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Si en 2000 Christopher Nolan sorprendió con la ingeniosa «Memento», una película en la que protagonista y espectador están perdidos a la par en el entramado de memoria y olvido, en 2010 nos vuelve a traer una pelicula que ahonda en la mente humana. Esta vez no aborda la memoria, sino el complejo mundo de los sueños. Inception («Origen» en nuestras pantallas) ha sido comparada con películas como Matrix, pero hay que recordar que en la película de los hermanos Wachowski, las personas estaban sumidas en un sueño que creían real porque las máquinas necesitaban que los humanos se creyeran vivos para que el cerebro funcionara y ellos pudiera extraer la energía. También podría compararse este film con la miniserie The Prisoner, que presenta a un hombre, 6, que se cree prisionero en un lugar, la Villa (una especie de paraiso donde todo el mundo es feliz y que resulta ser mucho más que todo eso – no lo desvelaremos por si alguien no ha visto el final de la serie), y que pretende escapar a la vida real. Pero, por mucho que se quiera comparar Inception con otras películas, eso no restará originalidad al film. Tanto las novelas como las películas tienen referentes anteriores y se las puede comparar, y no por eso tienen menos interés ni deja de ser un buen producto, como es el caso de esta película.
En la película de Nolan, son otros humanos los que generan una arquitectura para el sueño del sujeto, una arquitectura que el subconsciente del soñador llena con sus secretos. Por supuesto, es un juego arriesgado para los que se introducen en el sueño, ya que pueden perder la noción de la realidad (una escena que ejemplifica a la perfección esto es el «fumadero» de sueños, un moderno fumadero de opio al que acude la gente a compartir sueños y a olvidar que la vida real está ahí fuera).
Desde hace tiempo, en realidad desde la soberbia El secreto de sus ojos de Juan José Campanella, no había salido satisfecha del cine, con la sensación de haber visto una película con un planteamiento y una factura interesante. «Inception» volvió a regalarme esa sensación. Las imagenes elegantes que nos regala (sobre todo las del hotel), esa arquitectura limpia y neutra, incluso los guiños a James Bond y a otros films (a pesar de que se los pueda llegar a considerar como negativos por recortar originalidad a la película), hacen de esta película una obra que además de poder entretener al espectador, lo hace pensar, reflexionar sobre la necesidad de huir de la realidad que tenemos en nuestro mundo. No es necesario que vengan las máquinas de Matrix a obligarnos a vivir una relidad virtual. Esa es una de las ideas que nos muestra Nolan y es de agradecer.