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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos mensuales: marzo 2012

Una mirada cinéfila fascinante: Shame, de Steve McQueen

26 lunes Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Cine

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Michael Fassbender, Shame, Steve McQueen

¿Qué tendrá el éxito que provoca tanta admiración? Una persona con éxito siempre nos transmite la sensación de tener una vida perfecta, extraordinaria, sin problemas, sin sombras… Y de repente, Steve McQueen nos presenta a este fascinante personaje interpretado por un extraordinario Michael Fassbender: Brandon. Brandon es un exitoso treintañero que vive en Nueva York al que parece irle todo de maravilla. De la misma manera que hay quien para romper la rutina y distraerse sale de fiesta los viernes o se va al gimnasio a producir endorfinas, Brandon tiene su forma de escapar de la rutina… y de algo más: el sexo. Una distracción como otra cualquiera. Pero el orden de las cosas que necesita Brandon para mantenerse a flote se ve truncado por la aparición de Sissy, su hermana. Poco a poco se irá viendo que ambos hermanos son dos caras de la misma moneda; una moneda que ha sufrido y que lucha por no sentir, porque a veces sentir es demasiado doloroso.

Si una cosa ha demostrado Steve McQueen es que sabe dominar a la perfección los silencios y el lenguaje no verbal. Durante los primeros minutos de Shame nos encontramos ante una serie de imágenes que van mostrándonos la vida de Brandon, incluso su forma de ser. Y durante esos minutos no necesitamos nada más. No hace falta hablar, ni decir nada: lo vemos a través de los cuadros que crea McQueen y que tan bien interpreta Michael Fassbender. Una sola mirada de ese Brandon que ha sabido bordar a la perfección, y la pantalla se llena. Se llena de su fuerza y a la vez de su necesidad, de esa vulnerabilidad que se oculta tras esa fachada tan bien construida por sí mismo.

De una forma sencilla, encadenando un bucle de rutinas, vemos el orden que necesita Brandon para sobrevivir (cada mañana hace el mismo recorrido por la casa) y también vemos algunas de las maneras que tiene para encontrar esa vía de escape en que se ha convertido el sexo para él: ligues en los trenes, prostitutas, internet… Un catálogo diverso en el que desfogarse, en el que perderse, en el que vaciarse… Y entonces, como un torbellino de caos, llega Sissy, su hermana, una mujer que intenta no mostrar la tristeza que la habita y que lleva dibujada en las muñecas. El encontronazo entre ambos hermanos los llevará a encontrarse de bruces con su vulnerabilidad, con su vergüenza, con su incapacidad de aceptarse y aceptar lo que llevan dentro. Cada uno de ellos sabe cómo evitar el sufrimiento, pero cuando chocan con él, sólo hay una manera de combatirlo: vaciarse.

La bajada al infierno que muestra Shame es de una carnalidad apabullante. Y no lo digo por la imagen de la carne humana que transita por las imagenes del film, sino por lo real, por lo palpable que resulta. La imagen desnuda de Brandon y de las personas con las que se cruza es una forma sincera de mostrar lo que somos, sin maquillaje, sin fachadas, sin mentiras. Es también una forma de golpear al espectador con una realidad que sin carecer de estética, se aleja de las cabriolas imposibles en las que se convierte el sexo en el cine. La visceralidad que usa McQueen no busca escandalizar por su cercanía, sino que pretende mostrar que somos eso: somos cuerpo, somos carne, que tenemos una esencia interna (si se quiere llamar alma, se puede llamar así), pero que seguimos siendo eso. Y que no hay vergüenza en ello. Entonces, ¿dónde radica la vergüenza del título? ¿En los ojos de los otros? ¿En la momentanea certeza de que estamos huyendo, que nos estamos escondiendo?

