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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos mensuales: enero 2014

Los límetes de la interpretación, de Umberto Eco (Debolsillo)

29 miércoles Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Debolsillo, hermenéutica, lingüística, Los límites de la interpretación, semiótica, Umberto Eco

En marzo de 2013, Debolsillo publicó un ensayo de Umberto Eco, Los límites de la intepretación, donde el autor se adentra una vez más en el universo de la filosofía del lenguaje, la semiótica, la hermenéutica y la interpretación de textos. Una joya en tamño bolsillo para todos aquellos interesados en profundizar en estos temas de la mano de uno de sus estudiosos más ilustres.

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ARGUMENTO

Bajo el título de Los límites de la interpretación encontramos una recopilación de diversos ensayos y conferencias que Umberto Eco ha realizado a lo largo de estos años para abordar cuatro grandes problemas de la semiótica moderna: los límites de la interpretación, el excesivo dispendio de energía interpretativa, los criterios de economía de lectura y la práctica de la deconstrucción.
A través de estas páginas y mediante referencias a otros autores, como Rorty o Peirce, y ejemplos comentados de textos de Joyce o Dante, Umberto Eco busca encontrar y exponer el equilibrio entre la intención del lector, la intención de la obra y la intención del autor, mientras intenta demostrar a su vez que, a pesar de que los textos pueden tener una infinidad de interpretaciones, no todas son buenas y que, aunque no podemos saber cuáles son mejores, sí podemos saber cuáles son inaceptables.

OPINIÓN

Dividida en cuatro grandes grupos (Intentio lectoris. Apuntes sobre la semiótica de la recepción; Aspectos de la semiosis hermética; El trabajo de la interpretación y Las condiciones de la interpretación), esta recopilación de diversos ensayos, que ahondan en las posibilidades del texto y sus interpretaciones, es un recorrido no sólo por el pensamiento del autor, sino por el de diversos autores a los que él recurre y comenta para ejemplificar y exponer su punto de vista: que la semiosis ilimitada no puede consistir en una derivación incontrolable del sentido y que la interpretación de un texto puede ser infinita, pero aunque no podamos saber qué interpretación es mejor, sí podemos saber cuáles son intolerables.

Sus tesis principales quedan expuestas en la introducción gracias a un estudio exhaustivo de un ejemplo muy interesante sobre el fascinante universo de la palabra y el lenguaje oral y escrito. Se trata de una historia narrada por John Wilkins en la que se expone la extraña relación entre un esclavo indio que no conocía la palabra escrita y una carta. En dicha carta aparece el número de higos que se supone que el esclavo entrega, pero como éste no lo sabe, se come unos cuantos y recibe una reprimenda por habérselos comido. ¿Cómo sabe el otro que se los ha comido? ¿Cómo sabe cuántos había? ¿Acaso la carta se ha chivado? ¿Qué magia oculta ese trozo de papel? La extrañeza que muestra el esclavo le sirve a Eco para exponer las diferentes interpretaciones que distintas personas en distintas situaciones podrían dar acerca de ese trozo de papel en el que aparece el número de higos. ¿Y si «higos» fuera una palabra clave para soldados? ¿Dónde está el límite de las posibles interpretaciones? ¿Cuándo saber que esa interpretación no es posible, que no entra en contacto con la coherencia del lenguaje o del texto?

Supondría una tarea ardua intentar resumir el contenido de este trabajo minucioso de historia y de reflexión y, además, le quitaría la gracia a la lectura. Sin embargo, sí que podemos señalar algunos de los puntos por los que el autor pasa para exponer sus tesis. Uno de los aspectos más interesantes de estos ensayos, más allá de las tesis finales defendidas por este filósofo italiano especialista en semiótica, es el recorrido histórico que realiza por las diferentes corrientes del pensamiento que han estudiado el lenguaje y la interpretación del mismo, desde la teoría de la recepción al hermetismo, pasando por la mnemotécnica o el discurso alquímico. El hermetismo, por ejemplo, defendía un pensamiento en el que el lenguaje, cuanto más ambiguo y polivalente, más adecuado era para nombrar el Uno en el que coincidían los contrarios. El pensamiento hermético, según Eco, aceptaba cualquier criterio de semejanza, aunque fueran contradictorios. De esta manera era posible crear una interpretación infinita del mundo: pasamos de secreto en secreto y el significado final siempre queda oculto.

Pero no sólo habla del hermetismo o de la alquimia, a la que, por cierto, le dedica un interesante apartado donde desgrana algunos de sus misterios. También reflexiona sobre la interpretación sospechosa, aquella en la que el exceso de analogías e interpretaciones puede llevar a un punto de falsedad que se escapa y va más allá del propio texto y las intenciones que éste o el autor tienen. Querer ver lo que no hay en ningún estrato del texto o de la creación es signo de un pensamiento que sospecha. Asimismo, querer crear analogías por qué sí, como por ejemplo comparar a Aquiles con un reloj porque ambos son objetos, implica una voluntad de crear una comparación innecesaria, sin importancia, que no aporta nada y que no supone nada.

Por otro lado, encontramos una interesante reflexión sobre los mundos posibles y los mundos narrativos. Aunque sabemos que los animales no hablan, en los mundos narrativos de las fábulas o de las películas de Disney vemos peces, zorros o leones parlantes. No es posible en nuestro mundo, pero sí en ese mundo narrativo que podemos concebir, aunque sea inverosímil.

Por último, reflexiona sobre la semiótica de Peirce y la semiosis hermética, y las compara. Según el primero, al conocer un signo, éste nos hace conocer algo más, mientras que según la semiosis hermética, al conocer un signo, éste nos hace conocer algo diferente, es decir, nos lleva a un nuevo secreto, a un nuevo misterio.

