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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos mensuales: junio 2014

La noche que nunca acaba, de Edward Hogan (Siruela)

23 lunes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas, Literatura juvenil

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Edward Hogan, La noche que nunca acaba, Siruela

En marzo de 2014, Siruela publicó La noche que nunca acaba (Daylight Saving en inglés), de Edward Hogan, una novela juvenil de esas que llegan a jóvenes y adultos; una novela que ahonda en la culpa, los crímenes o el desprecio, pero también en las relaciones humanas.

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ARGUMENTO:

Daniel está a punto de entrar en lo que, para él, es el equivalente al Infierno: Mundo Ocio, una especie de complejo turístico dedicado a los deportes para que las familias pasen sus vacaciones disfrutando de los mejores ingredientes de una vida sana y equilibrada. Primer problema: Daniel odia los deportes. Segundo problema: su familia ya no existe. Sus padres se han separado y su padre ha decidido que sus mejores amigos son el alcohol y una tomatera de la que nunca se separa. Y es precisamente con él y con su tomatera con quien tendrá que soportar Mundo Ocio.

Sin embargo, al llegar al complejo, Daniel descubre a una misteriosa chica: Lexi. Consigue pasar desapercibida, siempre alejada del resto de chicos y chicas de su edad. Pero, en cambio, decide hablar con él. ¿Por qué será?, se pregunta Daniel, acostumbrado a ser el hazmerreír de todo el mundo por su gordura y su pequeñas crisis nerviosas. ¿Y por qué el reloj de Lexi va hacia atrás, en lugar de hacia delante, como el resto? ¿Qué oculta esa chica enamorada del agua?

Desvelar su secreto será la misión de Daniel durante las vacaciones, aunque lo que descubrirá será mucho más grande y peligroso de lo que él pensaba.

OPINIÓN:

Si todo el mundo te dice que estás loco, al final te lo acabas creyendo. Si te dicen que eres feo, gordo y un inútil, te lo acabas creyendo y no haces nada para cambiar esa realidad en la que te han encasillado. Si además de eso, te maltratan, te desprecian y te insultan por ser como eres, acabas hundido en la miseria. Y si encima te sientes culpable por la separación de tus padres, el caos emocional está servido.

Este es el caso de Daniel. No es el típico protagonista guapo, seguro ni intrépido, admirado por todos y con poderes extraordinarios, aunque a su manera es bello y tiene un poder desconocido que irá descubriendo poco a poco. No se trata de ningún poder sobrenatural. Simplemente, es sensible, en el buen sentido de la palabra. Y es capaz de perseverar cuando algo le importa. El problema es que se considera a sí mismo un desastre, una verdadera vergüenza. ¿Cómo cambiar eso? ¿Cómo conseguir que una persona deje ese círculo vicioso? Consiguiendo que se dé cuenta de que lo que los demás opinen sobre él no tiene por qué ser cierto. Y que si quiere cambiar algo, está en sus manos. Entonces, ¿el libro trata sobre la superación? Sí y no. Habla de superación personal, pero también de superar el sentimiento de culpa, esa losa que nos persigue y que nos condena a repetir una y otra vez los mismos errores para demostrar que somos culpables y que no podemos remediarlo.

Tanto Daniel como Lexi tienen el peso de la culpa en su cabeza. Como si se tratara del mito de Sísifo, ambos repiten, aunque cada uno a su manera, el acto del que se sienten culpables. Quizás por eso el destino los une: para que puedan ayudar al otro a romper ese círculo vicioso. ¿Cómo? Eso tendrán que descubrirlo los lectores al adentrarse en sus páginas, porque decir más sería desvelar el secreto de Lexi, y es mejor hacerlo de la mano de Daniel.

Lo cierto es que La noche que nunca acaba es una de esas novelas que te deja un buen sabor de boca. Es bonita en todos los sentidos, a pesar de tratar temas tan duros como el maltrato, el alcohol o la violencia. Y eso lo consigue gracias al protagonista. La voz de Daniel es magnífica, sincera y creíble. Sus miedos, sus pensamientos y sus experiencias son reales: le podría pasar a muchos chicos de su edad. De hecho, probablemente les pase. Lo que pasa es que no todos pueden encontrar a una Lexi… O sí, eso depende de si saben mirar bien. Lo que hace de Lexi un personaje fascinante es que, a pesar de intuir qué oculta desde el principio, nos dejamos engañar y seducir por el misterio que, poco a poco, va descubriendo Daniel. ¿Por qué? Porque es una historia hermosa. Podría buscar otros adjetivos, pero ninguno que englobara todo lo que despierta esta novela. Edward Hogan consigue que nos enamoremos de esta pareja, que sigamos su historia sin necesidad de generar infartos literarios ni necesidad de pasar las páginas corriendo. Se puede degustar y te hace sonreír. Es amable, como un cuento escrito para hacerte soñar. Porque, a pesar de la maldad que se oculta en la sombra, siempre hay luz; de hecho, sin la una no existiría la otra. Pero eso ya es otra historia.

Por supuesto, a Daniel y a Lexi los acompañan personajes magníficos que, a pesar de tener ciertos rasgos tópicos, regalan algunos momentos muy cómicos. Porque, a pesar de estar ante una historia en cierto sentido muy dramática, los guiños humorísticos están. El padre de Daniel es el principal culpable de la parte cómica: a pesar del problema de alcohol y su mal humor, tiene frases y situaciones memorables. También es el caso de Tash y Chrissy, unas hermanas que viven junto a su bungalow y que representan ciertos tópicos sobre las prácticas new age muy bien conseguidos. También está Ryan, el socorrista, que desprende un halo de buen rollo obligado, o Evans, un tipo que controla la seguridad de Mundo Ocio a un nivel enfermizo y que resulta repulsivo en el minuto en el que aparece. Un elenco de secundarios bien perfilados que enmarcan a la joven pareja en su aventura para descubrirse a sí mismos y para conseguir perdonarse.

Escrita de forma sencilla y amena, con una voz narrativa creíble y entrañable, La noche que nunca acaba sabe mezclar lo real con lo sobrenatural sin necesidad de recurrir a lo fantástico, y lo hace con precisión. Una novela juvenil que puede ser leída tanto por jóvenes como por adultos con ganas de soñar un rato y recordar aquella parte de la adolescencia que todos queremos olvidar: cuando nos mirábamos en el espejo y no sabíamos quiénes éramos. Por suerte, siempre acabamos reconociéndonos. Y gracias a Lexi, Daniel también lo consigue.

