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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos de etiqueta: Víctor del Árbol

La víspera de casi todo, de Víctor del Árbol (Destino)

11 lunes Jul 2016

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editrorial Destino, La víspera de casi todo, Premio Nadal, Víctor del Árbol

Hace ya un tiempo que me declaro lectora de Víctor del Árbol. Me enamoró con La tristeza del samurai y desde entonces, lo sigue haciendo. En febrero de 2016, la editorial Destino publicó La víspera de casi todo (Premio Nadal 2016), un libro que tal vez no sea tan memorable y extraordinario como Respirar por la herida (hasta la fecha, para mí, su mejor novela, pues todavía recuerdo personajes y escenas), pero que sigue golpeando fuerte y ahondando en las sombras de los seres humanos y en los límites que podemos llegar a cruzar cuando nos asomamos al abismo.

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Argumento

Germinal Ibarra es un policía de cincuenta años con un pasado que lo rompió cuando era niño y un presente del que intenta escapar, sin éxito. Tras resolver el caso del asesinato de la pequeña Amanda en 2007 y recibir condecoraciones y honores por ello, pide el traslado para apartarse de Málaga y ocultarse en La Coruña. Y durante un tiempo, parece que todo va bien, a pesar del dolor que lo acompaña, no sólo por la enfermedad de Williams que padece su hijo Samuel, sino por los actos que lo atormentan y le recuerdan quien es. Pero una noche, una mujer aparece en el hospital, apaleada, preguntando por él. Y se ve arrastrado a oscuridades ajenas, pero también propias.

También en Galicia, en una población de Costa da Morte, una misteriosa mujer decide huir de todo e instalarse como huésped en la casa de otra mujer, Dolores, para intentar desconectar de sí misma y de sus monstruos. Pero hay monstruos en muchos rincones del mundo, agazapados, silenciosos, escondidos tras la forma amable de unos ojos curiosos, dispuestos a aparecer cuando menos te los esperas y arrastrarte hacia las sombras.

Y después están Mauricio y Daniel, abuelo y nieto, solos y rotos, cada uno por sus razones, cada uno con sus secretos y su pasado.

Tres historias que se entrelazan, que se tejen en la oscuridad para mostrarnos el dolor, la fuerza del pasado y la memoria, y las cicatrices que pueden dejar… y que a menudo no se curan.

 

Opinión

Desde hace ya unos cuantos libros, Víctor del Árbol ha demostrado ser un maestro en el arte de tejer redes, de aunar personajes, historias, pasados y sufrimiento. Siempre con un trasfondo que nos retrotrae al pasado cercano de nuestra tierra o de tierras hermanas, construye un edificio sólido lleno de recovecos, de sombras y de historias que pesan en los hombros de sus personajes y en los del lector.

En La víspera de casi todo, explora de nuevo la culpa, el peso del pasado y la memoria, y, sobre todo, el dolor que va asociado, que se nutre y desgarra al que lo lleva atado a la piel. Pero no sólo araña la superficie y la profundidad de sus personajes, sino que nos araña a nosotros, a los lectores, mostrando un elenco de personajes con una oscuridad abismal que a veces nos hace retroceder, pero que, a la vez, nos atrapa y nos hace seguir leyendo para comprender, para descubrir qué piezas del rompecabezas llevaron a dichos personajes al filo del precipicio. Porque no sirve tan sólo exponer dicho dolor o decir que algunos de sus personajes son asesinos, culpables de crímenes que siguen impunes; eso sería quedarse en la antesala. Y el autor no lo hace nunca: se sumerge en la causa, en las razones, en lo que empuja, mueve y motiva a un ser humano a enfrentarse a sí mismo, a sus miedos y sus límites, a sus sombras y a sus monstruos… e incluso convertirse en uno.

Me quedo en lo general para hablar de los personajes, porque decir más sería desvelar parte de la trama, y, como en todas las historias de Víctor del Árbol, es mejor ir desgranando con ellos lo que arrastran. Y en este caso, arrastran un peso difícil de sobrellevar. Hay personajes que crees intuir; otros que ocultan unos entresijos más complejos. Pero da igual. Quieres seguir los pasos de ese policía cansado del que conoces, desde el principio, uno de sus mayores secretos. Quieres saber de qué huye  esa misteriosa mujer que tiene el dolor incrustado en la piel y por qué. Quieres saber qué busca el anciano Mauricio, o qué se esconde tras la mirada de Daniel, tras esa extraña relación con Martina, donde el amor y el odio se mueven en un equilibrio que anuncia algo mucho más destructivo y doloroso de lo que uno podría esperar.