Tras la exposición de toda esta serie de pensamientos, podemos llegar a la conclusión de que el lector, su interpretación, se basa en las conjeturas que hace sobre la intención de la obra; conjetura que deberá ser aprobada por el texto en sí mismo, por su coherencia. Por eso mismo, aunque las conjeturas puedan ser infinitas en un principio, al necesitar ser aprobadas por la coherencia del texto, algunas quedarán fuera. ¿Y la intención del autor? Bueno… como el mismo autor comenta, a veces el texto dice más de lo que el autor pensaba; y a veces no dice tanto como el lector piensa. Si tienes la suerte de poder preguntarle al autor mismo, quizás obtengas respuestas, o quizás el autor obtenga preguntas sobre cuál fue el motivo por el que escribió esa frase.

En definitiva, Los límites de la interpretación es uno de esos libros que los interesados en la hermenéutica, la semiótica o la interpretación de textos no se deben perder. También es recomendable para aquellos que sientan curiosidad por estos temas o se hayan preguntando alguna vez cómo se interpreta un texto, si el lector interpreta lo que el autor ha puesto en el texto o va más allá, e incluso si la obra puede contener más de lo que el autor mismo sabe. Eso sí, hay que decir que el lenguaje que utiliza Eco en estos ensayos es complejo y a veces puede resultar difícil seguir sus argumentaciones, por lo que es recomendable ir poco a poco y no tener miedo a volver sobre las páginas ya leídas para captar todos los matices de lo que se expone en este libro.

Inés Macpherson
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

Exhortación a los cocodrilos, de António Lobo Antunes (Debolsillo)

29 miércoles Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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António Lobo Antunes, Debolsillo, Exhortación a los cocodrilos, Portugal, revolución

Hace un año, en enero de 2013, Debolsillo publicó una peculiar obra del fascinante autor portugués António Lobo Antunes, Exhortación a los cocodrilos.

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ARGUMENTO

Exhortación a los cocodrilos se sitúa en una época en la que los “cocodrilos” del título, un grupo terrorista ultraderechista que surgió en Portugal promovido por sectores disconformes con la Revolución de los Claveles, actuó para defender lo que ellos consideraban lo correcto.
Narrado desde el punto de vista de cuatro mujeres relacionadas de distinta manera con estos “cocodrilos”, la novela se adentra en los traumas, las pasiones, las infancias rotas y la inocencia perdida de estas mujeres, para mostrar un cuadro sobre la angustia, la culpa, la violencia y la soledad, salpicado del dolor y la miseria que conlleva el silencio de las emociones guardadas, de los sueños despreciados y las ilusiones vanas que nunca llegaron a buen puerto… En definitiva, un cuadro sobre la condición humana que, en según qué circunstancias, se hunde en el más oscuro de los odios para comprender que, de hecho, todos podemos ser objetos de ese odio y de esa violencia.
Un libro cuya trama hay que desgranar a cada página hasta completar el cuadro expuesto entre sus páginas.

OPINIÓN

Leer una novela de António Lobo Antunes es enfrentarse a un rompecabezas literario. El escritor portugués se adentra en las páginas de su historia con la intención de mostrar al lector un camino a las profundidades de la mente humana, a ese lugar en el que no existen los puntos ni las reflexiones ordenadas, donde los recuerdos, las ideas, los miedos y las acciones discurren de manera desordenada, encadenándose entre ellas y creando una red en la que puedes quedar atrapado si te dejas llevar por ellos. Nunca es fácil adentrarse en la red de palabras que recorren las novelas de Lobo Antunes, y Exhortación a los cocodrilos no es una excepción. Escrita desde las profundidades emocionales y existenciales de cuatro mujeres, esta novela hace que el lector penetre en el horror del odio y las acciones terroristas, pero sin abandonar nunca la cotidianidad de los recuerdos, de la vida y los sueños que cada una de ella albergaba en su interior y que fluyen hacia fuera como una cascada de pasiones y añoranzas.

Para mostrar la complejidad del alma humana, el dolor y la soledad que habita en ellas, el autor escoge a cuatro mujeres muy dispares: Doña Mimi, una sorda ligada al pasado por el recuerdo de su abuela y de la fórmula secreta de la coca-cola, que observa el mundo sin decir nada pero comprendiendo sus sombras; Celina, una mujer obsesionada con el paso del tiempo y con una infancia que cree que le robaron al obligarla a convertirse en mujer; Fátima, una mujer enigmática cuya relación con su Padrino es, como mínimo, compleja; y Simone, una mujer marcada por una enfermedad que la ha convertido en una obesa, cuyo sueño es huir de esa realidad, dejar de ser la otra criada y ser dueña de su vida, si es que en algún momento puede llegar a tener vida.

Todas ellas tienen sueños, anhelos, que se presentan como pequeños e insignificantes a los ojos de los hombres que quieren luchar a lo grande, en una época en la que la revolución, el odio y la patria son demasiado importantes como para soñar con tener una vida propia. Simone quiere regentar un café; Celina quiere volar de nuevo, recuperar a ese Mickey Mouse que una vez le arrancaron. Y Doña Mimi quiere viajar a Galicia para ver las rosas en el mar… Pero ni ella ni ninguna podrá cumplir su sueño, porque el futuro está nublado y cargado de tragedia. La tragedia de las cuatro paredes de un hogar donde se labran explosiones y asesinatos; donde el amor es algo de lo que algún día se habló, pero que no existe; donde la enfermedad, la decrepitud y la muerte están presentes constantemente entre los pensamientos de las mujeres, como un destino ineludible hacia el que avanzan desde hace años.