INÉS MACPHERSON
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas (Seix Barral)

23 lunes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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arte, Documenta de Kassel, Enrique Vila-Matas, Kassel no invita a la lógica, Seix Barral, vanguardia

Existen libros difíciles de clasificar. Kassel no invita a la lógica, de Enrique Vila-Matas (febrero 2014, Seix Barral), es uno de ellos. Entre la novela y el reportaje narrativo, Vila-Matas se adentra en el mundo del arte de vanguardia para pasear y hacernos pasear por la Documenta de Kassel.

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ARGUMENTO:

Un escritor recibe una llamada de una desconocida. Al principio, ella le informa de que ha sido invitado a cenar con los McGuiffin, una pareja que quiere desvelarle el secreto del universo. Pero tal pareja no existe (o sí, eso nunca lo llegaremos a saber). Ha sido un pretexto para arrancar al escritor del confort de su hogar y atraerlo a un lugar donde recibirá una propuesta aún más extraña: participar en la Documenta de Kassel, una feria de arte contemporáneo donde se dan cita las propuestas artísticas más rompedoras, vanguardistas y reflexivas. ¿Y cómo quieren que participe? Convirtiéndose en una instalación viviente: deberá sentarse en un restaurante chino de las afueras de la ciudad a escribir y a ser observado por todo aquel que se acerque a mirar.

Sin embargo, lo que debía ser simplemente una participación esporádica en el restaurante, acaba convirtiéndose en un paseo por las diferentes instalaciones, que despiertan en el escritor recuerdos, reflexiones sobre el arte y la historia del país y de Europa en general, sobre la literatura y el pensamiento y que lo llevarán a observar el mundo, el arte y la escritura, desde diferentes perspectivas.


OPINIÓN:

Desde hace tiempo se dice que el arte ha muerto, o que está moribundo, o que ya no hace o dice nada nuevo. Pero como se repite en varias ocasiones a lo largo del libro, «el arte hace y ahí te las compongas». Que nosotros tiremos la toalla ante algo que no comprendemos o que no sabemos identificar es nuestro problema, no el del arte. Ante un reto, debemos descubrir qué hacer, qué pensar. Y lo mismo parece ocurrir con el arte: nos lanza un reto y allá nosotros. Podemos decir que no entendemos lo que nos plantean porque simplemente no queremos hacer el esfuerzo de intentarlo, o podemos inventar, conjeturar, pensar… Porque el arte, la escritura… ¿no estaban aquí para hacernos pensar, para remover nuestras entrañas, para despertarnos? Entonces, ¿por qué querer dormir si nos lanzan un reto?

Y es que todo empieza con un reto. No exactamente un reto, sino una invitación, pero que para el protagonista de este extraño e intenso viaje que plantea Vila-Matas es un reto. Y lo es porque debe superar las tardes de angustia, porque debe encontrar la manera de lidiar con ese restaurante chino en el que supuestamente debe escribir y porque quiere comprender qué hace allí él y todo lo que hay en Kassel y mucho más. Por eso, en lugar de sentarse en esa silla en la que debería hacer de instalación viviente, se pasea para descubrir y descubrirnos los misterios que se ocultan en ese arte que no tenemos ganas de entender.

Hay que tener en cuenta que la invitación que recibe el protagonista de la novela la recibió realmente Vila-Matas. Es a partir de su experiencia y sus reflexiones que nace Kassel no invita a la lógica; experiencia y reflexiones que pasan por el tamiz narrativo del autor para crear el viaje físico y existencial de un escritor que encuentra el empuje para seguir adelante en una brisa artificial, un impulso invisible que, de hecho, es el que todos vivimos por dentro cuando sentimos esas renovadas ganas de dar el siguiente paso y que a veces olvidamos. Quizás por eso nos lo recuerda el autor.

Kassel no invita a la lógica no miente: hay momentos de embrollos ilógicos, de conexiones mentales que saltan de un lugar al otro, de propuestas artísticas extrañas que nos descolocan y de las que el protagonista nos da su particular visión, de reflexiones que encadenan una idea con la siguiente y luego saltan a otra. Es un flujo de conciencia ordenado que va hilándose a través de instalaciones, caminatas y conversaciones para exponer la unión entre la vida y el arte que parece que hayamos olvidado. El arte de vivir, el arte de sorprenderse, de aceptar los retos y las preguntas que nos lanzan… o nos lanzamos.

Quienes esperen una novela a la usanza, se llevarán una sorpresa. Es difícil encajar ese libro en una única casilla; de hecho, no es necesario que encaje en ningún sitio. Es una obra lúcida, divertida, que nos invita a reflexionar, a perdernos entre las páginas y las experiencias que se narran, a dejarnos llevar por la imaginación, por la fascinación, la extrañeza; un viaje, una novela, un estudio sobre el arte, un reportaje… Podría ser eso y mucho más. Pero lo que está claro es que, a pesar de escaparse a etiquetas, lo nuevo de Vila-Matas es brillante, no solo en su pulido estilo y su capacidad comunicativa, sino también por las pequeñas joyas reflexivas que nos invitan a pensar. Porque Kassel quizás no invite a la lógica, pero si a utilizar ese órgano que tenemos en la cabeza y que a veces dejamos dormir en exceso: el cerebro. Eso sí, hay que tomárselo con calma. Leer este libro de corrido sería perderse matices. Hay que degustarlo. Y quizás ir después a pasear para que las ideas se vayan colocando en su sitio, o fluyan libres para encontrar otras ideas.

INÉS MACPHERSON
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

El caso de Charles Dexter Ward, de H.P. Lovecraft (Acantilado)

23 lunes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Acantilado, El caso de Charles Dexter Ward, H. P. Lovecraft, terror

En febrero de 2014, la editorial Acantilado publicó El caso de Charles Dexter Ward, de H. P. Lovecraft, una novela corta que muestra el talento y la habilidad de este maestro del terror para crear una atmósfera inquietante, mientras nos arrastra hacia las profundidades más oscuras.