No es quizás la novela más desgarradora del autor (es lo que tiene haber escrito tantas y tan potentes), pero sigue demostrando que domina a la perfección el arte de adentrarse en las profundidades para desentrañar el peso del pasado y la forma en que se adhiere a la memoria y no te deja respirar; el peso de la culpa y el dolor, que te arrastra hacia un proceso de autodestrucción en espiral hacia el infierno. Sí, quizás algún lector pueda intuir de forma difusa por dónde van a avanzar los caminos, pero no importa. La densidad y la honestidad con la que va tejiendo paralelismos, anotando escenas que luego van definiéndose, y en las que, sobre todo, desnuda el alma humana y sus partes más recónditas y oscuras, hacen que penetres en sus páginas. Y es que todos tenemos sombras, aunque algunas, como en el caso de los personajes de Víctor del Árbol, son tan grandes que lo ocupan todo y te pierdes en ellas.

Inés Macpherson
Fuente: Anika Entre Libros

Por un Sant Jordi lleno de libros

22 miércoles Abr 2015

Posted by encuentosydesencuentos in Actualidad editorial, Lecturas y reseñas

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Alianza Editorial, Debolsillo, Ediciones Urano, Editrorial Destino, Fernando Iwasaki, Gamal Ghitany, James Dawson, John Green, Jordi Cantavella, Jordi Olloquequi, La Galera, Michael Ende, Nube de tinta, Puk, Richard Matheson, Rosa dels vents, Sant Jordi, Toni Hill, Valdemar, Víctor del Árbol

Si hay algo que se puede comprar durante todo el año, son libros. No son como la fruta de temporada (aunque eso hace tiempo que parece que tampoco existe y encontramos melocotones en invierno), sino que florecen todo el año en las librerías. Uno puede cogerlos prestados en las bibliotecas, pedírselos a un amigo para que le recomiende algo… Los libros están presentes los 365 días del año y son para todas las edades, colores, gustos y personalidades. Sin embargo, el 23 de abril es el día del libro, ese día en el que, al menos por estos lares, nos lanzamos a la calle a impregnarnos de la palabra escrita. Y aunque es difícil escoger entre todos los libros que uno ha leído durante los últimos meses, y aún más difícil no pensar en los que tiene pendientes en las estanterías, me gustaría hacer mi recomendación personal para estos días, por si alguien no sabe qué libro escoger. Porque Sant Jordi, además de una leyenda, es una fiesta de la literatura y eso siempre hay que celebrarlo.

Lobos_y_dragones-roger-olmos-213x300Empecemos con los libros de relatos. Podría enumerar una lista infinita de antologías de la editorial Valdemar para los amantes del relato de terror y gótico, pero el último que ha caído en mis manos ha sido Pesadilla a 20.000 pies y otros relatos insólitos y terroríficos, de Richard Matheson. La edición va con prólogo de Stephen King y en ella se puede encontrar una muestra del genio de este escritor, que consigue meterte en una atmósfera inquietante con escasas pinceladas, porque sabe que, entonces, ya te tiene atrapado. Otra recopilación de relatos, también con un toque oscuro, pero con un formato más escueto pero igualmente fascinante, es Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki (Páginas de Espuma). Son relatos cortos que nos adentran en el mundo del terror, el espanto y lo macabro, pero con un punto de un humor negro que los hace únicos. Y por último, en el terreno del relato, una joya extraordinaria: El espejo en el espejo, de Michael Ende, recientemente publicado por Cátedra. Una obra que une los relatos con la fantasía, la filosofía y la mitología por partes iguales.

Si nos adentramos en el mundo de la novela, hay un sinfín de opciones. Pero como se trata de hacer una selección, intentaré acotar un poco. Para aquellos a quienes les gusta la novela negra y policiaca, la trilogía de Toni Hill (El verano de los juguetes muertos; Los buenos suicidas; Los amantes de Hiroshima), publicada por Debolsillo, pero en un formato un poco más grande que el habitual, es una apuesta magnífica. Alejándose de este género, encontramos a Víctor del Árbol, un autor que sabe crear unas redes de personajes perfectamente hiladas, algo que demuestra tanto en Respirar por la herida (Debolsillo, mayo 2014) como en Un millón de gotas (Destino, mayo 2014).