Desmenuzando con retazos de recuerdos la existencia de estas cuatro mujeres, Lobo Antunes consigue hablar de un período de Portugal sin entrar en detalles y ahondando, sobre todo, en lo que esa violencia y esos actos arrancaron a las personas que los vivieron. La atmósfera cerrada y oscura en la que se mueven los personajes, en la que se habla de comunistas, de las caretas que se les ponían en el sótano para no verles el rostro, de los cables y los detonadores, de las reuniones y a los planes, no necesita de nombres propios o hechos concretos. Con pinceladas de escenas cuya violencia se entrevé de la misma manera que se entrevé el recuerdo de la abuela de Mimi o las burlas en el colegio hacia Simone, el lector es capaz de captar la agonía, el dolor y el estado de alerta y condena en el que vivían las mujeres que ha creado el autor. Porque todas ellas estaban condenadas, incapaces de huir de esa casa con garaje escondida entre pinares.

Además de ser una crónica sobre un momento histórico que marcó el rumbo político de Portugal, Exhortación a los cocodrilos es, ante todo, un retrato psicológico que, sin seguir una exposición lineal y continua, muestra al detalle los entresijos de la memoria de sus protagonistas, sus historias, sus anécdotas, a las que vuelven una y otra vez para así remarcar lo que les duele, lo que añoran, lo que desean y no consiguen y, sobre todo, lo que temen: el deterioro, la muerte, la soledad… la indiferencia. Sin embargo, tanto el fluir desordenado de recuerdos y palabras como la densidad en la que a veces cae el autor pueden llegar a perder al lector en una maraña que, a pesar de estar muy bien tejida, a veces confunde. Y es que la obra de Lobo Antunes es un ejercicio audaz que en ocasiones roza la genialidad y en otras se acerca al caos (ordenado, pero caos al fin y al cabo). ¿Recomendable? Por supuesto. ¿Para todos los públicos? No. Sólo para aquellos que quieran aventurarse en el particular universo literario de este portugués que sigue poblando sus páginas de un estilo vanguardista y sorprendente.

Inés Macpherson
FUENTE: Anika entre Libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Steve McQueen y sus «12 años de esclavitud»

21 martes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Cine

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12 años de esclavitud, Benedict Cumberbatch, Chiwetel Ejiofor, Michael Fassbender, Steve McQueen

Hay momentos en los que cuesta opinar sobre una película, sobre todo cuando lo que hace es golpear y despertar una sensación desgarradora de injusticia e impotencia ante un hecho que, a pesar de ser lejano en el tiempo, demuestra una parte de la naturaleza humana que es deleznable. Eso es lo que provoca, al menos a una servidora, la nueva película de Steve McQueen, 12 años de esclavitud.

12 años esclavitud

Steve McQueen ya ha demostrado en otras ocasiones su capacidad de llevar a la pantalla las entrañas del ser humano y todas las sombras que en ellas habitan. Todavía no he podido ver Hunger, su primera película, pero sí que pude disfrutar de la memorable y fascinante Shame, interpretadas ambas por Michael Fassbender que, por cierto, también aparece en 12 años de esclavitud realizando una interpretación impecable que demuestra que Steve McQueen sabe sacar lo mejor de este hombre. Si en Shame se nos ofrecía el descenso al infierno personal de un hombre perdido en el sexo como mecanismo para no sentir, para no ser ni mostrar la vulnerabilidad que oculta detrás de su fachada de triunfador, en 12 años de esclavitud nos regala un retrato sin tapujos sobre la aberrante y obscena injusticia que supuso durante tanto tiempo la esclavitud. Y digo esclavitud en general porque, a pesar de que la película está situada en Estados Unidos, la esclavitud fue moneda de cambio durante mucho tiempo en muchos países y continentes; muchos fueron los seres humanos que se creyeron mejores que otros para esclavizar y despreciar a otros seres humanos; muchos fueron los que se enriquecieron a costa de vender a seres humanos como ganado. ¿Con qué derecho? Con ninguno, aunque ellos creyeran que sí.

El caso que 12 años de esclavitud presenta es, además, una historia doblemente desgarradora porque, además de estar basada en hechos reales, muestra una práctica retorcida: secuestro de personas libres para venderlas como esclavos. Solomon Northup, interpretado brillantemente por Chiwetel Ejiofor, es un hombre libre que, de la noche a la mañana pasa de tener una familia y una vida respetable, a recibir latigazos por no acatar las órdenes, por negarse a ser esclavo; condenado a sobrevivir, cuando a lo que él estaba acostumbrado era a vivir.

Las interpretaciones de todos los actores que aparecen en esta película son memorables, hecho que demuestra la maestría con la que Steve McQueen sabe dirigir a los actores. Lo mismo ocurre con las escenas: sabe cómo hacer que duela, que podamos sentir cómo se desgarra la carne, como el dolor recorre todo el cuerpo. Muestra sin pudor la profanación del cuerpo y del alma humana creando momentos en los que el sonido del látigo es tan real que da escalofríos. Nos muestra de nuevo una carnalidad apabullante que hace que lo que vemos resulte mucho más real. Poco a poco nos conduce por ese mundo en el que unos cuantos se creyeron por encima de otros hasta el punto de considerar como posesiones a otros seres humanos. Y lo hace sin caer en el melodrama. Uno puede llegar a llorar, pero de rabia, porque nota cómo se le encienden las entrañas al contemplar de una forma tan aplastante una realidad que, por desgracia, sigue teniendo ecos en el odio y el desprecio a los otros que muchos seres humanos siguen teniendo, y en la explotación que unos ejercen sobre otros para obtener más beneficios.