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ARGUMENTO:

Charles Dexter Ward es un joven con una vida normal: vive con sus padres, va a clase, tiene unos intereses intelectuales ávidos de conocimiento… Pero un día, descubre algo que le cambiará la vida. Uno de sus antepasados es nada más y nada menos que Joseph Curwen, un hombre acusado de brujería, y horrores mucho peores, que murió en circunstancias extrañas.
Movido por la curiosidad que lo ha empujado toda su vida a estudiar, conocer, aprender, Charles empieza a investigar sobre la vida de su antepasado y su trabajo. Lo que descubrirá al adentrarse en el misterioso mundo de Joseph Curwen es mucho más grande de lo que pensaba, y mucho más peligroso. Pero también lo serán las consecuencias.

OPINIÓN:

Parece que Lovecraft está de moda. Tras haber sido tratado, por algunos, como un autor menor por pertenecer a la literatura de género de terror, parece que empieza a ser aceptado como el genio que fue y es (sin desmerecer el trabajo extraordinario que lleva haciendo en nuestro país la editorial Valdemar para recopilar la obra de este autor). Señal de ello es que una editorial como Acantilado, conocida por su selecto y cuidado catálogo, en el que no aparecía ningún autor de dicho género hasta ahora, ha decidido publicar El caso de Charles Dexter Ward y En las montañas de la locura. Como siempre, es un placer encontrarse con un libro de esta editorial. Y si además es de uno de los maestros del terror, el placer es todavía mayor.

Escrita con cierto aire detectivesco, donde seguimos la historia a través de anotaciones, diarios o pesquisas de terceros, como ya hicieran autores como Edgar Allan Poe en sus relatos, esta historia se adentra en una de las clásicas debilidades humanas: la curiosidad. Todos sentimos curiosidad ante lo desconocido. Algunos no se atreven a descubrir lo que hay tras la cortina, pero otros sí: ávidos por conocer, desvelan los secretos que el mundo mantiene guardados. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando lo oculto es mucho más horrible de lo que uno esperaba? ¿Y si descorrer la cortina hace que se despierte algo que no podemos controlar, sino que nos controla?

La capacidad que tiene el autor para crear una atmósfera de incertidumbre y tensión, recubierta por un misterio que se adentra en lo sobrenatural a base de pinceladas de horrores que no acabamos de conocer porque siempre los narran segundas personas o testigos que han olvidado o prefieren no recordar, es magnífica. La sensación de estar ante un hecho que el protagonista no puede controlar, porque está predestinado a ello; la extraña certeza de que estamos ante un hombre que ha conseguido hacerle trampas a la muerte, y la duda que sobrevuela la historia de la mano de todos los personajes, que no acaban de comprender, pero intuyen lo que ocurre, hace que El caso de Charles Dexter Ward sea una de esas pequeñas joyas de su época, cuando el terror no se centraba en provocar un susto, sino en generar una sensación constante de inquietud que te hace saber que hay algo más, algo oscuro que se escapa a nuestro conocimiento. Actualmente la ciencia está dando explicaciones a muchos de los misterios sobre los que el ser humano se ha hecho preguntas. Pero ciertas dudas existenciales, ciertos misterios del alma siguen sin resolverse. Y a su vez, siguen vigentes algunos de los anhelos humanos, como la inmortalidad. Hoy en día las personas se cubren con cremas o se operan para parecer más jóvenes, como si eso pudiera vencer las agujas del reloj. En El caso de Charles Dexter Ward, la lucha contra el tiempo es más dura, más provocativa, más peligrosa, más oscura y mágica, y con consecuencias abrumadoras… Pero a pesar de las diferencias, sigue siendo la misma lucha contra el tiempo.

El universo de este genio de Providence es conocido por muchos, por lo que no se sorprenderán ante las criaturas que acechan bajo tierra, ni se extrañarán ante las inscripciones o salmos que se repiten a lo largo de la historia. El terror cósmico, la certeza de que hay algo mucho más grande que nuestra efímera y ridícula existencia humana, era uno de los temas preferidos del autor. Enfrentarse a ese terror, intentar dominarlo, describirlo, acotarlo y, sobre todo, conocerlo, es una tarea no solo difícil, sino suicida en muchos casos. Por algo se dice que «la curiosidad mató al gato». Pero claro, ¿quién no querría descubrir la manera de despertar lo que está dormido para conocer lo que nadie sabe?

El mismo Lovecraft decía que el miedo era la más antigua y universal emoción humana que existe. Probablemente por eso seguiremos leyendo relatos como los suyos. Por eso probablemente seguiremos escribiendo sobre lo oculto, lo que nos inquieta, lo que nos fascina.

INÉS MACPHERSON
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Una semana de vacaciones, de Christine Angot (Anagrama)

16 lunes Jun 2014

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Anagrama, Christine Angot, Una semana de vacaciones

A veces, hay novelas que golpean, que remueven, que te retuercen por dentro las entrañas. Y hay algunas que lo hacen con apenas 100 páginas. Es el caso de la novela de Christine Angot, Una semana de vacaciones, publicada en febrero de 2014 por Anagrama. Se trata de una novela corta que se adentra en el sexo, la iniciación sexual, la dominación o el incesto sin tapujos, sin piruetas, directa al grano, apuntando donde duele.

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ARGUMENTO:

Una pareja ha alquilado una casa para pasar una semana de vacaciones. No parece nada especial, pero la pareja resulta no ser convencional (si es que realmente podemos considerarla pareja), ni tampoco su relación. De hecho, no hay nada convencional en lo que la autora nos deja ver al levantar el velo de su narrativa. La sumisión, el sometimiento, la violencia y el sexo descrito sin tapujos pero sin piruetas se abren paso en estas escasas páginas de las que no se puede decir nada más sin desvelar lo que ocultan.

OPINIÓN:

A veces, resumir el argumento de una novela es complicado. Sobre todo cuando intentas evitar revelar más de lo necesario. Pero en el caso de Una semana de vacaciones, es difícil hablar del libro sin explicar toda la historia, ya que, desde la primera página, la autora te lo suelta a bocajarro y nos movemos continuamente en el mismo espacio, en la misma situación, que va tomando diferentes matices, diferentes enfoques, pero que gira siempre en torno al mismo tema: el sexo. Desde el minuto cero estamos en tensión, y no porque estemos delante de un thriller, sino porque el lenguaje con el que la autora se adentra en la relación que se narra en el libro es directo, concreto, sin tapujos, sin rodeos, y sin embargo, en cierto sentido, distante, frío. Y es quizás esa distancia, esa calculada frialdad y exactitud en las palabras la que hace que sea tan violento, tan intenso, tan real.