El hecho de escoger Nueva York como ciudad en la que ocurre la acción tampoco parece aleatoria. Por un lado, se puede hacer un paralelismo con la serie Sexo en Nueva York, una parodia sobre el sexo si se compara con la manera en que se trata dicho tema en Shame. Pero además, Nueva York representa esa ciudad imagen, fachada, llena de matices, pero que juega a ser un icono en concreto, una representación del éxito que puede tener en sus calles lo mejor y lo peor del ser humano. Brandon es una prolongación de esa representación, aunque a diferencia de la ciudad, Brandon necesita vaciarse, dejar de sentir para poder seguir a flote.

Tanto Sissy como Brandon parecen condenados a no saber amar, a no dejarse amar. Cada uno a su manera, cada uno con su personal vergüenza: avergonzados de ser como son, de necesitar lo que necesitan y de no poder luchar contra ello, de tener esa facilidad para perderse en la oscuridad… La adicción del sexo de Brandon o la adicción de Sissy a autodestruirse (ambas como cualquier otra adicción, pero más viscerales en este caso) son maneras de mostrar ese camino al vacío, al infierno de verse a uno mismo y no soportarlo, de no ser capaz de aguantar lo que se lleva dentro y de volcarse en una carrera para huir de la propia persona, vaciarse para ser únicamente cuerpo y dejar, por unos instantes, de existir.

Una brillante película con una extraordinaria interpretación (tanto la realizada por Michaler Fassbender como por Carey Mulligan) que no dejará indiferente al espectador y que muestra que, con pocas palabras, se puede decir mucho.

Hermoso caos, de Kami Garcia y Margaret Stohl

26 lunes Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Cajón de sastre, Lecturas y reseñas

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Hermosa oscuridad, Hermosas criaturas, Hermoso caos, Kami Garcia, Margaret Stohl

HERMOSO CAOS, de Kami Garcia y Margaret Stohl (Espasa)

ARGUMENTO:
Ethan y Lena pensaban que ya se habían acostumbrado a los acontecimientos extraños e imposibles que ocurrían en su Gatlin natal. Sin embargo, al regresar a casa, el concepto “imposible” adquiere un nuevo significado. El Orden de las Cosas se ha roto, y eso conlleva consecuencias.

Plagas de cigarrones (una clase de saltamontes), sequías, oleadas de calor y devastadoras tormentas que asolan la ciudad son algunas de esas consecuencias. Pero no serán las únicas. A medida que pasa el tiempo, algo se intuye: alguien deberá sacrificarse por Gatlin… Pero ¿quién?

OPINION

«Lo correcto y lo fácil no son nunca lo mismo». Pero, ¿cómo saber qué es lo correcto en un mundo de caos? ¿Qué decisión tomar?

Hermoso caos es la tercera entrega de la Saga de las Dieciséis Lunas, que se inició con la impecable Hermosas criaturas y siguió con Hermosa oscuridad. Como en sus anteriores entregas, nos sumergimos a través de sus páginas en el mundo sureño de Gatlin, con sus concursos de tartas, sus bailes de instituto y su fascinación por la historia de la Guerra de Secesión. Pero esta vez, nos encontramos con un Gatlin muy distinto del que nos presentaron las autoras en la primera entrega. Lo que tanto había deseado Ethan ha ocurrido: Gatlin ha cambiado, pero no porque los habitantes hayan buscado ese cambio, sino porque el Orden de las Cosas ha cambiado, el mundo parece condenado a romperse en mil pedazos y Gatlin es el epicentro.

Si en las anteriores entregas el mundo de los Casters y sus Túneles aliñaban el aire sureño con una atmósfera gótica, en este tercer libro los límites entre el mundo de los Mortales y el de los Casters y los Íncubos se han roto y algo oscuro acecha en cada esquina. ¿Qué es? ¿Cómo protegerse de ello? ¿Cómo protegerse del destino? Alguna de esas preguntas debe ser la que se formula la maravillosa Amma – personaje fascinante que está rodeado de un halo mágico que recuerda en cierta medida a personaje de Minerva en la película de Clint Eastwood Medianoche en el jardín del bien y del mal – cuando se ve obligada a visitar Nueva Orleans y perderse en la parte más oscura del mundo de las videntes.