Para aquellos que prefieren la lectura pausada, la que permite degustar los paisajes, los simbolismos y el paisaje tanto físico como espiritual de una novela, podrán encontrar todo eso en La llamada de poniente, de Gamal Ghitany (Alianza Editorial, octubre de 2014).

Y si se prefiere una novela con toques históricos, El brigadista, de Jordi Cantavella (Rosa dels Vents), es una manera magnífica de adentrarse en el universo de las Brigadas Internacionales.

Y por último, algunas recomendaciones de novela juvenil, aunque la primera que haré no es estrictamente novela. Hace poco, la editorial Urano estrenó nueva imagen para Puk, su sello juvenil, y lo hicieron publicando un libro arriesgado pero muy interesante: Este libro es gay, de James Dawson. Una obra que habla sin tapujos, de forma directa y sincera, sobre la distintas orientaciones sexuales y todo lo que las rodea. Por otro lado, como la lectura no está reñida con el aprendizaje, La Galera ha seguido apostando por la literatura juvenil con un toque de ciencia. Si La puerta de los tres cerrojos, de Sónia Fernández-Vidal, se adentraba en la física cuántica, EXO, de Jordi Olloquequi, lo hace en el mundo de la biología con una novela que mezcla el amor, el rock y algún que otro viaje espacial (y que conste que no solo me refiero al espacio exterior, sino al internior…).  Y ya para acabar, no podía faltar John Green, un autor que durante un tiempo pasó desapercibido pero que, gracias a Bajo la misma estrella, consiguió hacerse ver. Nube de Tinta ha seguido publicando sus libros y, aunque todavía no he leído Buscando a Alaska, sí que puedo recomendar Ciudades de papel, una novela sobre la amistad, sobre ese maldito momento en que te das cuenta que te toca crecer y decidir, sobre los sueños que cada uno perseguimos… y sobre la capacidad de ver más allá del papel, del maquillaje que todos llevamos.

Y por hoy, se acabaron las recomendaciones. Espero que disfrutéis de un feliz día del libro y que sigáis descubriendo lo que  ocultan los libros durante todo el año. Porque todos, incluso los dragones, queremos que nos cuenten una historia.

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Inés Macpherson

Un millón de gotas, de Víctor del Árbol (Destino)

12 lunes Ene 2015

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editrorial Destino, Respirar por la herida, Un millón de gotas, Víctor del Árbol

Este año que nos ha dejado, el 2014, me ha permitido descubrir a un autor brillante creando redes de personajes rotos, oscuros y llenos de secretos: Víctor del Árbol. Tras disfrutar como una enana de Respirar por la herida, pude leer Un millón de gotas (Destino, mayo 2014). Se trata de una novela psicológica que nos sumerge en la historia europea (de la Revolución rusa pasando por la Guerra civil española), que nos muestra los entresijos de la memoria y el poder de la venganza.

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ARGUMENTO

Gonzalo es un abogado independiente pero mediocre, con pocos clientes y con unas perspectivas de futuro que no le interesan mucho, porque supondría dejar de ser independiente para formar parte del gran bufete de abogados que lleva su suegro, un hombre de negocios, poderoso y sin escrúpulos, que no soporta a su yerno por ser hijo de Elías Gil, un rojo, un comunista, un pobre en comparación con su familia. Elías Gil desapareció a finales de los 60, dejando una leyenda sobre sí mismo, más que recuerdos reales. Una leyenda que pesa sobre la memoria de su hijo, Gonzalo, que siempre intenta estar a la altura de esa imagen.

La vida de Gonzalo se mueve entre el despacho y su hogar, donde Lola, su mujer, lo aguarda sin cariño; donde su hijo, Javier, lo esquiva constantemente y donde Patricia, su hija pequeña, es la única que le ofrece un afecto sincero.

Pero toda esa monotonía fría está a punto de cambiar.