Ya desde el principio Christine Angot nos estremece, nos violenta y nos muestra una cara del sexo que dista mucho de acercarse ni a la narrativa supuestamente erótica que tan de moda está ahora, ni a la que se adentra en el universo de los juegos sexuales más extremos. Es una cara sin filtro, sin romanticismos, sin aliños ni afeites, sin piedad, sin disimulo. No hay deseo, ni erotismo, ni amor, ni placer: solo exigencia y obediencia. Es un sexo descarnado que la autora expone utilizando las palabras justas y que, en casi todo momento, produce una reacción física en el lector que se mueve entre el horror y la curiosidad. A veces, parece un manual, pues las explicaciones calculadas y metódicas que escuchamos de la voz del hombre son casi las de un maestro intentando enseñarle a su aprendiz. Incluso la forma pausada en que se relata el acto resulta extraña: eres un espectador de lo que ocurre. No hay implicación: solo observas.

Además, en este caso, la aprendiz se somete a todas las exigencias del hombre, pero no porque estén practicando un juego de seducción, ni descubriendo los secretos de los límites del placer, ni porque hayan iniciado una relación de dominación al estilo Grey… En este caso, el sometimiento procede de otro lugar, uno mucho más sibilino y comprometedor. Aunque en ningún momento se dice explícitamente, sabemos que existe una diferencia de edad importante entre el hombre y la chica. Una diferencia que a él le otorga un poder en el que ella no tiene voz ni voto. ¿Está pactado? ¿Ella lo acepta realmente? ¿Por qué lo acepta? ¿Por qué no huye? ¿Qué fuerza ejerce él sobre ella para dominarla así? Si nos adentramos en la historia de la autora, descubriremos una realidad estremecedora y comprenderemos por qué esa distancia, esa frialdad con la que habla. Nos abre una ventana sin ningún filtro que dulcifique lo narrado, porque no se puede dulcificar.

Ahora que está tan de moda hablar de la sumisión, de la dominación, del juego de la obediencia en las relaciones sexuales, una mirada de estas características hace que contemplemos una vertiente mucho menos lúdica del sexo. Una en la que la falta de libertad no es escogida. Una en la que te conviertes en un muñeco en las manos de quien manda. En este caso, un personaje que produce un intenso rechazo no solo en el trato sexual, sino en el trato en general. ¿Y ella? Bueno, ella parece que no exista. En ciertos momentos vislumbramos retazos de sentimientos, de emociones. Lo único que el lector puede saber realmente es que ella no dice nada, solo obedece y deja que él haga lo que quiera. Quizás el silencio narrativo del personaje femenino responda a una necesidad de despegarse, de desconectarse de la realidad que está viviendo. Quizás sea su forma de no sentir lo que ocurre. Pero es imposible saberlo. Porque lo que nos ofrece Angot en este relato condensado es una ventana, una muestra, un vistazo a una realidad que hace que queramos apartar la vista, pero que sigamos leyendo.

INES MACPHERSON
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Musketaquid, de Henry David Thoreau (Errata naturae)

16 lunes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Errata naturae, Henry David Thoreau, Musketaquid, Walden

En febrero de 2014, Errata naturae publicó Musketaquid, de Henry David Thoreau, autor mundialmente conocido por su extraordinario Walden que, con esta obra, mezcló el libro de viajes y el ensayo filosófico con un canto a la amistad y a la naturaleza.

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ARGUMENTO:

Musketaquid es un libro que contiene muchos libros en su interior. Escrito tras la muerte de su hermano John, con quien hizo el viaje que relata, es un libro de viajes que se adentra en el río Concord, un recorrido por la memoria histórica de un país y un ensayo sobre religión, filosofía, literatura, arte y, ante todo, sobre la naturaleza, tanto la humana como la que surge de las entrañas de la tierra.

Como retrospectiva y como homenaje a su hermano, Thoreau se adentra en los recuerdos de un viaje a través del río Concord, cuyo nombre indio es Musketaquid (río herboso), y nos regala reflexiones vitales y filosóficas que destilan la esencia del pensamiento del Thoreau que todos conocemos.

OPINIÓN:

Errata naturae publica por primera vez en castellano A Week on the Concord and Merrimack Rivers bajo el título Musketaquid, el nombre indio que recibía el río en su época. Este libro, escrito tras la muerte del hermano del autor, es un canto a la naturaleza, a la vida, a la amistad, y al contacto real con todo ello. Es un relato de observación y fascinación por el mundo que nos rodea y al que, ya entonces, se le daba la espalda y se explotaba, como señala Thoreau. Porque ya en su época se observaba el mundo, tanto el natural como el intelectual, con ostentación, con afectación, no para sentir la tierra y respetarla, sino para recrearla a nuestro antojo, hombres capaces de arrasar y dominarlo todo, sin ser capaces de contemplar la belleza del río. Por eso había que construir un barco de madera y navegar por sus aguas: para comprender el río, para comprender al hombre y su pensamiento, para comprender la necesidad de la lentitud, de la contemplación, de la comunión que existe entre el hombre y la naturaleza, por mucho que éste se niegue a verla. Porque a veces es mejor escuchar al leñador o al pescador que están en contacto realmente con el mundo, que al naturista que se cree superior y observador externo, sin comprender que forma parte de lo que observa.

Estructurado en forma de diario o libro de viajes y separado por los días de la semana que viajaron, esta obra que bascula entre la descripción y la reflexión, se adentra en los acontecimientos que sucedieron durante aquella aventura fluvial, pero, sobre todo, se adentra en las reflexiones que surgieron con el trayecto. Con la fluidez de un río que se mezcla con sus afluentes, se apacigua en los llanos y se agita en las cascadas, las reflexiones de Thoreau se entrelazan con las descripciones sobre la naturaleza y los relatos de los acontecimientos del viaje; y lo hacen con la lentitud de quien sabe que todo requiere su tiempo para ser contado.

Con esa prosa precisa y sencilla que le caracteriza, nos regala un viaje por sus pensamientos, unos pensamientos que beben de los clásicos, a los que admira y de los que habla constantemente. Circula por el terreno de la religión para recordarnos que por mucho que queramos diferenciarnos, somos todos iguales: las mitologías de nuestras religiones son iguales porque existe una unidad; por mucho que queramos creernos diferentes, todos nacemos del mismo lugar: la tierra. Por mucho que admiremos la civilización, a menudo es una afectación de modales falsos, y a veces en la rudeza de un leñador que te deja dormir en su cabaña sin preguntar radica la verdadera hospitalidad, la verdadera capacidad de compartir.