12 años de esclavitud es, en definitiva, una película brutal y desgarradora, capaz de mostrar el horror que muchas personas sufrieron en sus carnes sin ocultar dicho horror; una película que te agarra las entrañas porque muestra las entrañas; que abre en canal una de las sombras más despreciables del ser humano y que las expone sin pudor. Una película que denuncia una injusticia pasada que despierta un dolor muy actual. Imprescindible, aunque dolorosa.

Inés Macpherson

Las cenas de los martes, de Monika Peetz (Maeva)

20 lunes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Maeva, Las cenas de los martes, Monika Peetz

En octubre de 2012, la editorial Maeva publicó uno de esos libros amables que se pueden leer durante una tarde cualquiera, sentada en el sofá, saboreando un buen café o un chocolate caliente; y digo «sentada», porque este es uno de esos libros que puede atraer mucho más a las mujeres que a los hombres. Se trata de Las cenas de los martes, de Monika Peetz, uno de esos libros que, sin tener muchas pretensiones, te deja un buen sabor de boca.

las cenas de los martes

ARGUMENTO
Judith, Eva, Estelle, Caroline y Kiki se reúnen cada primer martes de mes en el restaurante Le Jardin. Lo llevan haciendo desde hace años, desde que se conocieron en un curso de francés y entre ellas nació una amistad que las une a pesar de sus diferencias. Pero un martes no aparecen. Y es que el marido de Judith, Arne, ha muerto.
Judith está hundida. Sigue sin desprenderse de las cosas de Arne. Por eso un día, buscando, encuentra el diario de viajes de su marido. En él descubre que Arne no logró realizar su peregrinaje a Lourdes porque la enfermedad ya estaba muy avanzada y no pudo llegar al manantial.
Tras esa lectura, Judith ya sabe qué hacer para despedirse de Arne: realizar el viaje que él no pudo hacer, para estar en paz con él, pero sobre todo consigo misma. Y lo hará acompañada por sus amigas. Juntas iniciarán un camino que las llevará a descubrir aspectos de sí mismas y de las otras compañeras que pondrá a prueba tanto su amistad como su propio camino en la vida.

OPINIÓN
Siempre se ha dicho que hay viajes que transforman a las personas. Y viajes en los que uno puede descubrirse a sí mismo. La posibilidad de estar a solas da tiempo para reflexionar, más si el viaje se hace caminando por una ruta llena de simbología como lo es el Camino de Santiago o la ruta a Lourdes que realizan las cinco amigas de los martes. Movidas por un deseo de acompañar el duelo de Judith, todas ellas se embarcan en un trayecto que pone a prueba la convivencia con los demás, pero también con uno mismo, ya que al tener tanto tiempo para pensar, uno descubre aspectos de su vida que llevaba tiempo negándose. Además, en el caso del viaje que emprenden las cinco amigas de los martes, ellas también descubrirán los secretos y las mentiras que se ocultan bajo esa fachada de perfecta amistad.

Escrito con frescura, esta primera novela de Monika Peetz consigue plasmar en sus cinco personajes algunas de las preocupaciones, dudas y miedos que asolan muchas vidas femeninas. La vida de Judith se ha quedado en stand-by tras la muerte de Arne. La vida de Eva se quedó en stand by mucho antes: en el momento en que se casó y empezó a tener hijos. Sin darse cuenta se había convertido en un ama de casa sin tiempo para hacer nada que no estuviera relacionado con la familia y el hogar. Y luego está Caroline, tan ocupada con su carrera profesional que nunca se ha fijado en el estado en el que se encuentra su matrimonio ni tampoco en lo que oculta tras esa máscara de perfección que se coloca cada mañana. Y también está Kiki, preocupada en hacer malabares entre sus sentimientos y sus sueños profesionales. Y Estelle, el contrapunto a todas ellas: una mujer que lo tiene todo, que vive en el lujo y que, como observadora, sabe el momento exacto en el que puede utilizar el humor para suavizar las aristas que surgen entre ellas.

Más allá del estilo fresco y casual que desprende la novela, hay que remarcar el trabajo de descripción que realiza la autora, austero y acertado, no sólo del paisaje, sino también de las emociones humanas. Sin necesidad de emplear grandes frases o reflexiones profundas, sabe lidiar con un tema tan complejo como es el duelo, el sentimiento que sirve como excusa para el viaje. Pero también con el miedo a dejar a la familia unos días y de no ser imprescindible; el dolor que supone compararse con los demás y salir siempre perdiendo; la incapacidad de pensar en uno mismo o el miedo a seguir los propios instintos. Como si expusiera un pequeño muestrario de las dudas cotidianas que asaltan la vida de las personas, el viaje es el trasfondo para desnudar la vida de estas cinco amigas.

Y aunque Las cenas de los martes podría compararse con series televisivas de éxito protagonizadas por grupos de amigas, como Sexo en Nueva York, lo cierto es que tiene un aire más auténtico y más cercano al común de los mortales y a sus problemas cotidianos. Los personajes creados por Monika Peetz inician el camino a Lourdes como un pequeño peregrinaje en memoria de Arne y para apoyar a Judith. Y acaban comprendiendo que ese camino les ha servido para descubrirse y para destapar las mentiras que se contaban a sí mismas y a los demás. Una manera como otra cualquiera de poner a prueba la amistad. Porque de esto también habla este libro: de los límites de la amistad, de cuál es la línea que no debes cruzar si quieres mantener el grupo unido.

Los temas que trata Monika Peetz en esta primera novela son propensos a caer en tópicos. Y aunque tal vez no haya innovado nada al respecto, lo que sí ha hecho es crear un equilibrio entre las reflexiones y el humor, personificado en Estelle y sus situaciones y comentarios, jocosos y, a veces, absurdos, como el momento en que se suben a un camión con ovejas y uno de los animales intenta comerse la ropa de marca que ha comprado especialmente para el peregrinaje.