Un día recibe la noticia de la muerte de su hermana, Laura. Según fuentes policiales, Laura mató al hombre que secuestró y asesinó a su hijo pequeño, Roberto, y luego se suicidó. Pero Gonzalo sabe que hay algo más tras ese asunto. Su hermana no mataría a alguien y menos de esa forma tan cruel. Y tampoco haría que un extraño le entregara su ordenador portátil si no hubiera algo más.

Gonzalo decide iniciar una investigación personal para comprender lo que ocurrió con su hermana. Pero al tirar de la manta, se sumerge en un mundo que va mucho más allá de la muerte de su hermana.
Adentrándose en el pasado, Víctor del Árbol nos lleva hasta la URSS, a la Guerra civil española, a los campos de refugiados de la costa francesa y a la isla de Názino, donde tuvo lugar una tragedia que se prolonga a lo largo del tiempo.

OPINIÓN

Aunque hay muchas personas que odian a las arañas, hay que reconocer que saben tejer una trampa de hilos que se entrecruzan y se relacionan hasta crear una red de la que es difícil escapar. Pues, bien, Víctor del Árbol lo ha vuelto a hacer: ha creado una red de hilos que se van uniendo, atrapando a sus personajes en un juego de luces y sombras, de luchas y venganzas, de relaciones que se prolongan en el tiempo y el espacio, y también atrapando al lector, que quizás pueda intuir por dónde van los tiros, pero que se deja llevar por esa narrativa precisa que el autor domina.

Y por si eso fuera poco, además, nos ofrece dos novelas en una: la que sigue a Gonzalo en su día a día, en su investigación sobre la muerte de su hermana y todas las sombras que llenaban su vida; y la que nos muestra el viaje de Elías a los infiernos, externos e internos, a través de su estancia en la URSS, en la Guerra civil española o en los campos de Argelès. Un thriller y una novela histórica que se sumerge en algunos de los episodios clave de nuestra historia reciente.

Cada uno de ellos, Gonzalo y Elías, transitan por caminos dispares, pero similares en cierto sentido. El primero deja de lado esa vida sencilla y metódica, en la que todo encaja, para ser lo que creyó que era su padre: un hombre de principios, con ideales. Decide arriesgarlo todo para descubrir la verdad sobre su hermana y sobre la investigación que estaba llevando a cabo y que, probablemente, acabó con su vida. Poco a poco, Gonzalo contempla el infierno que habita en nuestras calles: mafias, prostitución infantil, extorsión, corrupción… Y es absorbido en él hasta llevarlo a la dicotomía que, años atrás, su padre tuvo que vivir: salvarse a sí mismo o salvar a otro; seguir sus principios o sus instintos.

Por su parte, Elías, representa ese hombre de principios que, poco a poco, va dejando de lado las ideas junto con su humanidad cuando, por las circunstancias crueles de la vida, se ve lanzado a la boca del lobo: la isla de Názino, un lugar sin ley donde el hambre y el poder convierten a los seres humanos en monstruos. Un infierno que lo persigue durante toda la vida y que intenta esconder de sus seres queridos… Y es que, ¿hasta dónde llegarías para mantenerte con vida? ¿Qué estarías dispuesto a dar a cambio de unos cuantos días más en el mundo de los vivos?

Como en sus anteriores obras, Víctor del Árbol navega por las entrañas de la memoria y el dolor, de la culpa y la venganza. Se adentra en esa lucha continua entre lo que se ha hecho y lo que hubiésemos querido hacer. Entre el héroe que la gente cree que eres y el monstruo que sabes que puedes llegar a ser. El pasado se convierte entonces en una losa pesada que te martiriza. Cada vez que te miras al espejo ves la historia de tus actos en tus ojos y no puedes soportarlo. Y poco a poco el monstruo va saliendo, porque la culpa y el dolor no remiten, no perdonan. Y no solo es en el caso de Elías que los actos transforman a las personas. Lentamente, a medida que nos sumergimos en las páginas de Un millón de gotas, descubrimos que todos podemos llegar a ser monstruos cuando la necesidad, la venganza o el deseo nos empuja. Porque a menudo, por muchos ideales que tengamos, el instinto de supervivencia y la rabia tienen más fuerza, y nos dejamos guiar por ellos.