También circula por la literatura, ese lugar en el que, según él, se escribía por escribir, vulgarizando lo que debiera ser un arte. Defiende con ahínco la poesía por ser la forma más pura de expresarse, como la manera más cercana de decir lo que fluye de dentro, aunque para él, «el Arte jamás podrá igualar el lujo y la exuberancia de la Naturaleza. En el primero todo está a la vista, pues no puede permitirse ocultar la riqueza; sin embargo, es tacaño en comparación con la Naturaleza, pues, aun cuando ésta sea escasa y pobre en el exterior, nos satisface con la garantía de la generosidad de sus raíces». Y circula también por la amistad y el amor, y lo hace para exponer la importancia de saber que el otro nos exige, no voluntariamente, pero que nos exige para sacar de nosotros lo mejor; que nos acompaña y que nos respeta, y que por eso, en ocasiones, no necesita decir más que las palabras exactas para dejar que sigamos nuestro camino. Pero el corazón es inexperto, y a menudo abandonamos a los amigos reales para buscar los ideales. El recuerdo, la imagen mental de lo que debiera ser siempre nos aleja de lo que realmente es: tanto en la relación humana como en la relación con la naturaleza. Casi siempre somos incapaces de ver lo que subyace realmente bajo la superficie. Quizás por eso seamos humanos y nos equivoquemos. Quizás por eso haya que volver a la naturaleza y fluir con ella: para no olvidar el lugar del que procedemos, el que nos sustenta y nos deja vivir.

Pero Thoreau también narra. Describe los lugares por los que navegan con una precisión increíble que, en ocasiones, resulta casi poética. Nos regala retazos de recuerdos de otros viajes, fragmentos de historia que se desprenden de la tierra que transitan, donde nombres indios se mezclan con los de colonos, soldados, historiadores, que nos sirven para recordar la importancia del respeto, de la lucha, de la vida. ¿Quién está más vivo: el hombre de cuyo nombre nos acordamos porque erigimos un monumento en su honor, o los hombres que ahora habitamos la tierra? ¿Quién vivió realmente: el que conmemoramos con nuestras fiestas o aquel que vivió realmente su tierra, su vida, aunque no le recordemos?

Henry David Thoreau pasó a la historia por escribir Walden, por vivir en los bosques y extraer de ellos unas teorías y reflexiones que hoy en día todavía se estudian. Fue un hombre que supo observar más allá de las estructuras sociales, políticas y estéticas impuestas por la humanidad, y quiso vivir en consecuencia. Musketaquid es otra muestra de su capacidad de observación. Más allá de las reflexiones elevadas, más allá de las incursiones en la literatura o la religión, lo que subyace es un canto a la naturaleza, a la vida y al saber disfrutar lo que realmente importa, más allá de lo que nos digan que importa. Un libro para leer con calma, como fue escrito, como el río por el que navega y nos lleva.

INES MACPHERSON
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Conociendo a Quarry, de Max Allan Collins (La Factoría de Ideas)

10 martes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Conociendo a Quarry, La factoría de ideas, Max Allan Collins

En febrero de 2014, La Factoría de Ideas publicó Conociendo a Quarry, una novela de Max Allan Collins, conocido por la novela gráfica que inspiró la película Camino a la perdición. Se trata de una novela negra con toques de intriga, asesinos a sueldo y humor negro de factura correcta, efectiva y con los ingredientes necesarios para hacer que, si te engancha, sigas leyendo. Un libro sin pretensiones pero bien estructurado para aquellos que disfruten de cualquier vertiente del género.

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ARGUMENTO

Quarry es un veterano del Vietnam que, al llegar a su hogar, descubrió que su mujer le estaba engañando con otro. El hombre en cuestión sufrió “un accidente” y, desde entonces, Quarry es consciente de lo que es capaz de hacer: puede matar sin estar en una guerra. Eso le conlleva ciertos problemas a la hora de encontrar un trabajo normal. Sin embargo, un día Broker aparece y le ofrece un trabajo a medida: asesinar por dinero.
Y todo iba bien. Hasta que Quarry se da cuenta de que algo no encaja. Su jefe le ha encargado un trabajo poco usual, con un objetivo que es todavía menos usual. Su compañero no parece preocupado, pero Quarry sigue teniendo el instinto alerta y éste le está diciendo que vigile porque algo no está bien.
Cuando se encuentra en la tesitura de tener que escoger entre seguir las normas o saber lo que oculta ese trabajo, tendrá que decidir: o sigue con su vida, o se arriesga a perderla.

OPINIÓN

Max Allan Collins, además de ser el creador de la novela gráfica que inspiró la película Camino a la perdición, es un autor prolífico que ha tratado tanto la novela como el mundo de los cómics o los guiones. Es uno de esos autores capaces de crear personajes propios y también de encargarse de algunos ya conocidos, como Dick Tracy o Batman. Quarry es una de sus creaciones. Y el libro que La Factoría de Ideas publica bajo el título Conociendo a Quarry es el primero de la serie dedicada a este asesino a sueldo.

Quarry es un personaje prototipo: veterano del Vietnam, frío y calculador, capaz de matar sin preguntar, con mala leche, un sentido del humor algo macabro, y cierto grado de conciencia que hace que se plantee algunas preguntas. Por supuesto, es un hombre que no se ata, que tiene un código vital al que se ciñe siempre… o casi siempre. Porque cuando sabe que se la están jugando, se salta todas sus normas para destapar el engaño. Es, como decía, un prototipo, un tópico con todos los ingredientes que nos encantan en estos individuos que viven en el papel. Quizás no tenga las sombras o la dualidad que le otorgan profundidad a otras creaciones literarias y resulte algo plano, pero tiene la dureza y la voz que le convierte en un personaje perfecto para el papel de duro que sabe compenetrarse con el lector.

