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Encuentosydesencuentos's Blog

~ Un paseo entre cuentos y libros con Inés Macpherson

Encuentosydesencuentos's Blog

Archivos de etiqueta: NoExpliqueu

Un milagro informal, de Fernando Iwasaki (Alfaguara)

10 lunes Jul 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Cuentos, Lecturas y reseñas

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Cuentos, Editorial Alfaguara, Fernando Iwasaki, NoExpliqueu, Nollegiu, Papel carbón, Páginas de Espuma, Un milagro informal

Descubrí a Fernando Iwasaki en una sesión de cuentos. Al finalizar la sesión, las narradoras mencionaron los autores y libros de los que habían extraído sus historias y me quedé con el nombre de uno de ellos: Ajuar funerario, de Fernando Iwasaki. Al entrar en aquel universo de relatos cortos donde la muerte, lo macabro, lo sorpresivo y el humor se daban cita, me quedé fascinada. Y sigo haciéndolo cada vez que me dejo llevar por alguna de sus historias.

Para acabar el ciclo #NoExpliqueu, dedicado al cuento literario, escogí a Fernando Iwasaki y a Lydia Davis como una pequeña muestra de la manera en que se puede tratar el cuento corto o el microcuento. Pero ambos tienen relatos que exceden ese concepto. La obra de Lydia Davis es un universo en sí misma, a menudo difícil de clasificar, pero fascinante igualmente. La de Fernando Iwasaki podría etiquetarse más fácilmente bajo la idea de cuento, aunque sabe perfectamente cómo maniobrar entre géneros, estilos y temas sin inmutarse. Es extraordinario, con una capacidad de narrar inusual y elegante, a la par que gamberra y sutil.

Un milagro informal

En 2003, Alfaguara publicó Un milagro informal, una recopilación de catorce cuentos. Algunos de ellos fueron publicados con anterioridad en sus libros Tres noches de corbata o A Troya, Helena (dos títulos que, por cierto, fueron recopilados en Papel Carbón, un libro publicado por la editorial Páginas de Espuma en 2012), pero otros son nuevos. Gracias a ese paseo por sus distintos relatos, sus distintos años, podemos ver el abanico de historias, estilos y temas que han ido surgiendo de las manos de este autor peruano afincado en Sevilla que domina el arte del cuento. Pero antes de adentrarnos en los relatos, Iwasaki ofrece un pequeño texto preliminar donde nos explica “Por qué escribo relatos o para cuándo novela”. Es un texto que, en sí mismo, aunque no sea un cuento, podría serlo, porque nos explica una historia. Pero no sólo eso. Nos habla, a través de una metáfora culinaria, de la diferencia entre la novela y el cuento. Para él, «la novela quita el hambre y el cuento abre el apetito». Y sus cuentos abren el apetito… de más cuentos.

Entre los relatos de Iwasaki encontramos historias que nos hablan de la irrupción de lo fantástico en lo cotidiano, del erotismo y el humor, pero también encontramos alguna parodia al género policial o juegos intertextuales. El propio autor explica que le encanta jugar con las palabras, con los dobles sentidos. De hecho, en el título de otro de sus libros, Helarte de amar, publicado por Páginas de Espuma en 2006 y cuyo comentario podéis encontrar en este blog, ya deja claro que le gusta la sutileza del lenguaje, la extrañeza que produce leer unas palabras que hacen referencia a ese arte de amar del que también nos habló Erich Fromm, pero que, en el fondo, nos hablan de otra idea, de ese helado, ese hielo que también nos puede recubrir al amar… literalmente. Pero me voy por las ramas.

Son catorce relatos, por lo que no hablaré de todos ellos, pero sí me gustaría destacar alguno. Ante todo, me gustaría destacar «Un muerto en Cocharcas», una especie de parodia sobre las historias policíacas donde encontramos a un muerto a quien muchos querían muerto, pero ninguno parece ser el culpable. Más allá de los diálogos, memorables, y de las explicaciones que dan cada uno de ellos para justificar que ellos no son los asesinos, el final esconde una reflexión sobre el machismo y el maltrato interesante. También en esta línea encontramos «La invención del héroe», un relato policíaco plagado de referencias literarias al género y que demuestra cómo, a veces, la lectura puede servir para mucho más que para dejarse llevar por la ficción.

Otro de los elementos que Iwasaki sabe tratar es el erotismo, pero no en el sentido más ortodoxo del término, ni buscando los extremos más románticos o casi pornográficos a los que se podría llegar en este terreno. No, lo que hace Iwasaki es crear historias donde el erotismo es un elemento más, a veces acompañado de humor, otras veces de un realismo relacionado con la mitología a la que hace referencia el título, como «A Troya, Helena», y otras con cierto toque fantástico, como en «Erde», un relato extraordinario con un final que también tiene ecos mitológicos y demuestra que lo erótico y lo macabro pueden congeniar en buenas manos.