En el marco de esta catástrofe que asola Gatlin y que persigue a sus habitantes, empezamos a conocer y a profundizar realmente en los personajes que nos han acompañado desde la primera entrega y en su papel en el Orden de las Cosas.

Si Hermosas criaturas fue la presentación de Ethan, de Lena y de su mundo, y Hermosa oscuridad empezó a ahondar en las consecuencias de nuestros actos y nuestras decisiones y sobre cómo el sentimiento de culpa se puede arraigar en nuestro interior, en Hermoso caos nos sumergimos en los laberintos emocionales y personales de casi todos los personajes que aparecen en el libro. Si bien es cierto que ya en el primer libro se mostraba la llamada del mundo Caster de Lena hacia la Luz o la Oscuridad – una metáfora fascinante sobre la complejidad y el miedo que supone empezar a comprender quién es uno mismo, empezar a definirse – y en el segundo libro podíamos ver el duro aprendizaje que conlleva saber que todo acto tiene sus consecuencias y que toda elección supone perder algo que no se escoge, en Hermoso caos podemos centrarnos en cada uno de los personajes y en su proceso de aprendizaje y de descubrimiento de uno mismo. Porque de eso trata el paso de la adolescencia a la edad adulta: de decidir, de definirse. Sea uno Caster o Mortal, eso no se puede evitar.

Y el mundo no parece ponerlo fácil, ya que el caos que afecta plagas y sequías también está afectando a los poderes de los Caster y al equilibrio mental de Ethan. O eso cree él. Ethan sigue viviendo sus episodios de visiones y sigue recibiendo mensajes del más allá en forma de canciones. Pero algo ha cambiado en él. Por primera vez, no sabe encontrar respuestas. Y las que va encontrando son tan aterradoras que es mejor mirar a otro lado. Como en otros libros donde el protagonista y narrador de la historia es un chico, como en Reality Check de Peter Abrahams o Paper Towns de John Green, descubrimos que también los chicos tienen miedos y dudas. Y que también ellos son capaces de hacer locuras por amor, demostrando una gran fortaleza y una capacidad de superación que, seguramente, ni ellos mismos conocían. Por eso también es tan interesante el personaje de Link, el mejor amigo de Ethan, quien da un contrapunto humorístico en ciertos momentos, pero que, en esta tercera entrega, demuestra al hombre que hay en su interior. Muy a su pesar.

Otro denominador común en las tres entregas es la aparición de referencias literarias a otros libros, tanto por parte de la bibliotecaria Marian, como en la clase de lengua con la profesora English, quien esta vez les hace leer El Crisol. Como en las anteriores entregas, la elección del libro no es aleatoria. Y es que de la misma manera que Arthur Miller plantea el tema de la justicia y la injusticia en los juicios de Salem, Hermoso caos lanza también preguntas sobre la justicia, sobre quién puede juzgar o no, si es que alguien puede. Y es que, ¿si los peces de la pecera no juzgan a sus iguales, quién puede hacerlo? Quizás nadie pueda. O quizás sólo sea uno mismo quien pueda juzgarse. El hecho es que nada es aleatorio en el mundo creado por Kami Garcia y Margaret Stohl, y en este caso, El crisol está allí por algo. Al igual que las canciones que acompañan a Ethan, que ahora ya no hablan de dieciséis lunas, sino de dieciocho. Y de un destino que no parece ser muy feliz. ¿Podrá cambiarlo?

Esa es una pregunta que el lector podrá contestarse al llegar al final del libro. Un libro que, como sus predecesores, está escrito de forma concisa y con agilidad. Al abrir la primera página no puedes dejar de leer. No es sólo que necesites saber qué les ocurrirá a los personajes que se ocultan entre las páginas; es que no quieres separarte de ellos. Al cerrar el libro sigues preguntándote qué harán después, qué será de sus vidas, esa parte de ellos que ya no se encuentra tras la portada. Y eso es algo magnífico en un libro. ¿Será magia Caster? Podría ser. O quizás estas autoras han encontrado una buena fórmula que han aplicado a una trama más que interesante y a unos personajes creíbles que se quedan junto al lector cuando encuentra el punto final de la historia.