Conociendo a Quarry es una novela sencilla, que no aparenta ni pretende ser lo que no es. Escrita en primera persona, para que podamos seguir las cavilaciones de su protagonista, nos presenta al personaje y nos lleva de su mano a una trama que, aunque no sorprende por sus giros o sus imprevistos, mantiene la curiosidad por saber qué pasará después. Con algunas palabrotas dispersas entre las páginas para que podamos creernos los diálogos (que en algún momento abusan de los vocativos y uno acaba cansado de «Dime, Quarry», «Dime, Peg», «¿Qué pasa, Quarry?»), es una obra de lectura amena que busca entretener. En ocasiones las descripciones son algo excesivas y en otros momentos caen en otros tantos tópicos, pero no podríamos creernos a Quarry en un mundo en el que no encontrara otros prototipos como él, otros personajes que encajan a la perfección en la imagen mental que tenemos de este género gracias a las películas estadounidenses. Seguramente, si el personaje de Peg no apareciera, la novela quedaría huérfana de mujer cañón y sentiríamos que falta algo, ese ingrediente sensual pero algo burdo que encandila al protagonista. Eso sí, dicho ingrediente, Peg, es la causante de algunos de los diálogos más divertidos y afilados de toda la novela. Forma, junto a Quarry, un dúo potente al que el autor sabe sacar partido.

El argumento es otro tema. Desde el principio sabemos que algo no va bien. De hecho, es una sensación que Quarry nos transmite constantemente, por lo que estamos esperando a que pase algo que salga mal. El problema es que tarda un poco en pasar. Tenemos nuestras sospechas, estamos tan intranquilos como el protagonista ante ese trabajo que no acaba de encajar porque no comprendemos por qué alguien querría matar a ese tipo. Pero hasta que las cosas realmente se ponen feas, pasa un tiempo. No es que durante la primera parte de la novela no ocurran cosas o no sean interesantes. Pero el detonante, el giro en la acción que hace que Quarry se plantee saltarse todas las normas, tarda en llegar.

En definitiva, esta es una de esas novelas que sabe mezclar todos los ingredientes del género de forma correcta para ofrecer una lectura amena y ligera que nos haga sentir cierta curiosidad por seguir leyendo. Sin pretensiones, pero efectivo.

INES MACPHERSON
FUENTE: http://www.anikaentrelibros.com/

El hijo de la bestia y otros relatos…, de Graham Masterton (Valdemar)

10 martes Jun 2014

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El hijo de la bestia, Graham Masterton, Insomnia, literatura pulp, Valdemar

Valdemar siempre ha sido sinónimo de buen hacer editorial y literario. Sus colecciones y antologías saben dar al lector lo que necesita: en muchos casos, pequeñas dosis de relatos góticos; en otros, novelas clásicas del género de terror o antologías cuidadosamente seleccionadas. Por eso mismo, había que acercarse a la nueva colección que estrenaron a finales de 2013: Insomnia, una colección que se acerca al terror de la mano de autores contemporáneos, de manera ecléctica, y dispuesta a no apartarse de lo inquietante, lo extraño o lo grotesco. Uno de los títulos de esta nueva colección es el que nos ocupa aquí El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante, de Graham Masterton.

el hijo de la bestia


ARGUMENTO


El hijo de la bestia y otros relatos de terror y sexo extravagante
es una recopilación de relatos que mezclan el erotismo, el sexo en estado puro y desmesurado con situaciones de horror en el sentido más amplio del término. Desde asesinatos rituales en los que se seduce a la víctima para tener relaciones sexuales con ellos y así poder pedir que entreguen, literalmente, su corazón, hasta cocineros dispuestos a probar la cocina más extrema y salvaje que se haya podido contemplar jamás, pasando por historias de venganza, placer y fantasía donde el sexo tiene un papel importante, o por historias inquietantes donde el sexo es una excusa, un elemento de attrezzo para mostrar algo todavía más oscuro de la mente humana.

OPINIÓN

Hay que avisar de antemano que este libro entra en lo que podríamos llamar literatura de género pulp y que, por lo tanto, es posible que aquellos a los que no les atraiga alguna de sus vertientes probablemente no puedan disfrutar de esta antología de relatos. Dicho esto, hay que reconocer que el adjetivo extravagante se queda corto. Esta es una antología que se pasea por el mundo de lo inquietante, lo bizarro y lo extraño. Sin llegar a entrar dentro del terreno del terror en sentido clásico, se adentra en situaciones que rozan lo aberrante, sin ser este un adjetivo peyorativo, y en algunos tabús como el canibalismo o las prácticas sexuales que juegan con la muerte para poder llegar al clímax. Hay que tener en cuenta que en título original hace referencia al terror erótico, es decir, a historias en las que el elemento sexual es el aberrante, no tanto la historia en sí. Por eso mismo, en muchos casos más que encontrarnos ante un relato que produzca miedo o terror, nos hallamos ante situaciones y escenas donde las perversiones, tanto a nivel sexual como a nivel carnal (hay una diferencia que se ve claramente en el relato El Shih tan secreto, que sabe unir ambos conceptos en uno solo) no tienen límites.

Las escenas de sexo son explícitas y detalladamente carnales, traspasando la barrera del erotismo para llegar a rozar lo que podríamos llamar pornografía, sobre todo si se toma como baremo el erotismo de series como Cincuenta sombras de Grey. El problema es que, a menudo, son descripciones demasiado repetitivas: exceptuando dos de los cuentos, en todos los demás, las mujeres tienden a ser delgadas pero con unos pechos inmensos; todos se excitan tan velozmente que no da tiempo a acabar la frase que están en pleno «aquí te pillo aquí te mato». Por supuesto, es un cliché que funciona en películas, publicidad, revistas, por lo que también podría funcionar en literatura, pero quizás es excesivamente tópico. Es una fantasía, pero quizás demasiado sobada, y nunca mejor dicho. Eso sí, encaja a la perfección con las ilustraciones que acompañan el libro. Y es que cada cuento cuenta con una ilustración en blanco y negro realizada por Rick Melton y que son una especie de condensación, de resumen de la historia.

Si nos centramos en los relatos en sí mismos, hay que decir que hay algunos que saben mantener la tensión y otros que saben despertar la repulsión más absoluta. Películas como Caníbal, de Manuel Martín Cuenca, se adentran en tabús como el canibalismo mostrando poco pero haciendo reflexionar mucho. En cambio, lo que hace Masterton es ser excesivo y mostrar hasta el sudor y el hedor que desprenden sus personajes. En algunos casos, el sexo que aparece en los relatos tiene sentido, está bien hilado dentro del relato y aporta algo a la historia, pero en otros casos, como en el relato de Camelot, rompen en cierta manera el ritmo de la narración. Camelot plantea una historia en sí misma aterradora sin necesidad de extravagancias ni excesos y, en medio de esa atmósfera de ansiedad, la escena sexual parece un añadido. En cambio, en relatos como La suite nupcial, Sufre Kate o El escarabajo de Jajouka, el relato gira en torno a algún aspecto del sexo, por lo que las escenas que se suceden una detrás de la otra hasta el exceso enfermizo, tienen sentido dentro de la historia.