Para conseguir ese equilibrio, la autora va cambiando de narrador, permitiendo que el lector vea el viaje desde distintas perspectivas, con distinto tono y distintas preocupaciones. Desplazando la atención de una amiga a la otra, se consigue una ligereza amable que hace que este libro sea entretenido y fácil de leer.

Amena y divertida, esta novela es uno de esos libros que una puede saborear una tarde cualquiera en la que se tengan ganas de pasar el rato en compañía de cinco mujeres inquietas y ansiosas por recuperar lo que un día soñaron que sería su vida.

Inés Macpherson
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

La tienda y la vida, de Isabel Sucunza (Blackie Books)

20 lunes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Blackie Books, Casi todos mis secretos, Isabel Sucunza, La tienda y la vida, Víctor Amela

En septiembre de 2012, Blackie Books publicó un curioso libro: LA TIENDA Y LA VIDA, de Isabel Sucunza. Es uno de esos libros que cuesta clasificar, ya que camina entre la recopilación de anécdotas, el diario o el artículo. En la misma portada vemos que anuncian que se trata de un «dietario», pero es algo más que eso, pues entre sus páginas podemos hallar un sinfín de reflexiones con las que nos podremos identificar.

la tienda y la vida

ARGUMENTO
Isabel Sucunza, pluriempleada y adicta a la lectura y al cine, trabaja durante dos semanas en una tienda de ropa, durante la época de rebajas. Rodeada de camisas, pantalones, trajes y corbatas, inicia una serie de reflexiones, no sólo sobre las personas que entran en la tienda y que sirven como reflejo de la condición humana, sino también sobre la política actual, la crisis económica, el mundo editorial o su pasión por la lectura. Mediante reflexiones que no tienen mayor extensión que la de un artículo, Isabel Sucunza habla de Nietzsche, de Sísifo, de Deleuze, pero también de la serie Mad Men o de la prensa escrita; en definitiva, sobre la vida misma.

OPINIÓN
«¿Se puede ir por la vida sin Nietzsche? Sí, definitivamente. Sin camisa, no; sin camisa no se puede ir». Esta es una de las frases que encontramos en este compendio de reflexiones que Isabel Sucunza lleva a cabo y que define, en cierta manera, todo el libro. Porque a pesar de encontrar referencias al filósofo alemán y a muchos otros filósofos y escritores clásicos como Homero o Proust, el libro no pretende ser una ristra de reflexiones rimbombantes llenas de elucubraciones filosóficas, ni una demostración de la sabiduría de la autora. Se trata más bien de una concatenación de pensamientos sobre lo cotidiano, sobre las pasiones humanas, la actualidad y los libros; una serie de artículos, reflexiones que ahondan en temas que, probablemente, todos nosotros nos hayamos planteado más de una vez. Así que, no tengan miedo por esa referencia a Nietzsche. Es simplemente una referencia más, como lo es Endesa o el diario ABC, que aliña el día a día de cualquiera de nosotros.

Lectora voraz, cada día hace referencia a uno de los libros que se está leyendo en ese momento. Aburrida en la tienda, es una de sus mejores distracciones y uno de los motores que ponen en marcha la capacidad reflexiva de la autora. Con su capacidad de concatenar un pensamiento con el siguiente nos deja momentos y comparaciones curiosas, como la crítica que hace un autor sobre la posibilidad de que Homero fuera una mujer porque no sabía de barcos y dijo que los barcos griegos tenían dos timones, uno a cada lado. A lo que la autora contesta, pues claro, como el tren, y mira que bien va. O como el momento en que ella se ve ordenando camisas para que luego llegue un cliente, las desordene y ella tenga que volver a ordenarlas,l convertida en un Sísifo cualquiera, castigado a subir una piedra hasta la cima de la montaña, para luego verla caer de nuevo y tener que subirla otra vez. Una imagen curiosa que entronca con otras reflexiones que ahondan en lo absurdo de ciertos comportamientos humanos y de ciertas normas sociales que la autora pone sobre la mesa para destriparlas, con suavidad, pero sin tapujos

Como su título indica, La tienda y la vida se mueve entre esas dos realidades: la de la tienda y sus anécdotas (los diálogos entre parejas que van a comprar una camisa o un traje, y las reflexiones que despiertan en la autora); y la de la vida en general, con todos sus aspectos, desde la crítica social y política a la reflexión sobre el mundo del periodismo y el mundo editorial. Lo que consigue Isabel Sucunza es centrarse en lo cotidiano para sacar punta a todo lo que ocurre a su alrededor y a sí misma y rodearlo de reflexiones que pueden moverse entre la profundidad más sorprendente y el humor sutil. La reflexión sobre la presencia de un astrolabio y una esfera armilar en una tienda de ropa, o la certeza que los ferreteros deben sentirse como Dios al comprobar el rostro de ignorancia de sus clientes cuando les pregunta por el número de tornillo que quieren, se suman a la sensación desesperante que comparte con el lector al encontrar una notificación de Endesa que avisa que te han cortado la luz, o la sensación de caer en los estereotipos que tanto odia. La fina línea que separa la reflexión de la anécdota personal se pierde en este libro para dar paso a una mezcla curiosa que va de la mera observación a la crítica, pasando por comentarios literarios.