Como se repite varias veces en el libro, «la primera gota es la que empieza a romper la piedra». Se podría interpretar de varias maneras: la importancia de luchar por nuestros ideales para llevar a cabo la revolución; la importancia de hablar para romper el hielo y conocer a alguien; la importancia de decir la verdad para que, al final, esta se sepa… Pero también podría ser que esa primera gota sea la que nos rompe a nosotros, la que hace una herida que no sana y que nos deja abiertos en canal, incapaces de vivir con lo que sabemos, incapaces de dejarnos ir porque no queremos rendirnos.

Se podrían analizar todas las tramas y los personajes de esta obra, uno a uno, y desgranar el tejido que tan bien ha hilado el autor. Pero eso implicaría desvelar los secretos que guardan las páginas, como secretos son los que guarda ese omnipresente medallón que, como su dueña, preside la vida de Elías y de todos los que le conocieron. Porque una gota no solo empieza a romper la piedra. Puede unirse a otras gotas, convertirse en océano y arrasarlo todo.

Inés Macpherson

Respirar por la herida, de Víctor del Árbol (Debolsillo)

22 lunes Sep 2014

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Debolsillo, La tristeza del samurai, Respirar por la herida, Víctor del Árbol

Tras haber leído dos de las novelas de Víctor del Árbol y estar devorando la tercera, Un millón de gotas (Destino), debo reconocer que es uno de los autores más interentes del país. Tiene la capacidad de crear una red de personajes que encajan a la perfección, mientras te traslada a infiernos personales y sociales, históricos y ficticios, donde la culpa, la venganza y el dolor siempre están presentes. Sabe retratar la sombra humana de una manera magistral y Respirar por la herida (mayo 2014, Debolsillo), no es una excepción. Una novela que nos enseña las entrañas de sus personajes, sus oscuridades y el peso del pasado, y nos demuestra que todos podemos guardar sombras en nuestro interior.

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ARGUMENTO:

Eduardo lo ha perdido todo: perdió a su mujer y a su hija en un accidente de tráfico y, con ellas, perdió las ganas de vivir, de pintar, de respirar. Pero el cuerpo sigue respirando, por mucho que uno pierda las ganas de hacerlo, por mucho que uno no quiera seguir luchando. Deambula entre el alcohol y la soledad, ganando cuatro duros con los encargos que Olga, su marchante, le consigue. Pero todo está a punto de cambiar.
Olga le pone en contacto con Gloria Tagger, una violinista hermosa y poderosa que tiene un encargo para Eduardo: pintar el retrato de Arthur Fernández, el hombre que atropelló y mató a su hijo Ian. Quiere que Eduardo consiga captar la esencia que se oculta tras el rostro de ese asesino. El problema es que el rostro de Arthur no solo esconde lo ocurrido el día de la muerte de Ian, sino muchos otros secretos que se irán desgranando para descubrir que el destino tiene un sentido del humor macabro y que, casi todos, tenemos sombras en nuestro interior.

OPINIÓN:

El destino tiene un extraño y macabro sentido del humor. Y si no que se lo pregunten a los personajes de Respirar por la herida, de Víctor del Árbol, un libro donde nada está dejado al azar, donde cada individuo, cada acción, cada paso te lleva al siguiente sin titubeos, sin hilos sueltos. Todo está perfectamente hilvanado en una tela de araña donde el autor atrapa al lector y a sus personajes, y donde nada es lo que parece, donde todo tiene un segundo fondo donde se agazapa la sombra, la culpa, el dolor.

De la mano de un narrador omnisciente que navega entre diferentes focos, somos capaces de adentrarnos en el pasado y el presente de cada uno de los personajes hasta crear un cuadro perfecto donde los rostros poliédricos que ha creado el autor se unen y se muerden hasta sangrar. Porque no ha tenido piedad con ninguno de ellos. El dolor y la culpa de Eduardo, incapaz de olvidar la muerte de su mujer y su hija… o incapaz de olvidar lo que hizo después. El dolor y la rabia de Gloria, deseosa de que el hombre que mató a su hijo pague, pero con un secreto oculto… Y es que, ¿por qué escoger a Eduardo para que pinte el retrato del asesino de su hijo? ¿Simplemente porque comparten la pena de la pérdida, o porque comparten algo más? Y Arthur, ese hombre sin remordimientos tras sesgar la vida de dos personas por accidente, que desea encontrar su hija desaparecida… ¿Pero realmente no sabe nada de lo que le ha podido pasar a su pequeña? Todo el mundo esconde algo, todo el mundo miente y todos intentan huir, sin conseguirlo, del espejo que poco a poco se va situando ante sus ojos, y ante los nuestros, los del lector.

