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Hace unas semanas tuve la suerte de toparme con una curiosa obra literaria, la HABITACIÓN 804, de Marcus Versus, publicada por la editorial Eutelequia. Una obra rápida y mordaz que sabe observar las profundidades humanas, aquel lugar donde escondemos las pasiones, los miedos y, sobre todo, las necesidades.
ARGUMENTO
Una habitación de hotel. Cuatro personas cuyos caminos se cruzan y se mezclan. Cuatro voces que se atreven a desnudar sus corazones para narrar historias de amor y desamor, de necesidad y desencuentro, de pasión y de desgarros.
Habitación 804 nos brinda cuatro historias descarnadas sobre el amor y sus consecuencias. Narradas desde el punto de vista de cada uno de los personajes, estos cuatro retratos en primera persona nos cuentan las inquietudes, los miedos y las necesidades que mueven la vida de cada uno de ellos. Hallamos a un hombre que huye de sí mismo y de una vida de la que no puede salir metiéndose en la cama con mujeres a las que no ama; nos topamos con mujeres que niegan la realidad, esperando que el mundo cambie para encajar en sus planes; también con mujeres que intentan olvidar su vida sumergiéndose en el amor, deseando que el amor pueda curar todas las heridas.
Cuatro relatos sinceros y cotidianos. Cuatro personas dispuestas a desnudar sus miedos y sus pasiones. En definitiva, cuatro corazones que se buscan a sí mismos, sin saber que, por el camino, pueden llevarse otros corazones por delante.
OPINION
¿Cuántos golpes debe darte la vida para comprender que te has equivocado de camino? ¿Cuántas veces se puede hundir la autoestima? ¿Cuántas veces se puede reconstruir un corazón desgarrado y a pedazos?
Los cuatro personajes que circulan las páginas de esta Habitación 804 son personas que transitan la vida buscando su lugar, un lugar en el que rellenar sus propios vacíos.
Desde acontecimientos cotidianos y recuerdos de experiencias que parecen cercanas – aunque el lector no las haya vivido están recubiertas de una visceralidad y de una realidad que las convierte en creíbles – nos adentramos en el universo de un hombre y tres mujeres cuyos destinos están unidos por esa Habitación 804, sin tan siquiera saberlo. Cuatro maneras de observar una historia que, a medida que avance la lectura, podremos ir completando, como un puzle al que le faltan piezas que sólo uno de los personajes nos puede dar. Y es que cada una de las creaciones de Marcus Versus sólo nos ofrece una ventana, la suya propia, para contemplar el drama. Es el lector el que irá recomponiendo los retazos que los protagonistas nos ofrecen, para comprender los límites del amor, de la necesidad y del engaño.
El autor juega con el lenguaje, no sólo tipográficamente, creando imágenes con la palabra impresa, sino también con la ortografía, buscando que cada uno de sus personajes tenga una forma particular de expresarse, un tic distintivo que lo haga único y reconocible. En la primera parte encontramos laísmos – algo que puede resultar molesto hasta que no se comprende que el autor está buscando una reacción con ese uso –; en la segunda, palabras que se unen para crear un nuevo concepto, y así sucesivamente. Cada personaje tiene características propias no sólo en la forma de pensar, sino en la forma en que se plasman dichos pensamientos.
Para crear al lector la sensación de estar bailando en la mente de cada uno de los personajes, Marcus Versus se permite el lujo de saltar de una escena a la otra, saltando también a lo largo del tiempo, sin una cronología clara, sin avisar. Porque lo que interesa no es seguir la cronología de los hechos, sino los sentimientos y las reflexiones que cada uno hace sobre los acontecimientos. El pensamiento de las personas no sigue un orden temporal, simplemente fluye. Lo mismo hacen los personajes de Habitación 804, saltando de una idea a otra, llevando con ellos al lector, que se sumerge en las intimidades más desnudas y sinceras de aquellos que hablan a través de estas páginas.
Esta novela es una mirada atrevida y dura a los entresijos de las relaciones humanas. Los personajes se muestran tal como son, sin tapujos, sin vergüenza ante la idea que el lector los pueda juzgar. Simplemente vuelcan sobre el papel todo lo que les hierve dentro, para mostrarnos caídas, desprecios, luchas… y salidas. Un pequeño compendio de retratos humanos escritos con una sencillez que, en ciertos momentos roza la vulgaridad – una vulgaridad buscada y muy bien explotada – y que, en otros, llega incluso a unirse con una prosa poética de profundidad existencial. Una interesante historia que, a veces, se convierte en espejo del alma humana.
INES MACPHERSON
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS
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