FUENTE: Anika entre libros

El momento en que todo cambió, de Douglas Kennedy

26 lunes Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Douglas Kennedy, El momento en que todo cambió

EL MOMENTO EN QUE TODO CAMBIÓ, de Douglas Kennedy (Editorial Planeta)

ARGUMENTO:
Hay momentos en los que nos vemos abocados a tomar una decisión. Momentos en los que elegimos, de entre todas las opciones que la vida nos ofrece, un camino y no otro. Estas decisiones, que nos ocupan a menudo tan sólo unos segundos, determinan en realidad el resto de nuestras vidas. Pueden cambiarlo todo en un abrir y cerrar de ojos.
Y eso no es una excepción en la vida de Thomas Nebbit, un escritor de literatura de viajes que intenta estar siempre en movimiento para huir, tanto de su pasado como de sí mismo.
Thomas Nebbit, un hombre que ronda los cincuenta, con una hija universitaria y un matrimonio que se va a pique, parece tener su vida mínimamente bajo control, o al menos eso intenta, hasta que un día recibe un paquete con el matasellas de Berlín. De repente, todos los recuerdos vuelven. En el remite aparece el nombre de Petra, Petra Dussmann. Meine Petra, piensa él. La mujer que lo cambió todo y marcó su vida para siempre.

OPINION:
Berlín Occidental. Berlín Oriental. Y el Muro, una barrera que dividió una ciudad, una generación y que el mundo entero observaba. Pero, no todos los muros son exteriores. Algunos se construyen alrededor del alma, del corazón para protegerlo. Pero, ¿cuántos muros podemos construir en nuestro interior para contener la memoria? ¿Cuántas veces podemos huir de nuestra propia historia sin que ella nos alcance?

Douglas Kennedy nos ofrece en su nueva obra, El momento en que todo cambió, una extraordinaria historia de amor con el Muro de Berlín como marco, como observador e, incluso, como un personaje más de la historia, el que marca los límites del amor y del miedo. Aunque la historia de Thomas Nebbit se inicia en la actualidad, cuando éste acaba de enterrar a su padre y recibe la noticia de que su mujer quiere el divorcio, un paquete con matasellos de Berlín le hará retroceder hasta 1984, el año en que todo cambió. A través del recuerdo y de las notas que tomó a lo largo de ese viaje, nos adentramos en el pasado de Thomas, descubriendo el momento en que decidió dejar de lado su miedo al amor y sumergirse de pleno en él junto a Petra.

Como en otras de sus novelas, Douglas Kennedy nos muestra, a través de los ojos y de la voz de su personaje principal, una visión profunda de la ciudad de Berlín, todavía separada por el Muro. El Muro: esa presencia imponente e ineludible que rige el funcionamiento a cada lado de la ciudad; esa metáfora de las barreras que cada personaje construye para evitar que sus temores y sus deseos los traicionen. Y es que en esta novela, cada uno de los personajes con los que se cruza Thomas Nebbit se esconde tras un muro que le permite estar en el mundo sin mostrar el miedo, la inseguridad, la necesidad o los secretos que habitan en su interior. Un artista que necesita la ironía y el lenguaje soez para ocultar una sensibilidad y una fragilidad ante el mundo que a veces no le dejan respirar; una joven traductora que parece condenada a sentir miedo a que todo se venga abajo; y un escritor de libros de viaje, Thomas Nebbit, que lleva toda la vida huyendo para evitar que alguien se acerque demasiado.