El cuento que da nombre a la antología, El hijo de la bestia, tiene aires de relato detectivesco, con un depravado criminal al que perseguir y el descubrimiento de unos experimentos inimaginables que cambiarán toda la historia. La suite nupcial es quizás el más sutil de todos los relatos del libro, por su magnífica e inquietante atmósfera y por el aire tétrico que desprende. Picnic en el Lac du Sang es también otro de esos relatos cuya atmósfera está muy bien conseguida y la sensación de intranquilidad y miedo puede más que la sexualidad.

Quizás Epifanía sea uno de los relatos más eróticos del conjunto, entendiendo el erotismo desde la vertiente más suave y fantasiosa del término y no tanto a nivel sexual. Es, además, uno en los que las fantasías femeninas pueden quedar mejor retratadas, apartadas al fin de la absurda e insultante manía de pensar que a la mujer le gusta imaginar que la fuerzan. Pero ese ya sería otro tema. Tanto este relato como Rococó o El sustituto utilizan la sexualidad para demostrar algo más: castigo, tanto a la vanidad de las que se adoran a sí mismas, como a los que sólo observan a las mujeres como objetos sexuales. Hablando de objetos sexuales, el relato que lleva también ese nombre, así como Sufre Kate son dos de los que exploran los límites de la sexualidad y la locura que puede desencadenar el descontrol de las pulsiones. Por último, Sepsis podría considerarse una extraña y enfermiza historia de amor en la que el concepto de somos uno se lleva a un extremo demasiado real.

No son relatos que busquen la exquisitez literaria, ni visual. Buscan transgredir, molestar, incomodar, hacer que se revuelvan las tripas y otras cosas… Pero, como decía antes, hay un exceso de descripciones similares, de ideas sexuales que se repiten convirtiéndose en clichés que hacen que se pueda perder el interés. En otras ocasiones, hay escenas e ideas tan revulsivas, que al lector que no esté acostumbrado le harán sentir cierto rechazo. Y si uno tiene demasiada imaginación, es posible que hasta le hagan cerrar el libro por haber visualizado ese exceso carnal y visceral que aparece en algunos momentos.

En definitiva, no es un libro para todos los públicos, sino solo para aquellos a quienes les guste el género y que tengan ganas de adentrarse en las sombras del ser humano de la mano de un autor que no es ni fino ni sutil ni elegante, porque el mundo que retrata no lo permite.

INÉS MACPHERSON
FUENTE: http://www.anikaentrelibros.com/

14, de Jean Echenoz (Anagrama)

03 martes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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14, Editorial Anagrama, Jean Echenoz

Hace ya unos cuantos meses, Anagrama publicó una pequeña joya: 14, de Jean Echenoz. Se trata de una novela corta (apenas supera las 100 páginas) que sabe captar, en pocas palabras, tanto lo absurdo como lo horrible de una guerra. Un plato literario a degustar.

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ARGUMENTO

La guerra llega sin avisar. Todos parecen creer que durará apenas quince días. Pero todos sabemos que no fue así. Todos, menos los protagonistas, que dejan sus vidas en un paréntesis, creyendo que volverán en seguida. Lo que ellos no saben es que quizás no vuelvan. Y si lo hacen, ya nada será igual. Porque la guerra te cambia.

A través de cinco hombres que van al frente y una mujer que se queda esperando, Jean Echenoz traza un retrato del horror de la guerra con ironía, crudeza y precisión.

OPINIÓN

14 es, sin duda, una muestra de que, a veces, con muy pocas palabras se puede captar la esencia de lo que queremos contar y transmitir un retrato audaz, sencillo pero intenso, con múltiples pliegues que debemos degustar poco a poco, ya que a pesar de sus escasas páginas, está repleto de pequeñas perlas, no solo literarias, sino filosóficas.

Esta es una novela que puede tomarse como una lectura corta o como un plato de degustación en el que saborear cada capítulo por sí mismo, por su prosa, su estilo y lo que se dice. Yo recomendaría la segunda opción. Leer rápido esta pequeña novela sería perderse los matices, las frases lanzadas como dardos envenenados, la crítica sutil pero feroz que se esconde entre las líneas. Porque lo que está claro es que en apenas 100 páginas, Echenoz plasma con claridad lo absurdo y estúpido que resulta una guerra. Y para ello no necesita más que a cinco hombres y una mujer, de los que solo nos regala pinceladas, y el desolado paisaje de las plazas abandonadas, los campos devastados y el hambre y el horror que se desgrana poco a poco.

En pocas páginas, descubrimos a Anthime y sus tres amigos, Padioleau, Bossis y Arcenel y compartimos con ellos, ni que sea un instante, sus reflexiones, sus miedos y la extrañeza que sienten ante lo que se les viene encima. Descubrimos a Charles, un hombre que desprende una superioridad y seguridad que choca con la inquietud que corroe a los amigos, y que sin embargo, es posible que sienta, pero calle. Y después está Blanche, una mujer a la espera, espectadora involuntaria de la desolación en la que se quedan pueblos y ciudades tras el reclutamiento. Un retrato realista pero desordenado, roto y a veces descrito mediante trazos gruesos que se mezclan con los finos, creando una estructura desestructurada que encaja a la perfección.

Es difícil entrar a valorar la construcción de personajes o el argumento sin entrar en detalles que es mejor descubrir mediante la lectura. Simplemente cabe señalar que este libro es una pequeña joya, una muestra de talento a cada frase, medida con precisión, y una muestra de la capacidad de retratar un hecho histórico, tan retratado como este, de una forma completamente distinta que hacen de esta, una pieza única.

Si uno espera encontrar escenas de guerra y tensión entre enemigos, este no es su libro. 14 es un libro para los lectores que saborean los detalles y los gestos, los dobles sentidos y las frases bala. Porque, a veces, aunque no lo parezca, Echenoz deja sueltas algunas sentencias que sorprenden y te hacen reflexionar. En definitiva, esta novela es un concentrado literario a degustar.

