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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos mensuales: mayo 2014

El trabajo de Tim, de Elizabeth LaBan (B de Block)

05 lunes May 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas, Literatura juvenil

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B de Block, Ediciones Ámbar, Ediciones B, El trabajo de Tim, Elizabeth LaBan, Jay Asher, Por trece razones

En enero de 2014, B de Block publicó la primera novela de Elizabeth LaBan, El trabajo de Tim. Por ciertos paralelismos de concepto, se la compara con Por trece razones, de Jay Asher, publicada por Ediciones Ámbar. Aunque conceptualmente parten de la misma idea – descubrir la verdad de una historia a través de grabaciones – y se sabe que ocurre algo trágico, ambas novelas juveniles tienen profundidades muy distintas y se adentran en tragedias diferentes. Pero hablemos de la obra de Elizabeth LaBan.

trabajo tim

ARGUMENTO:

Duncan empieza su último año en la Irving School, un prestigioso internado con normas y tradiciones que se remontan a generaciones pasadas. Como siempre, los estudiantes de último año del curso anterior escogen qué habitación ocuparán los del nuevo curso. A Duncan le toca la más pequeña, la del fondo, la que ocupaba Tim, un chico albino de diecisiete años con una conciencia bastante clara de lo que es saberse diferente. Y como cada año, en cada habitación hay un tesoro, un regalo que deja el estudiante que se ha ido. A veces es una botella de bourbon, otras veces un perro o una caja de galletas. Duncan descubre una montaña de CD’s.

También, como cada año, los estudiantes de último curso deberán entregar su trabajo sobre la tragedia, un trabajo clave para aprobar la asignatura de literatura. Cuando Duncan decide leer la nota que acompaña los CD’s, descubre que Tim le ha dejado su historia. Una historia que entronca perfectamente con esa tragedia que deben estudiar. Aunque a veces, estudiarla no es suficiente y hay que vivirla para comprenderla. ¿Podrá Duncan evitar los errores que Tim cometió? ¿Aprenderá de ellos o se sumirá también en el sentimiento de la tragedia?

OPINIÓN:

Cuando uno llega a una escuela nueva debe ponerse al día, hacer amigos, adaptarse… Pero, ¿qué ocurre cuando tu aspecto siempre ha sido un problema para que la gente te acepte? ¿Qué ocurre cuando todos te observan como el raro y te desprecian por ello? Que en el momento en que recibes algo de afecto te sorprendes. Y si además llega de la mano de una chica guapa a la que parece no molestarle tu aspecto, aún más. ¿Dónde reside la tragedia? En que normalmente la chica en cuestión ya tiene pareja y, por mucho que le caigas bien, no va a quererte como tú querrías. Y eso, normalmente, conlleva ciertas consecuencias. Pero, ¿cuáles?

Al inicio de El trabajo de Tim sabemos que algo ocurrió el año anterior, algo que tiene que ver con ese chico albino de diecisiete años que le ha dejado su habitación a Duncan. Quizás por eso tiene la certeza de que él sabe lo que se oculta en los CD’s. Pero de hecho no tiene ni idea. Porque no es tanto el hecho trágico (que solo descubriremos al final), sino el camino que lleva hasta él lo que importa. En Minority Report (2002, Steven Spielberg) ya se apuntó la idea de que, a veces, el mero hecho de iniciar ciertas acciones nos llevará a cometer precisamente lo que queríamos evitar. También lo hacía la cinta titulada Irreversible (2002, Gaspar Noé), donde la forma en que se narraba la historia nos hacía comprender que no se podía hacer nada para cambiar lo ocurrido. En esa sensación de inevitabilidad reside la tragedia. El hecho de que Duncan sepa lo que ocurrió el año pasado, pero que no sepa el verdadero por qué, hace que se palpe lo trágico, pero sin saber exactamente la razón ni el desenlace. Y eso mantiene al lector en ascuas, pasando página tras página tratando de dibujar en su mente qué pudo ocurrir para que Duncan esté tan afectado y para que le dé tanto miedo hablar de ello.

