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Barcelona, Columna, Isabel del Río, La vident de la lluna plena, misterio, tarot
Tras el parón de las vacaciones de verano, vuelvo con un libro que me hace ilusión reseñar, pues conozco personalmente a la autora y es su primera novela tras haber traído al mundo a una personita maravillosa. Compaginar la maternidad y el trabajo no es fácil, pero ella, Isabel del Río, lo ha sabido hacer. Fruto de ello es esta novela, La vident de la lluna plena (Columna, mayo 2015). Por ahora solo se puede encontrar en catalán, pero pronto verá la luz también en castellano.
ARGUMENTO
Laia, una médico de Barcelona, acaba de perder a su madre, una de las presencias más sólidas de su vida. Por si eso fuera poco, debe encargarse personalmente de poner orden en sus cosas, vaciar armarios, decidir qué quedarse, qué tirar… Un día, mientras está ordenando las pertenencias de su madre, encuentra una caja que no había visto nunca. En su interior, halla un escrito para ella, en el que Gloria, su madre, le dice que debe descubrir su verdadero pasado. Intrigada, Laia contempla la foto que acompaña el escrito, donde aparecen su abuela y su madre junto a un grupo de personas desconocidas, y una carta del tarot: la Torre.
Laia busca las otras cartas de la baraja de la que le habla su madre, pero no da con ellas. Sin embargo, movida por la curiosidad que ha encendido en ella ese escrito, con ganas de descubrir quién es ella y quién fueron realmente su madre y su padre, decide empezar a buscar. Lo que no sabe es que está iniciando un viaje que la llevará mucho más lejos de lo que ella pensaba.
Guiada por los arcanos de la baraja, que van apareciendo de manera misteriosa y en los lugares menos esperados, y consciente de la turbadora presencia de un extraño que parece ser capaz de jugar con su mente, Laia se sumerge en una Barcelona desconocida y peligrosa donde nada es lo que parece.
OPINIÓN
¿Se puede predecir el futuro? ¿Está el destino marcado por una fuerza mayor o podemos construirlo nosotros, paso a paso? Hay quien defiende el determinismo del destino; hay quien considera que nos movemos exclusivamente por el libre albedrío. Los griegos creían en el papel de las Moiras (las Parcas en la mitología romana), las encargadas de tejer y cortar el hilo de la vida de las personas. Pero nuestras vidas no son un simple hilo lineal, sino una tela de araña que va tejiéndose poco a poco, tomando prestado un poco del pasado del que provenimos, la familia, y del presente que vivimos, creando trazados nuevos a cada paso. Es precisamente ese pasado el que enciende la mecha de la curiosidad de Laia, la protagonista de La vident de la lluna plena, de Isabel del Río; un pasado desconocido, pues no sabe quién es su padre y, tras leer la carta de su madre, tampoco tiene claro quién era realmente su madre. Movida por una de las búsquedas más antiguas de la historia, la búsqueda de la identidad, la necesidad de conocerse a sí mismo cuando todo lo que uno creía cierto se tambalea, Laia se mete de lleno en un viaje que no solo desvelará un secreto de familia, sino un secreto oculto en la ciudad de Barcelona, protagonista silenciosa de esta misteriosa aventura.
La mención del pasado, presente y futuro no es caprichosa, y es que uno de los elementos recurrentes de la novela es el tarot. En este caso, la autora ha ido más allá de la concepción habitual de estas cartas (un mecanismo para leer el futuro) y se ha centrado en la simbología que llevan asociados cada uno de los arcanos. Dicha simbología tiene un doble juego en la historia de Laia: por un lado, anuncia un nuevo paso, un nuevo elemento en la acción, que no da tregua en ningún momento; por otro, el mensaje que va asociado a las características típicas del arcano (y que en este caso va acompañado a su vez de un post-it con una frase relacionada) otorga un nivel más profundo, más íntimo, que guía a Laia en su búsqueda, tanto física como personal. Y es que el tarot, en este libro, no es una manera de predecir el futuro, sino de guiar los pasos de la protagonista en un viaje que desvelará mucho más que su pasado.
Escrita con un lenguaje pulido y sin caer nunca en la ostentación o las frases recargadas, la novela transcurre en un suspiro gracias a unos capítulos en los que siempre ocurre algo, otorgando un primer plano a los acontecimientos, que se suceden sin respiro. A su vez, las andanzas de Laia por la ciudad condal permiten descubrir un paisaje misterioso, una segunda lectura de los parajes míticos de Barcelona, como el jardín del laberinto de Horta, el local Els Quatre Gats o el Castillo de Montjuïc, que invita a recorrer de nuevo las calles por las que transita Laia en búsqueda de la verdad que se oculta tras las cartas y que parecen guiarla con una misteriosa precisión.
La vident de la lluna plena es un viaje en muchos sentidos: un viaje de autodescubrimiento; un viaje físico y misterioso por Barcelona, y un viaje simbólico por la baraja del tarot. Tres protagonistas que se entrelazan y que Isabel del Río sabe llevar a buen puerto uniéndolas en una historia en la que la identidad, la relación paterno-filial, el amor y la lucha por lo que es correcto tienen un papel importante.
Inés Macpherson