Escrita con un lenguaje cuidado, limpio y elegante, con un gran trabajo de descripción que permite ver hasta el más mínimo detalle, Douglas Kennedy consigue moverse por el mundo de la observación externa e interna con una soltura impecable. No es casualidad que el protagonista tenga la misma profesión que tuvo una vez el autor, escritor de libros de viaje, ya que eso le permite a Kennedy transmitir una imagen clara y nítida de las dos ciudades y los personajes que encuentra Thomas Nebbit en su camino. Cada vez que entra en un local de Berlín, el lector puede dibujar en su mente, de forma precisa, la luz, el color e incluso el olor que el propio Thomas nota. Mediante las reflexiones del protagonista, tanto a nivel político como a nivel filosófico y vital, Kennedy consigue plantear preguntas tan universales de una forma tan cercana que, si no fuera porque queremos seguir conociendo la historia que se nos expone, haríamos un alto en la lectura para reflexionar nosotros mismos sobre los pensamientos que Thomas comparte con el lector.

En El momento en que todo cambió Douglas Kennedy narra una historia de amor en estado puro; un romance memorable de los que uno normalmente no ve en la vida real – es lo maravilloso de la ficción, que ofrece historias que parecen idealizadas y que sabemos que tan sólo son posibles entre las páginas de un libro. «Es ella», piensa él al verla. Y lo mismo piensa ella. Pero, a pesar de ser el blanco de la flecha del amor a primera vista, ¿cómo cimentar una relación cuando hay tantos muros que flanquear? Thomas sabe de lo que huye, sabe cuál es el muro que ha construido a su alrededor y cree ver en esa mujer la única persona capaz de romperlo pero, ¿cuál es el muro de Petra? ¿Qué ocultan sus ojos tristes? Es lo que tendrá que descubrir Thomas.

Entre las páginas de este libro, entre los entresijos de una historia de amor llena de esperanza, de deseo y de necesidad, Douglas Kennedy plantea un problema que ningún hombre puede eludir eternamente: la necesidad de escoger. El guerrero que entra en un laberinto, a oscuras y sin guía, sabe que en algún momento tendrá que escoger qué camino tomar, qué bifurcación le llevará al tesoro, y es consciente a su vez de que esa decisión puede ser errónea, e incluso mortal. De la misma manera, la vida, de la que el laberinto puede ser perfectamente metáfora, también nos empuja a escoger. Y Thomas y Petra no son una excepción. Y como el guerrero, ellos también son conscientes que, una vez tomada la decisión, deberán aceptar las consecuencias y comprender que ese es el momento en que todo puede cambiar. Y cambia.

El momento en que todo cambió es una novela amena, que absorbe al lector y que le permite adentrarse en un Berlín dividido por un Muro ineludible, de la mano de dos personajes complejos y llenos de matices que se enfrentan a una de las mayores aventuras que puede ocurrirle a un hombre: vivir.

FUENTE: Anika entre libros

Los «Incendis» de Oriol Broggi

22 jueves Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Teatro

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Incendis, Oriol Broggi, Teatre Romea

¿Cuántas tragedias puede soportar un ser humano hasta llegar a sus límites y arder en un incendio emocional? Quizás esta sería una de las pregutas que se podría plantear el espectador antes de entrar en el Teatro Romea de Barcelona para ver Incendis, dirigida por Oriol Broggi y basada en la obra de Wajdi Mouawad.

¿Cómo definir esta obra? Es una historia de amor, un amor prohibido y condenado, pero amor al fin y al cabo. También es una historia de viajes, un viaje exterior y uno interior, para descubrir el pasado y la verdad oculta en el silencio. Es también una crítica feroz a la guerra y a los sinsentidos que conlleva el odio entre hermanos, entre vecinos, entre países. Es una huida necesaria ante el horror, pero también un desvelar, capa a capa, lo que se encuentra en las profundidades del alma, incluso lo más desgarrador.