Siguiendo con este aire de tragedia, la novela hace un guiño a Shakespeare. No solo por obligar a los estudiantes a hacer un trabajo sobre la tragedia, ese universo literario que tan bien supo trazar el bardo de Avon, sino porque dos de los personajes principales reciben sus nombres a partir de una de sus tragedias: Tim Macbeth y Duncan. En la obra de Shakespeare, Macbeth y su mujer atentan contra la vida del rey Duncan. Aunque ese paralelismo entre los nombres nos hace esperar una tragedia de proporciones equiparables, la tragedia que se esconde tras ese misterio que sobrevuela toda la novela no llega a ser tan devastador. Es trágico y doloroso, pero es posible que no cumpla con las expectativas que el lector se va haciendo a medida que avanza el libro. Porque a veces, crear una expectativa tan grande y prolongada hace que uno espere mucho más de lo que acaba siendo. Es posible que, dependiendo del lector, uno se haya hecho un cuadro distinto y no sienta esa diferencia. Sin embargo, hay que reconocer que, como final, es algo decepcionante.

El trabajo de Tim es la primera novela de Elizabeth LaBan. Es una novela bien hecha, con una estructura correcta, sobre todo teniendo en cuenta que hila el presente con la historia del pasado que Tim narra en los CD’s, con unos personajes masculinos muy interesantes (otro de los aspectos positivos de la novela) y con un ritmo que, a pesar de ser lento, consigue atrapar por ese halo de misterio que rodea toda la historia. Lástima que al final se desinfle un poco y no acaben de encajar todas las piezas.

Inés Macpherson
Fuente: ANIKA ENTRE LIBROS (http://www.anikaentrelibros.com/)

Relatos para un 1 de mayo

01 jueves May 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Cuentos

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1 de mayo, Eduardo Galeano, El libro de los abrazos

El 1 de mayo es un día que conmemora una lucha, la lucha por los derechos de los trabajadores, unos derechos que no deberíamos ni deberían olvidar. Hace años, Eduardo Galeano escribió un pequeño relato en su extraordinario El libro de los abrazos, titulado La desmemoria/4, y es este:

La desmemoria/4

Chicago está llena de fábricas. Hay fábricas hasta en pleno centro de la ciudad, en torno al edificio más alto del mundo. Chicago está llena de fábricas, Chicago está llena de obreros.
Al llegar al barrio de Heymarket, pido a mis amigos que me muestren el lugar donde fueron ahorcados, en 1886, aquellos obreros que el mundo entero saluda cada primero de mayo.
-Ha de ser por aquí – me dicen. Pero nadie sabe.
Ninguna estatua se ha erigido en memoria de los mártires de Chicago en la ciudad de Chicago. Ni estatua, ni monolito, ni placa de bronce, ni nada.
El primero de mayo es el único día verdaderamente universal de la humanidad enterna, el único día donde coinciden todas las historias y todas las geografías, todas las lenguas y las religiones y las culturas del mundo; pero en los Estados Unidos, el primero de mayo es un día cualquiera. Ese día, la gente trabaja normalmente, y nadie, o casi nadie, recuerda que los derehcos de la clase obrera no han brotado de la oreja de una cabra, ni de la mano de Dios o del amo.
Tras la inútil exploración de Heymarket, mis amigos me llevan a conocer la mejor librería de la ciudad. Y allí, por pura curiosidad, por pura casualidad, descubro un viejo cartel que está como esperándome, metido entre muchos otros carteles de cine y música rock.
El cartel reproduce un proverbio de África: Hasta que los leones tengan sus propios historiadores, las historias de cacería seguirán glorificando al cazador.

gal1

Y siguiendo con Galeano y esas pequeñas joyas literarias comprimidas, El origen del mundo (del mismo libro):

Hacía pocos años que había terminado la guerra de España y la cruz y la espada reinaban sobre las ruinas de la República. Uno de los vencidos, un obrero anarquista, recién salido de la cárcel, buscaba trabajo. En vano revolvía cielo y tierra. No había trabajo para un rojo. Todos le ponían mala cara, se encogían de hombros o le daban la espalda. Con nadie se entendía, nadie lo escuchaba. El vino era el único amigo que le quedaba. Por las noches, ante los platos vacíos, soportaba sin decir nada los reproches de su esposa beata, mujer de misa diaria, mientras el hijo, un niño pequeó, le recitaba el catecismo.
Mucho tiempo después, Josep Verdura, el hijo de aquel obrero maldito, me lo contó. Me lo contó en Barcelona, cuando yo llegué al exilio. Me lo contó: él era un niño desesperado que quería salvar a su padre de la condenación eterna y el muy ateo, el muy tozudo, no entendía razones.
-Pero, papá – le dijo Josep, llorando -. Si Dios no existe, ¿quién hizo el mundo?
-Tonto – dijo el obrero, cabizbajo, casi en secreto -. Tonto. Al mundo lo hicimos nosotros, los albañiles.

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