Inés Macpherson
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, de Martin Amis (Anagrama)

03 martes Jun 2014

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Anagrama, Lionel Asbo, Martin Amis

A principios de año, Anagrama publicó la nueva novela de Martin Amis, Lionel Asbo. El estado de Inglaterra, un libro extraño, ácido, planteado como una crítica satírica y con toques de humor negro, que se adentra en los suburbios londinenses para reflexionar sobre el dinero, la violencia y la moralidad, o la falta de ella, que presenta nuestra sociedad.

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ARGUMENTO

Desmond Pepperdine es un adolescente que vive con su tío Lionel Asbo, anteriormente conocido como Lionel Pepperdine, en un piso de un sórdido suburbio londinense. En el mismo edificio vive su abuela, a la que Lionel ya considera vieja a pesar de no haber cumplido los 40, pero que tiene ciertas necesidades emocionales y sexuales que soluciona de manera poco ortodoxa. Y es que en Diston las cosas son así: eres madre a los 13 y abuela a los 30. Y en muchas ocasiones, ni siquiera sabes quién es el padre de la criatura.
Lionel es un criminal desde que tiene uso de razón y anima a su sobrino a comportarse como él: le anima a saltarse las clases, a robar coches y a ver porno, pero del duro. Alimenta a sus perros con tabasco y cerveza para aumentar su ferocidad. Todo en él es brutalidad, y defiende que hacerse el idiota es la mejor estrategia para que la gente te haga caso y te tenga miedo a la vez.
Sin embargo, todo cambia el día en que, durante uno de los múltiples periodos en los que Lionel pasa entre rejas, este le pide a Des que rellene un boleto de lotería. Los millones llaman a la puerta, dispuestos a cambiar la vida de Lionel y su familia. Pero, ¿puede el dinero cambiar realmente a una persona como Lionel? Y si lo hace, ¿será a mejor o a peor?

OPINIÓN

Martin Amis ha escrito una novela ácida, mordaz y, en ciertos momentos, divertida, que intenta hacer un retrato satírico y algo salvaje de la sociedad inglesa (y probablemente europea si aprendemos a mirarnos con ojo crítico) y su moralidad o su falta de ella, mejor dicho. De la mano de un personaje como Lionel Asbo (de quien se nos explica el origen del apellido, dando pie a un momento de iluminación para comprender el humor que desprende el libro) y de todos los personajes que le rodean, vemos una sociedad marcada por la brutalidad, no solo la que proviene de la violencia, y por la obsesión por el dinero y por ser alguien; una sociedad en la que la prensa se ceba, critica y manipula; una sociedad donde se podría creer que por tener dinero puedes hacer cualquier cosa, más allá de toda moralidad. Actualmente tenemos varias muestras de la capacidad de los poderosos para robar impunemente. Pero, ¿qué pasa si el que quiere actuar impunemente no es un poderoso, sino un tipo corriente, salvaje y sin límites al que le toca la lotería?

Uno de los puntos fuertes de esta novela es la capacidad de Amis para crear espacios y personajes y hacerlos palpables. Podemos ver, tocar e incluso oler las calles de Diston, ese suburbio extraño en el que habitan Des y su tío. Podemos notar la condensación, el hedor y el ruido que se amontonan por las calles por las que transita Des para ir al instituto. Podemos sentir la densidad y el agobio del pequeño apartamento en el que viven, o la asombrosa ferocidad de los perros, siempre a punto de atacar desde el balcón, ladrándose entre ellos, insultándose aunque no podamos entender sus ladridos.

Durante la primera parte de la novela, asistimos a la presentación de los personajes que, tanto a grandes trazos como en los pequeños detalles, van tomando forma para dejar claro desde el principio cuál es su punto de vista ante la vida. Asistimos a la fiereza de Lionel y a las dudas de Des, que no sabe si lo que está haciendo con su abuela es correcto o no, y si debe seguir escuchando a esa voz interior que le dice que merece algo más, que puede conseguir algo más de lo que le ofrece su tío Lionel. En las siguientes partes, vemos la evolución de los personajes y llegamos a contemplar el absurdo del dinero en la piel de Lionel, quien acaba por contratar a un asesor de imagen para quedar bien en la prensa, ya que desde que tiene dinero, es famoso. Pero, ¿qué es la fama? Antes uno era conocido por sus logros, sus triunfos. Actualmente, vivimos en una sociedad donde estar casado con alguien o haber salido en un programa nos convierte en famosos. ¿Dónde está el valor de todo eso? ¿Dónde está el límite del dinero y la fama? Quizás por eso, Lionel siempre acaba en la cárcel; incluso lo busca, porque es una manera de volver a sus orígenes, de recordar quién es él realmente, aunque ese él sea un animal con ganas de seguir mordiendo. Porque «en la cárcel siempre sabes dónde estás». El mundo regido por el dinero es demasiado amplio, demasiado peligroso. Incluso más que la cárcel, al menos para Lionel. Porque permite un margen de acción tan inmenso que las posibilidades son ilimitadas. El problema es que uno puede pintar la fachada con billetes, pero, ¿cambia realmente lo que hay dentro?

El mismo autor comentó, en una entrevista en el diario El País, que lo que ha conseguido con este libro es crear un monstruo masculino. Y le damos la razón. Lionel Asbo es un compendio de brutalidad, pocas luces y muy malas ideas que deambula por la novela demostrando estar perdido fuera de su elemento. Es un ser con una capacidad de herir a los demás, de utilizarlos a su antojo y de crear batallas campales en el lugar menos indicado, que sorprende que en algún momento no esté entre rejas.

Sin embargo, y más allá de la capacidad de provocación y de observación a los que Amis lleva esta crítica y sátira social, Lionel Asbo. El estado de Inglaterra es una novela con altibajos. No tanto por su calidad literaria, como por ciertos momentos puntuales del argumento en los que uno se pierde. Y no porque sea complicado, sino porque a veces no sabemos realmente hacia dónde nos lleva y qué nos quiere mostrar el autor. ¿Nos está diciendo que vivimos en una sociedad que no aprende de sus errores? ¿O tal vez que vivimos en un mundo cuya moral está corrompida en todos los estratos y que se utiliza cualquier medio para conseguir el éxito? ¿O nos está diciendo que cualquiera, incluso el más bestia, puede tener un día de suerte y hacer que su vida cambie… o no? Es difícil saberlo. Quizás sea un poco de todo lo anterior. Lo que está claro es que ésta es una novela que no deja indiferente.

Inés Macpherson
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

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