La puesta en escena permite que la acción cobre aún más fuerza sobre esa austeridad sencilla y a la vez impactante. El escenario está cubierto de arena: la arena del desierto, la del tiempo que se acumula sobre los recuerdos, la que hay que retirar para encontrar los pasos de los fantasmas del pasado. Y sobre esa arena transitan distintos tiempos, distintos lugares, distintas historias. Oriol Broggi consigue mostrar un complejo entramado de sueños truncados, de horrores vividos hasta lo más íntimo de las entrañas, de vidas que luchan por sobrevivir. Y lo hace con la ayuda de dos interpretaciones contundentes y devastadoras, de la mano de Clara Segura y Julio Manrique, que representan dos hermanos que deberán descubrir qué se ocultaba tras el silencio de su madre muerta. Lo harán cada uno a su manera – ella, adentrándose en la búsqueda; él, luchando con cada fibra de su cuerpo para aislarse de esa verdad a la que, poco a poco, tendrá que abrirse -, hasta desgranar un horror mayor del que nunca hubiesen podido imaginar.

A veces una tragedia tan densa puede resultar poco creíble, excesiva e incluso provocar cierto rechazo, pero en Incendis hay cierta sobriedad que ayuda a huir de esa sobredosis emocional que puede resultar insoportable y censurable. Quizás unir todos los horrores en uno sea una forma abrumadora de mostrar una realidad, pero a veces, cuando se desgranan esas tragedias, se acaban diluyendo, como si fueran simplemente retazos de diarios, de noticias en la tele que podemos borrar si cambiamos de canal. Aquí no. Aquí vemos a dos personas que no podrán separarse de esos horrores. Que deberán vivir con ellos, porque los llevan en la sangre. No los han buscado, ni siquiera los han vivido, pero están allí. Pueden darles la espalda. Pueden negarlos. Pero seguirán allí. Y eso es algo que, por mucho que se cambie de canal, no se podrá evitar. Nawal Marwan tiene nombre y apellido, al igual que sus hijos, al igual que sus historias.

Incendis es, en definitiva, un gran trabajo teatral, de dirección, de interpretación, de puesta en escena que sabe cómo mover al espectador. Le provocará rechazo; le provocará tristeza; le provocará incredulidad… pero le provocará.

¿Dónde se puede ver? En el Teatro Romea de Barcelona. El programa indica que estará en cartel hasta el 22 de abril.

Un marzo lleno de cuentos

12 lunes Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Sesiones de cuentos

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La semana pasada tuve la suerte de poder participar en dos eventos relacionados con la narración oral y la mujer.

El primero fue en el Centre Civic Sagrada Familia, realizando una sesión titulada la voz femenina, un pequeño recorrido por los cuentos de algunas de las autoras que han sabido plasmar a la perfección el universo femenino. De la mano de Ángeles Mastretta o Isabel Allende, nos adentramos en un mundo lleno de mujeres con fuerza y pasión, mujeres con sueños y con ansias… en definitiva, mujeres llenas de vida.

El segundo acto en el que participé fue en La Casa de los Cuentos, un lugar mágico para contar y en el que aprender a narrar y a disfrutar de la palabra. Durante el mes de marzo, La Casa de los Cuentos ofrece un clico, «Amb veu de dona», todos los sábados. El día 10 tuve el placer de llevar a ese magnífico espacio una sesión dedicada al tacto y al con-tacto humano: Cuentos con-tacto.

Y a lo largo de este mes de marzo tendré la suerte de poder narrar las historias de un gran maestro del género del relato: Pere Calders. Será el día 22 de marzo, en la Biblioteca Joan Miró de Barcelona, y el 28 de marzo, en la Biblioteca Jaume Fuster de Barcelona. No se centrarán en la mujer, pero sí en la ironía y el surrealismo que transita en los cuentos de Calders.

En definitiva, un mes de marzo lleno de cuentos.