Cuando escribió La tristeza del Samurai, Víctor del Árbol ya demostró su capacidad para adentrarse en la sombra del ser humano con precisión milimétrica, para retratar su afán por la venganza como paliativo del dolor, aunque el dolor siempre permanece. De hecho el dolor desgarra, se asienta en el estómago, bajo la piel, y no te suelta, como demostró entonces y ha vuelto a demostrar. Es un escritor detallista, capaz de ir dibujando lentamente a sus personajes y, como Eduardo en el libro, acabar mostrando sus entrañas más oscuras.

Es difícil decir más de este libro sin desvelar su argumento. Pero sí que se podría decir que lo que hace el autor es colocar ante el lector una escalera, donde cada escalón te hace bajar un poco más hacia el infierno. Y en cada uno de los círculos ves la culpa, la rabia, la ira, la ciega venganza, el engaño, el abuso, el abandono… Todos los personajes están rotos, sumidos en un delirio agónico que hace que se arrastren sin darse cuenta de que, desde el inicio, ha existido un hilo que une sus vidas de una forma angustiante. Cuáles son esos hilos y los motivos por los que se han ido tejiendo alrededor de ciertos personajes sólo se puede descubrir abriendo el libro y dejando que te absorba.

Escrita con un ritmo que nunca decae, permitiendo que cada personaje deje volar sus recuerdos para compartir con el lector lo que lo ha llevado hasta este momento, esta novela avanza hacia un lugar que podríamos jugar a intuir, pero que no queremos intuir porque preferimos dejar que el narrador nos lleve hacia los puntos de luz donde se descubren los secretos. Es posible que haya a quien le extrañe que todo esté tan perfectamente hilado, relacionado… Pero ya se ha dicho muchas veces que seis grados de distancia nos separan, y que todos podemos estar conectados. ¿Por qué no puede conectarnos la desgracia?

Inés Macpherson
FUENTE: Anika entre libros (http://www.anikaentrelibros.com/)

La tristeza del samurai, de Víctor del Árbol

26 jueves Abr 2012

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Editorial Alrevés, La tristeza del samurai, Víctor del Árbol

Aunque ya ha pasado Sant Jordi y el momento de las recomendaciones literarias, ahí va una recomendación ambientada en la Guerra Civil española y la posguerra… LA TRISTEZA DEL SAMURAI, de Víctor del Árbol (Editorial Alrevés). Interesante lectura e interesante autor.

ARGUMENTO

Extremadura, años 40. Barcelona, años 80. Dos momentos históricos, dos lugares distintos unidos por una tragedia; dos tramas que avanzan de manera paralela para mostrar una telaraña de coincidencias que marcarán el futuro de los personajes de esta historia.
Un crimen acaecido en Badajoz el año 1941 afectó el destino de diversas personas que deberán avanzar, sobrevivir o simplemente dejarse vivir, marcadas por el dolor, la rabia y las ansias de venganza.
Años después, una abogada volverá a abrir la caja de los truenos, traspasará el umbral de la memoria para desvelar los secretos y los horrores que nacieron con aquel crimen del 41, pero que han seguido vivos hasta ahora.
Una novela que muestra, en el marco de dos acontecimientos históricos que marcaron el devenir de España, hasta dónde se puede llegar por conseguir y mantener el poder; hasta dónde se puede llegar por amor, por odio… por venganza.

OPINION

¿Se puede gastar el odio? ¿Puede quedarse vacío? ¿Cuánto tiempo puede alguien mantenerse vivo por el ansia de encontrar la venganza, el perdón o la redención?

Cuando uno se adentra en La Tristeza del Samurái descubre que no está ante un libro cualquiera, sino que tiene entre las manos una magnífica novela, de corte elegante y narración absorbente. Esta excelente obra, escrita con un léxico impecable y llevada con un ritmo preciso, que atrapa al lector hasta impedirle soltar las páginas, es una ventana a las debilidades humanas y a los horrores de la historia, una historia cercana que no se debería olvidar, que enfrentó a amigos, a hermanos, y sembró un país de odio durante décadas. Una historia real, espejo en la que se refleja la ficción creada por Víctor del Árbol, y que tuvo sus consecuencias, como también las tienen los actos que desencadenan la primera tragedia de la obra, que irá extendiendo sus tentáculos lentamente hasta engullirlo todo bajo su sombra.

