Aunque Un método peligroso no sea tan impactante como las anteriores Promesas del este o Una historia de violencia, por su crudeza y su retrato de las profundidades humanas y la crueldad a la que el ser humano puede llegar, el último trabajo de David Cronenberg sigue, para mí, aunque desde otra perspectiva, ahondando en las sombras y laberintos del ser humano.
Basada en la novela A most dangerous method de John Kerr y en la obra de teatro The Talking cure de Christopher Hampton, quien también firma el guión de la película, Un método peligroso se adentra en el triángulo personal y teórico de Freud-Jung-Spielrein. A principios del siglo XX, Carl Gustav Jung (interpretado por un Michael Fassbender en estado de gracia y con otra película en cartel, Jane Eyre) recibe una nueva paciente, la compleja Sabina Spielrein (interpretada por una sorprendente Keira Knightley). Con ella Jung se atreverá a trabajar un método que ha ideado Freud (interpretado por un austero y algo hierático Viggo Mortensen, que no se separa en toda la película de su puro).
A partir de este triángulo, Cronenberg muestra con austeridad la evolución de las teorías del psicoanálisis y las diferencias que surgieron entre Jung y Freud, así como las dudas que atormentaron a Jung ante la posibilidad de sentirse atraído por una paciente, precisamente Sabina Spielrein. En este punto, la aparición del magistral Vincent Cassel en el papel de Otto Gross tiene una importancia capital. A pesar de ser una presencia fugaz, Gross es el catalizador, el único capaz de poner en duda las convicciones de Jung y abrirle un mundo al que éste era reticente a entrar.
Aunque el sexo y sus problemáticas están presentes a lo largo de la película, se trata de un sexo hablado, no practicado. En una escena, pero, Cronenberg juega con el espectador y parece hacerle un guiño a Freud y a aquellos que lo criticaban por reducirlo todo a una interpretación sexual. Sabina se ha arrodillado ante Jung y alarga la mano hacia él. La cara de él deja intuir entre sorpresa y placer. ¿Qué piensa el espectador? ¿Qué resulta ser al final? Seguramente Freud tendría mucho que decir al respecto.
Un punto interesante del film es ver cómo Cronenberg muestra las teorías sobre Sigfrido o la constante correspondencia entre los tres personajes, que será uno de los detonantes de la ruptura entre ambos hombres. Poco a poco, se muestran no sólo las diferencias de planteamiento que separan a Freud y a Jung, sino que también quedan patentes las diferencias sociales y económicas que los distancia. ¿Es posible que Freud se niegue a contarle a Jung su sueño porque se cree superior en inteligencia a él y por lo tanto Jung está en lo cierto al considerar que no son amigos ni iguales? ¿O Freud necesita demostrar y afirmarse en su autoridad para sentirse más seguro ante ese Jung que le queda tan alejado, tan separado por clase y por procedencia?
Debo agradecer a Cronenberg que nos haya dejado conocer a ese increíble y fascinante mujer que fue Sabina Spielrein, una desconocida para mí y de descubrirnos el papel que tuvo en la introducción de la pulsión de la muerte en las teorías del psicoanálisis. Porque, aunque quizás no sea la mejor película del director, este método peligroso es una ventana a una parte de la historia de nuestra cultura importante que además no deja indiferente, al menos a mí.