La mujer de negro, de James Watkins

05 lunes Mar 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Cine

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Daniel Radcliffe, James Watkins, La mujer de negro

Hace unas semanas me sumergí en la historia de La mujer de negro, de Susan Hill, para poder adentrarme, después, en la nueva versión cinematográfica que ha realizado James Watkins. Quizás fue un error, ya que me pasé toda la película apuntando mentalmente los puntos argumentales que no tenían nada que ver con el original. Sin embargo, cuando uno se ha acostumbrado a ver las versiones que realizó la Hammer de los cuentos de Edgar Allan Poe, uno recuerda que no debería sorprenderse tanto ante las diferencias argumentales. Es más, incluso algunas pueden ayudar a comprender el comportamiento de nuestro joven Arthur Kipps, interpretado por un Daniel Radcliffe que, al fin, deja atrás a Harry Potter y parece bastante dispuesto a demostrar que puede hacer algo más que ser un mago.

Si un apunte positivo merece esta película es en el apartado de fotografía. La primera imagen que se tiene de Eal Marsh House es impactante. El paisaje, rodeado de bruma y de marismas que se extienden hasta el infinito, creando una mayor sensación de aislamiento, tiene la guinda en la silueta de la mansión, tétrica y a la vez anodina. No parece más que una casa abandonada rodeada de árboles y agua, pero, al entrar en ella, todo cambia. El juego de sombras, el pasillo interminable, un sinfín de puertas que esconden recovecos, secretos y un enjambre de juguetes y muchecas que hielan la sangre, crea una combinación perfecta para las escenas de tensión.

Sin embargo, la tensión que se vive en el interior y los alrededores de la casa, también se traslada al pueblo en una de esas diferencias argumentales que revelan más de lo necesario. La gracia del libro escrito por Susan Hill era que el lector, al igual que Arthur Kipps, no entendía nada, no sabía por qué había tanto temor en relación a la mansión. En la película, a los diez minutos ya se intuye que hay algo que va muy mal, sobre todo porque, en vez de recibir al joven Kipps de una manera afable, como en el libro, lo reciben con una desconfianza y un rechazo que resulta forzado.

Los acontecimientos que ocurren en el pueblo, así como el recibimiento que le dan a Arthur Kipps, disuadiría a cualquiera de seguir en ese lugar, pero él se queda, a pesar de las múltiples señales y advertencias. ¿Por qué? Quizás porque como el Ichabod Crane de Sleepy Hollow, Arthur Kipps proviene de la ciudad y necesita demostrar cierta superioridad ante las supersticiones de unos cuantos pueblerinos. Supersticiones que, como en el caso de el hombre sin cabeza, acaban por demostrar ser más de lo que parecían. O quizás sea que el Arthur Kipps que ha ideado Jane Goldman, la guionista de esta versión, tiene una pulsión hacia la muerte debido al fallecimiento de su mujer.

A pesar de haber modificado el carácter y el comportamiento de muchos de los personajes, esto ha permitido que el personaje de Daniel Radcliffe esté realmente solo y deba investigar por su cuenta lo que ocurre en la mansión. Aunque no es verosímil que se quede allí solo y que se implique de la manera en que lo hace, su estancia en la casa regala momentos impresionantes de tensión y de juegos de luces y sombras, como por ejemplo el momento en que el joven Kipps se queda medio dormido en una silla y la cámara va enfocando diferentes objetos de la sala, mientras sabemos que algo o alguien se está acercando a él. Una mano en la puerta de cristal, una figura que aparece y desaparece, una sombra, un sinfín de muebles y objetos que parecen ocultar algo más… En definitiva, una puesta en escena, acompañada de una banda sonora y un sonido muy bien trabajado, ideal para generar una atmósfera de terror clásico, sin necesidad de sangre ni de abusar de lo macabro.

Aunque debo reconocer que disfruté más con la lectura del libro – quizás porque alarga el misterio y no da tantas pistas sobre lo que realmente está ocurriendo ni lo que ocurrirá -, hay que admitir que esta versión, a pesar de sus modificaciones argumentales y de resultar en algunos momentos poco verosímil, funciona como obra de terror clásico.

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