Víctor del Árbol se mueve entre dos momentos históricos recientes de nuestro país: la Guerra Civil española y la posterior dictadura de Franco, y los meses que precedieron al golpe de Estado de Tejero. Y lo hace sin caer en tópicos ni maniqueísmos. Cada uno de los personajes que transita estas páginas tiene una profundidad compleja en la que caben miedos, deseos y necesidades; sobre todo necesidades: la necesidad de poder o de sentirse superior; la necesidad de despertar el respeto, aunque sea a través de la violencia sin sentido y desmesurada, o a través de acciones impulsivas sin contar con las consecuencias; la necesidad de olvidar, de borrar el pasado aunque sigamos guardando retazos de él en una maleta vieja; la necesidad de perdonar, de perdonarnos… Esas son algunas de las prendas con las que Del Árbol viste a sus personajes, a todos ellos, y los empuja al abismo de descubrir sus propios límites.

Cada personaje es un tratado sobre alguna o varias debilidades humanas, pero también sobre sus fortalezas. La cobardía y la lucha se presentan en la misma persona, como por ejemplo en María, la abogada que meterá en la cárcel a un hombre, César, que lleva sobre sus hombros el peso de un pasado forjado por un titiritero movido únicamente por el poder y la necesidad de controlarlo todo, de someterlo todo. Lentamente, tirando del hilo que Víctor del Árbol va tejiendo a través de las poco más de cuatrocientas páginas que tiene La Tristeza del Samurái, vamos descubriendo que todos los hilos están entrelazados.

Mediante una narración que no descansa, el narrador va viajando del pasado al presente, cambiando de ojos y de voz para contar un pedazo de historia, un pedazo de horror. De esta manera, poco a poco el lector puede ir saboreando el interior de cada uno de los personajes, adentrarse en su mente, en sus entrañas, hasta comprender que cada una de sus sombras, cada uno de los actos que, a pesar de haber ocurrido en el pasado, tienen eco en el presente de una manera devastadora. Y es que, por mucho que se pretenda fingir que esa “enfermedad”, que ese monstruo o ese pasado que tuvimos no es real o que sólo es una ínfima parte de nosotros, como dice Fernando Mola en el libro, la verdad sale a la luz: tanto la de los actos como la de la persona que llevamos dentro. Porque el pasado puede callarse, silenciarse, pero sigue aguardando bajo una maleta, en un marco de fotos o en un objeto que se creía perdido. Por mucho que se busque el perdón llevando flores a una tumba, los muertos no perdonan. Y probablemente los vivos tampoco.

La Tristeza del Samurái ahonda en un tema espinoso como es la venganza. El odio y la incapacidad de perdonar (a veces ligada a la incapacidad de perdonarse a uno mismo, de sentirse tan culpable como el otro por no haber impedido la desgracia) devienen deseo de venganza en muchas ocasiones. Pero, ¿de qué sirve la venganza? ¿Se puede sentir alivio? ¿Hasta dónde se puede llegar para vengar a alguien? ¿A cuántos te puedes llevar por delante para sentirse al fin en paz, si es que eso es posible?

Como telón de fondo, como icono de una tragedia que da inicio a esta obra está esa espada, esa catana que tanto obsesiona a Andrés. La tristeza del samurái que da título a este libro es una manera de resumir a la perfección la dualidad inherente en los seres humanos que transitan esta historia: un samurái que no quiere la guerra pero que debe guerrear. Un hombre que no quiere destrozar la vida de alguien, pero lo hace para salvar la propia. Un hombre que vende su amor por un poco de poder, por unas migajas de poder…

En definitiva, una excelente novela que está triunfando más allá de nuestras fronteras, demostrando que la tragedia que ha urdido Víctor del Árbol tiene un equilibrio perfecto y unos personajes fascinantes que penetran en el lector hasta traspasarle la piel.

INES MACPHERSON
FUENTE: ANIKA ENTRE LIBROS

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