al lector; es más, incluso puede hacerla cercana.

Narrada con un humor que permite enfrentarse a las truculentas realidades que muestra (no sólo el canibalismo, sino algunas otras enfermizas obsesiones y rutinas que en otras circunstancias harían que uno cerrara el libro), Corazones hambrientos arranca más de una sonrisa y muestra una serie de personajes memorables que, más allá de sus excentricidades, tienen una carga humana impactante. Entre las sombras del viejo y el doctor, Hulda representa una pequeña luz que lucha por sobrevivir a sus propias sombras. También el personaje de Pavarotti y su mujer son pequeños faros de luz, aunque no cualquier tipo de faros porque, ¿quién le dedica un museo al suicidio?

Un apunte aparte merece ese pequeño pueblo de Portugal en el que nacen Madalena y Mauro, un lugar que se acerca más al realismo mágico que a la truculenta realidad que sucede entre las cuatro paredes del museo. Otra luz en medio de la oscuridad. Una luz que, sin embargo, se verá ensombrecida por un dolor mucho más habitual que el que puebla la vida del doctor y el viejo. Pero no adelantemos acontecimientos.

Corazones hambrientos es un libro sorprendente, ágil y fresco a pesar del sufrimiento que esconde en sus páginas. Dan Rhodes nos ofrece una fábula extraordinaria en la que lo macabro y lo romántico se mezclan, donde la desesperación, el dolor por un amor no correspondido pueden llevar a las personas que habitan estas páginas a cometer actos irreparables; aunque siempre hay quien sale por la puerta del museo – tal vez una metáfora física del abismo al que el sufrimiento nos puede conducir – con vida.

FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS

Henry D. Thoreau y su «Desobediencia civil»

02 lunes Abr 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Desobediencia civil, Henry D. Thoreau, Una vida sin principios

DESOBEDIENCIA CIVIL Y OTROS ESCRITOS, de Henry D. Thoreau (Alianza Editorial)

Hace unas semanas tuve la suerte de poder leer esta serie de escritos de Henry D. Thoreau, una lectura muy recomendable para los tiempos que corren.

La recopilación de escritos de Henry D. Thoreau que se encuentran en Desobediencia civil y otros escritos son una muestra que resume los diferentes aspectos de la filosofía y el pensamiento de esta figura singular de la historia estadounidense. Aunque probablemente sea más conocido por haber escrito la obra Walden (un ensayo fruto del tiempo que el autor vivió en el bosque), estos escritos recogen la esencia de su ideología heterodoxa, antiesclavista, antiimperialista y radical, que apunta temas que, hoy en día, siguen siendo de actualidad.

El primer ensayo, Una vida sin principios, podría comprenderse como una declaración de intenciones que abarca no sólo una ideología política, sino vital. Desobediencia civil se adentra más en el terreno político, y analiza el funcionamiento del Estado y cómo el hombre debe preguntarse cuál es su papel en dicho Estado, si debe ser antes ciudadano que hombre. Los dos ensayos restantes, La esclavitud en Massachusetts y Apología del capitán John Brown destilan también su cuestionamiento moral sobre la justicia y la igualdad del país, aunque tratan temas más concretos de la historia americana.

OPINION

¿Qué papel tiene Henry D. Thoreau en la historia del pensamiento de Estados Unidos? ¿Y en la historia de la filosofía en sentido general? No son muchos los pensadores que han inspirado a personajes tan emblemáticos como Gandhi y que, a su vez, pasan desapercibidos en muchos libros de historia. Como ya se apunta en la introducción de Desobediencia civil y otros escritos, Henry D. Thoreau se estudia, pero desde un análisis canonizado, academizado y sin mucha profundidad. Esta pequeña recopilación intenta mostrar algunos de los escritos más remarcables del pensador y permiten que el lector se haga una idea, por si mismo, de cuáles eran las ideas que defendía el autor de Walden.

Aunque Desobediencia civil es el ensayo que da nombre al recopilatorio, probablemente por ser el más conocido de todos, no parece que sea por azar que el editor ha situado Una vida sin principios en primer lugar, ya que de él se desprenden los pilares de su pensamiento. En él, Henry D. Thoreau expresa una crítica mordaz a la sociedad en la que vive y plantea posibles opciones para escapar de ese mundo exclusivamente centrado en las ganancias, en el trabajo por el trabajo, en la búsqueda del beneficio por encima de todo… Critica el despilfarro, el capitalismo sin límites que lo arrasa con todo, incluso con la dignidad humana. Cuando uno se sumerge en las páginas de este primer ensayo se da cuenta que Henry D. Thoreau criticó lo que, actualmente, se sigue criticando en relación al sistema. Aunque se le podría tildar de animar a la holgazanería por el rechazo al trabajo que presenta en ese escrito, el autor plantea un tema muy interesante: ser muy trabajador no significa emplear correctamente el tiempo ya que cuando la vida se rige exclusivamente por la obligación de “ganarse la vida”, ¿dónde queda el hombre en ese esquema? ¿Cómo va a poder trabajar su vida interior si únicamente está pendiente de ganar y ganar? ¿No sería el momento de replantear el concepto de trabajo en el marco de la vida humana?

Thoreau se pregunta a menudo qué queda del verdadero hombre – de ese ser con conciencia y vida interior – en la sociedad del momento, obsesionada por el trabajo y el dinero; una sociedad en la que, por lo que vemos en Desobediencia civil, la justicia y lo correcto no van de la mano, donde la conciencia parece estar diluida en la obediencia; donde nadie cuestiona nada, ni siquiera lo que es moralmente cuestionable. Viendo que la política y la justicia no defienden la moralidad ni la verdadera libertad de las personas, Thoreau aboga por esa desobediencia que le hizo tan famoso. Una desobediencia que se sustenta en comprender que el poder político no se mueve por lo que debería, sino por lo que le interesa a él y a los poderes económicos. Una crítica que resuena en la actualidad.

Antiesclavista y antiimperialista, Henry D. Thoreau se interroga sobre qué es lo que hace que un hombre considere que otro hombre es inferior a él, convirtiéndolo, de esa manera, en su esclavo. En una frase que podría resumir perfectamente muchas de las ideas de Thoreau, el autor aconseja que antes de ser ciudadanos, deberíamos ser hombres, y los hombres libres no someten a otros, ni mediante la esclavitud ni mediante la guerra imperialista que critica en Desobediencia civil.

Acérrimo defensor de la implicación, crítico con las personas que critican pero no actúan, que no son consecuentes con sus pensamientos, Thoreau defendió en vida a un personaje polémico, como el capitán John Brown, un abolicionista al que le dedica una apología en la que canta sus virtudes y, sobre todo, su capacidad de comprometerse con sus ideas. Tanto la Apología del capitán John Brown como el escrito dedicado a tratar el tema de la esclavitud en Massachusetts pueden resultar algo ajenos al lector, ya que trata temas concretos de la historia americana, pero esta edición tiene la suerte de contar con la excelente introducción de Juan José Coy que permite no sólo situarnos en el contexto histórico en que se escribieron estos ensayos, sino también comprender la ideología de Henry D. Thoreau de una forma más completa y profunda.

A pesar de tratarse de un ensayo que podríamos llamar filosófico, Thoreau tiene una capacidad literaria impecable, por lo que su lectura resulta amena e intensa. Eso sí, su mordacidad y su sinceridad no dejan indiferente al lector, que podrá comprobar que, en muchos aspectos, el ser humano no ha cambiado mucho a lo largo de la historia.

FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS

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