Hay quien, ante un misterio, decide ignorar la duda y quien se adentra en las preguntas hasta ser devorado por ellas. Ya lo dice el refrán, y lo dice David Eloy Rodríguez en el postfacio de La carne y la pared, de Àlex Marín (Ediciones El Transbordador, abril 2019): «la curiosidad mató al gato. Pero ¿qué demonios querría saber el gato?». En el caso del protagonista de la novela sabemos qué quiere saber, pero a veces indagar en un misterio puede hacer que abramos puertas que luego no sabemos cómo cerrar.
La historia que Àlex Marín plantea en su novela La carne y la pared parte de una premisa sencilla: una pareja joven se muda a un piso. Es algo habitual, o debiera serlo si los alquileres no estuvieran por las nubes y no fuera una odisea llegar a fin de mes. Pero a veces encuentras una ganga que no puedes ignorar. Es lo que les ocurre al protagonista y a su mujer, Aída: en el rellano donde viven los padres de ella hay un piso vacío que consiguen alquilar por un módico precio porque la familia que vivía allí se fue corriendo, dejando todos los muebles e incluso la ropa, cuando su hijo desapareció y comprendieron que no iba a volver. ¿Qué ocurrió con el chico, Álex? ¿Por qué se fueron sin más? ¿Cómo supieron que no iba a volver? ¿Por qué nadie quiere hablar de él?
En una mezcla de historia de detectives y terror llena de referencias literarias que demuestra la pasión y el conocimiento del autor, Àlex Marín nos deja entrar en la vida de esta joven pareja a través de los ojos del protagonista, un escritor que intenta crear una novela, pero que se deja llevar por la curiosidad ante una desaparición que se dio por zanjada y que se ha cubierto de un silencio que alimenta sus preguntas. Así, lo que empieza siendo una especie de diario compuesto por notas en las que él nos explica su rutina y sus aspiraciones literarias, poco a poco se transforma en un relato de investigación que va tiñéndose de una atmósfera inquietante y claustrofóbica que nos permite conocer a Álex, el joven desaparecido. Los dos relatos avanzan a la vez, pues la vida del protagonista se ve marcada por la lectura que hace de la vida de Álex. Vemos las inseguridades del chico, una tendencia levemente malsana a fantasear que lo lleva a comportarse a veces de forma obsesiva, y lo que más inquieta y llama la atención al escritor, y al lector: el terror que Álex vive día a día, atormentado por un acosador que no le deja en paz. Eso lo empuja a desear algo que probablemente muchos en su lugar desearían, pero que puede tener consecuencias muy peligrosas.
La carne y la pared es una nouvelle curiosa, que se lee en un día y que tiene un toque de terror clásico que recuerda a los manuscritos encontrados y que sabe jugar con los personajes y la atmósfera de forma acertada. Una historia que habla del terror real, del acoso y del morbo que a menudo nos empuja a leer para saber, sin comprender que, a veces, saber puede hacer que la realidad se nos escape de las manos.
¡Feliz viernes y felices lecturas!
Inés Macpherson