Se podría decir que este ejercicio de observación y reflexión que hace la autora es algo que hacemos todos. Es posible. Pero ella ha sido capaz de ponerlo sobre un papel, ordenarlo, escribirlo con una precisión milimétrica y darle un toque distendido, alegre. Y es que además de gran lectora, se ve que la autora conoce el lenguaje, lo saborea y lo disfruta. Y ha decidido compartir una visión de la realidad, que puede coincidir con la nuestra o no, pero que es, como mínimo, curiosa. Sin pedantería, sólo como una muestra de su opinión sobre el mundo.

La tienda y la vida es, por lo tanto, uno de esos libros distraídos, sin ningún tipo de pretensión y que no intenta arrasar en la lista de los best-sellers, pero que destaca por su singularidad. Puede recordar a otros libros en los que el autor reflexiona sobre su vida o sobre la actualidad, como Casi todos mis secretos de Víctor Amela, aunque en el caso de Isabel Sucunza sus artículos van más hacia fuera, hacia la vida que observa, no sólo tras el mostrador, sino en su día a día. Es, en definitiva, un libro que puede leerse del tirón o disfrutar artículo a artículo, reflexión a reflexión, para saborear lo que piensa la autora y quizás preguntarse qué piensa uno al respecto.

Inés Macpherson
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

La gran casa, de Nicole Krauss (Ed. Salamandra)

13 lunes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Salamandra, La gran casa, Nicole Krauss

En noviembre de 2012, Salamandra publicó La gran casa, de Nicole Krauss, una novela coral que nos permite acercarnos a la memoria, personal e histórica, a las relaciones humanas, a las pérdidas y los silencios que guardamos, y a esos objetos que son testigos silenciosos de nuestro paso por el mundo y que, en ocasiones, son mucho más que objetos.

la gran casa

ARGUMENTO
En Nueva York, una escritora ha unido su capacidad creativa, su mundo literario a un escritorio del que fue depositaria en 1972. El escritorio, propiedad del poeta chileno Daniel Varsky le fue cedido cuando él decidió abandonar Estados Unidos. Pero antes de que pudiera recuperarlo, la dictadura chilena lo convirtió en otro más de sus desaparecidos. Años después, una joven que dice ser hija de Daniel viene a recuperar el mueble.
Dicho escritorio, como una sombra al acecho, como una presencia imperturbable y abrumadora, casi omnipresente, es el hilo conductor de esta novela coral que va desde Nueva York a Londres, de Jerusalén a Budapest, circulando por la historia del siglo XX. De la escritora de Nueva York pasamos a una pareja londinense que oculta, tras su silenciosa felicidad, un secreto que la vejez desvelará por sorpresa. Un padre abrumado por el muro infranqueable que ha creado su hijo, quien dejó atrás su país natal para huir a Londres, intenta hablar con su hijo sobre el papel, ya que no se atreve a hacerlo en persona. Una estudiante norteamericana que tiene una beca en Oxford conoce a dos jóvenes hermanos cuyo padre es un anticuario israelí especializado en recuperar muebles que los nazis expoliaron. Vidas ajenas unidas por ese monumental escritorio, con sus cajones y sus secretos, con su presencia y su ausencia, pero, sobre todo, con la memoria que guarda su madera.

OPINIÓN
La memoria es un universo extraño y tiene extraños mecanismos para sobrevivir, para evocar, para permanecer. Hay quienes asocian los recuerdos a un olor, a una canción… y hay quien los asocia a los muebles. Hay muebles que nos acompañan toda la vida, que se convierten en una parte imprescindible del hogar, sin los que nos sentiríamos perdidos. Es el caso de Nadia, una escritora norteamericana que lleva media vida creando novelas sobre un escritorio que le fue prestado, del que siempre sospechó que algún día tendría que desprenderse, y que, sin embargo, tras ver el vacío que deja su ausencia en la casa, se sabe perdida, desamparada, como si le hubieran arrancado un pedazo de vida, el ancla que la mantenía ligada a la vida, a su vida, y sin la que ahora no sabe quién es ni qué hacer. La angustia del vacío, pero también la angustia de saber cuán vacías están las otras partes de su vida ahora que no tiene a qué aferrarse, dónde esconderse.

Pero, ¿qué ocurre si los muebles que formaron parte de esa vida, de la infancia de algunas personas, les fueran arrebatados junto con la inocencia? ¿Qué pasaría si esos muebles se convirtieran en el recuerdo de lo que fue la felicidad antes del horror? ¿Y si fuera lo único que puede evocar el recuerdo de los seres queridos que la guerra y el odio se llevaron por delante? ¿Cómo lidiar con el vació que esa ausencia genera? ¿Cómo recuperar la memoria que guardan los muebles? Ahí entra el personaje de Weisz, un anticuario israelí que se dedica a recomponer el pasado que algunas personas perdieron a causa de los nazis. También su pasado, pues en su casa de Jerusalén tiene una habitación sólo para él en la que recrear el despacho de su padre fallecido a manos de los alemanes. Porque cuando te lo han quitado todo, cuando te han arrancado los recuerdos felices, es difícil desprenderse de lo único que puede devolvértelos. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando el rompecabezas está completo? ¿Qué ocurre cuando todo lo que perdiste ese día vuelve a formar un todo en una habitación? Que descubres que, a pesar de tener todos los muebles, hay ausencias que no pueden reemplazarse.

Pero en La gran casa de Nicloe Krauss hay muchos otros personajes, muchas otras almas que lidian con la pérdida y los secretos, con la memoria, con la ausencia y el dolor, con la incapacidad de tratar con los demás. Nadia se aísla de los otros seres humanos y vuelca su pasión en un escritorio de madera al que no debe rendir más cuentas que las de escribir unas cuantas páginas al día pero sin el cual, de repente, se pregunta qué ha hecho con su vida, si realmente alguna de esas páginas ha valido la pena; si eso es lo que realmente es ella o se ha estado engañando. Los hijos de Weisz, Yoav y Leah, han vivido la lucha de su padre por recuperar la memoria que guardan los muebles. Pero esa lucha por recomponer la presencia de un hogar pasado los ha dejado a ellos sin uno actual, perdidos en su universo particular, sometidos a una voluntad que los ignora. Y también tenemos a Lotte y su marido, una pareja maravillosa cuyo tempo es perfecto, cuyo amor se puede medir también en el silencio. O eso piensa él ya que, poco a poco, va descubriendo que esos silencios, esos muros que construía su mujer alrededor de ciertos aspectos de su vida, eran una manera de proteger su pasado, sus recuerdos y la pérdida, no sólo de la inocencia que le arrancó la guerra, sino de algo mucho más personal, más visceral que abandonó años atrás y que no compartió con nadie; una decisión que la abruma por la culpa y que prefiere ocultar en el rincón más recóndito de su memoria. Y por último encontramos a Dov, un joven israelí que decidió marcharse, tras una de las guerras que lidió su país, a vivir a Londres. Un joven al que su padre recuerda, analiza y evoca, dispuesto a mostrar todas las sombras de una relación que ha brillado siempre por su ausencia y en la que, sin embargo, hay cierto amor escondido en lo más profundo de cada uno de ellos.

Si de algo habla La gran casa es de la pérdida y de la memoria. De la pérdida de los seres queridos, de la identidad, del deseo; de la pérdida de la inocencia; de la ausencia que deja una persona al irse de casa o al irse definitivamente, pero también de la ausencia que puede habitar una habitación en la que falta un mueble. Y de la memoria: de cómo a veces, cuando los muros que hemos creado durante toda una vida se derrumban por el paso del tiempo o el alzheimer, los recuerdos luchan por salir para, tal vez, permitir que otras personas puedan perdonarnos lo que nosotros no pudimos perdonarnos; de cómo la memoria sabe guardarse en los objetos, en los gestos…

Nicole Krauss ha conseguido crear una novela coral repleta de sentimientos contenidos, de reflexiones vitales y de preguntas sin respuesta sobre el sentido de las vidas de cada uno de los personajes que habita estas páginas ya que, por mucho que se pregunten qué hacer o por qué hacerlo, ciertas incógnitas quedan sin resolver. Quizás esos personajes las resuelvan más adelante. Pero eso el lector no puede saberlo. Quizás el escritorio sí lo sepa. Quizás en su madera quede grabada la historia de todos ellos. Pero la autora nos deja con esa sensación de haber contemplado a través de una ventana retazos de diversas vidas que siguen sin nosotros, más allá de las páginas del libro.

Escrita con delicadeza, esta novela ahonda en las profundidades de la memoria, de la pérdida y de los muros que cada uno crea a su alrededor para sobrevivir, tanto a su tristeza como a su incapacidad de amar o de amarse realmente. Una historia plural que hay que degustar con tranquilidad para saborear la pasión por la escritura que la autora transmite en cada página.

Inés Macpherson
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

El consejero, de Ridley Scott

13 lunes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Cine

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Cormac McCarthy, El Consejero, Ridley Scott

Cuando uno está acostumbrado a asociar un nombre con la calidad, a veces espera demasiado de ese nombre y luego se lleva un chasco. Y eso es lo que ocurre con la nueva película de Ridley Scott, El consejero. Por supuesto, todos sabemos que el director tiene extraordinarias películas a su espalda, como Blade Runner, Alien, el octavo pasajero, Thelma y Louis… Pero también tiene ciertas sombras, como El reino de los cielos. Sin embargo, no me refería al director del film, sino a su guionista: Cormac McCarthy, aclamado novelista que se ha pasado a la creación de guiones cinematográficos… Y nos ha dejado una historia coja por todas partes.

consejero2
McCarthy fue el creador de la novela No es país para viejos, que los hermanos Cohen llevaron a la gran pantalla. También fue galardonado con el Pullitzer por su novela La Carretera, que también llegó a la gran pantalla y que, como libro, conseguía transmitir una claustrofobia física y emocional que la película no logró captar. Ha escrito obras de teatro, novelas cortas, novelas… y esta vez ha decidido pasarse al cine. No debe ser fácil para una persona acostumbrada a poder ahondar en sus personajes a través de páginas y páginas, de compartir lo que piensan y lo que sienten mediante un narrador que puede entrar en todos los recovecos del personaje, pasar a escribir una obra en la que no existe el narrador, solo los personajes, sus diálogos y la acción. Pero al ver El Consejero, uno se queda con la sensación de que se han dejado fuera de la pantalla algo importante que debía salir en el guión… porque si no, no se entiende el resultado.

El Consejero es una película en la que se habla mucho (y en ocasiones con diálogos increíbles), pero en la que nos perdemos (o al menos eso me pasó a mí). Uno se queda con la sensación de que no comprende las motivaciones de los personajes y, en muchos casos, tampoco sus relaciones. No sabemos realmente quién es quién, ni por qué se explican cosas que no vienen a cuento. Además, como si estuviéramos jugando a la creación de expectativas, los personajes al principio explican ciertas técnicas macabras que, y aquí va un spoiler, se perpetran al final sin, tampoco, venir a cuento. Porque, en el fondo, al no comprender las motivaciones de los personajes, tampoco podemos comprender sus acciones.

Uno puede intentar ahondar y leer entre líneas, y encontrará una crítica a la voraz sociedad en la que vivimos (un capitalismo sin escrúpulos que arrasa con todo lo que encuentra), en la que muchas personas están dispuestas a seguir con su nivel de vida a costa de cualquier cosa y de cualquier persona; podemos ver una crítica a la hipocresía, a la doble moral, a la maldad que habita en el ser humano… Hay incluso una sensación de destino infranqueable: si accionas una bomba, acabará explotando, y si te metes en el mundo de las drogas, sea por el motivo que sea, acabarás cubierto de mierda, hagas lo que hagas y seas lo listo que seas. Pero no es suficiente. Porque, por desgracia, a pesar del posible trasfondo crítico, la historia no funciona y uno sale del cine preguntándose qué ha visto y por qué.

Inés Macpherson

Nada se opone a la noche, de Delphine de Vigan (Anagrama)

13 lunes Ene 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Anagrama, Delphine de Vigan, Editorial Anagrama, Nada se opone a la noche

A finales de 2012 Anagrama publicó una magnífica obra de Delphine de Vigan. A medio camino entre la novela y la autobiografía, la autora explora de forma extraordinaria los entresijos de la familia, del complejo mundo de la enfermedad mental para ofrecernos una crónica novelada del pasado de su familia, en especial el de su madre, de manera cruda, pero bella. Estoy hablando del libro Nada se opone a la noche, una pequeña joya a tener en cuenta, como toda la obra de esta mujer que sabe ahondar en las profundidades humanas.

nada se opone

ARGUMENTO
Tras encontrar a su madre muerta, Delphine de Vigan decide emprender una compleja tarea: la de reconstruir la vida de su madre para hacerle un pequeño homenaje, regalarle, como ella misma dice en el libro, una tumba de papel, que es lo mejor que ella, como hija, puede hacer.
A través de los diarios, las fotografías, los papeles, las cintas de súper ocho, las crónicas registradas en casete por George, el abuelo de Delphine, y las entrevistas que ella misma realiza a los familiares vivos de Luclie, el sobrenombre que recibe la madre de Delphine, la autora consigue crear una cartografía de la vida de esta familia, los Poirier, con sus momentos álgidos y sus desgracias, con la alegría y la devastación emocional que inunda sus vidas. Descubrirá, poco a poco, las diferentes versiones, los silencios que ocultan más de lo que dicen, y los recuerdos, que la empujan a realizar una crónica novelada del pasado de su madre, a veces crudo, pero a su vez lleno de belleza y vitalidad.

OPINIÓN
Todas las familias tienen su mitología. Adentrarse en ella para descubrir, no sólo las imágenes recordadas por todos – como la de la abuela Liane haciendo un spagat con setenta años –, sino también las sombras que se ocultan tras esa mitología es un trabajo complejo y que afecta emocionalmente, tanto a la autora, como al lector que decida sumergirse en el camino de investigadora y cronista familiar que inicia Delphine de Vigan tras la muerte de su madre.

A través de las páginas de Nada se opone a la noche, la autora realiza dos tareas: la de recopilar la información sobre su familia y su pasado y rellenar los huecos transformando esta peculiar biografía en novela y, a su vez, la de reflexionar sobre la necesidad de escribir, sobre la escritura como homenaje, como catarsis, como instrumento para estar en paz con uno mismo y con el pasado que nos precede. Delphine de Vigan escribe, según dice en un apartado de la novela, para internarse en la vida de su madre, descifrar sus misterios, comprender su sufrimiento, qué la llevó al internamiento y al límite del abismo; es decir, una escritura que funciona no tanto como terapia sino como acercamiento, como descubrimiento de la madre que acaba de perder. A través de los relatos de los hermanos de Lucile – sobrenombre que recibe la madre de Delphine –, a través de las películas familiares, las cartas, los recortes de prensa, las grabaciones o los diarios que Delphine escribió cuando era niña, va reconstruyendo retazos de existencia. Una existencia marcada por la muerte y el dolor, pero también por la alegría, la vitalidad y la familia, siempre acogedora, siempre en movimiento (los veranos en Alicante, la casa de Pierremont); un mundo siempre activo y brillante; a veces demasiado brillante, quizás movidos por la necesidad de dejar apartada la sombra de la desgracia.

Lo interesante de Nada se opone a la noche es que no es únicamente un relato o una crónica familiar, que también lo es. Es también una ventana a la historia, a una época, a un estilo de vida. Y también una ventana a la estructura emocional que conforma a una familia, y a las personas que la habitan.

La autora consigue, a través de esta mezcla de narrativa y biografía, desnudar las emociones, transmitir con sencillez la manera en que uno puede enfrentarse a la pérdida, a la locura, al dolor, como partes integrantes de la vida. Consigue, a pesar de la devastadora realidad que ella y su hermana vivieron con su madre – y que su madre vivió a su vez en su hogar, rodeada de gente pero aislada en su mundo, llena de miedos –, transmitir un canto a la vida, a las emociones humanas. Analiza la necesidad de huir hacia delante, de dejar de sentir porque el sufrimiento es excesivo, de negar la realidad, de encontrar la manera propia de sobrellevar la vida y de, al final, saber disfrutarla con todas sus aristas y sus redondeces.

Escrita en según qué momentos como si el narrador observara a Lucile, otras en la primera persona de Delphine, que recuerda y reflexiona a su vez sobre la escritura y el viaje emocional que le supone este libro, esta novela biográfica o biografía novelada, según se quiera mirar, desprende una autenticidad emocional extraordinaria, cargada de profundidad y esencia. Con imágenes magníficamente mostradas y pasajes que rozan la poética, la autora consigue que cada frase traspase la piel. No eres únicamente observador, sino que vives cada una de las anécdotas, cada uno de los recuerdos, cada una de las pérdidas.

Es, en definitiva, una novela imprescindible que ahonda en las luces y las sombras, los recuerdos y las emociones, los mitos y los abismos que nos conforman como personas.

Inés Macpherson
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

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