En Ajuar funerario ya demostró su capacidad para manejar lo macabro, los finales sorpresivos y las historias sobre rituales, costumbres y muerte. «El ritual», aunque mucho más largo que los pequeños relatos de ese Ajuar funerario, podría entrar perfectamente en esa categoría. Desde los ojos de un niño, descubrimos la enfermedad del hermano, todo lo que intentan hacer para curarle… y poco a poco nos adentramos en un mundo que no está en la sala de espera de un médico, sino en otro lugar un poco más secreto, quizás más oscuro y ancestral, con regusto a tierra.

Quizás también merece una mención especial «La otra batalla de Ayacucho», una historia donde el paso del tiempo, la soledad y el miedo a la misma quedan patentes en el encuentro entre los soldados de plomo y Luke Skywalker.

Los cuentos de Fernando Iwasaki son una invitación a reencontrarse con el placer de la lectura. El próximo miércoles 19, sus cuentos y los de Lydia Davis se encontrarán en la librería Nollegiu para cerrar el ciclo #NoExpliqueu dedicado al cuento literario.

Hasta entonces, ¡feliz lunes y felices lecturas!

Inés Macpherson

Los cuentos de Lydia Davis

03 lunes Jul 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Cuentos, Lecturas y reseñas

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Cuentos completos, Eterna Cadencia Editora, Lydia Davis, Ni puedo ni quiero, NoExpliqueu, Nollegiu, Seix Barral

Lydia Davis es una escritora extraordinaria, que ha hecho del cuento un extraño arte. En una entrevista que le realizaron en el diario El País, en 2015, esta americana nacida en el 1947 definía a la perfección su estilo y su obra tras ser preguntada por su única novela, El final de la historia: «Jamás me he considerado novelista. Desde que empecé a escribir me sentí cuentista… Bueno, si me remonto a los orígenes, lo primero que escribí fue poesía, aunque aquello era más bien una suerte de conjuro verbal. La novela surgió cuando llevaba más de veinte años escribiendo. Tengo un amplio espectro de registros […]. A medida que son más largos se vuelven más narrativos, y cuanto más cortos se parecen más a una canción. Puede que no sean poemas, pero el lenguaje, el ritmo y la forma son de un orden más musical, aspecto que se convierte en el elemento prioritario. Pero incluso entre los textos más breves los hay muy distintos. Algunos son como un grito, otros una especie de meditación».

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Lo cierto es que la primera vez que uno se adentra en los cuentos de Lydia Davis no sabe muy bien a qué atenerse. Lo primero que leí de esta autora fue Ni puedo ni quiero, una recopilación que publicó Eterna Cadencia Editora en 2014. Hay algún relato de una extensión mayor a las dos páginas, pero muchos de ellos son suspiros, pequeños relatos que a veces no ocupan ni media página y que incluso algunos podrían considerar que no son ni siquiera historias, pero eso no quita que no sean fascinantes. Encontramos sueños, reflexiones, cartas de reclamaciones a empresas por los más variopintos motivos, relatos que hablan de la escritura, del proceso de creación y de cómo los personajes pueden desviarse de su lugar, como el genial «Dos personajes en un párrafo», o relatos que juegan con el lenguaje de maneras increíbles. Ácida y sutil, crítica y mordaz, también deja caer pequeñas bombas existenciales, pensamientos de una profundidad vital (y mortal) que, a pesar de ser como una ráfaga de viento, una ilusión que hay que mirar dos veces para descubrirla escrita en tinta sobre el papel, se adentra en nosotros a su manera.

Cuentos completos Lydia Davis

Pero antes de esta recopilación, Lydia Davis había escrito mucho más. En 2009 aparecieron sus Cuentos Completos, que fueron publicados en castellano por Seix Barral en 2011. En sus más de 700 páginas hacemos un recorrido por todas las facetas de los relatos de Davis, desde los micro relatos a los más extensos, pasando por los cuentos-cartas, los que se asemejan a monólogos y los que son pequeños homenajes a grandes de la literatura como Kafka o Flaubert. Algunos desprenden un realismo fotográfico, lento y con una cadencia mesurada que nos recuerda a la vida misma, tan sencilla que uno se pregunta si valdría la pena ser narrada. Por supuesto, todo cabe en una historia. Pero también los hay ácidos, ingeniosos e irónicos, muestras del malabarismo lingüístico y conceptual que puede extenderse en varias páginas o condensarse en tres líneas.

Es difícil definir la obra de esta mujer. Es única. Sí, podría decir que hay en ella algún eco de otros autores de relatos, quizás Kafka, quizás muchos otros de los que ha traducido su obra. Pero no creo que sea necesario compararla con nadie. Es ella. Y eso es decir mucho.

El miércoles 19, los cuentos de Lydia Davis se encontrarán con los de Fernando Iwasaki en la Nollegiu en la última sesión del ciclo #NoExpliqueu. Así que si queréis adentraros de una manera diferente en sus historias, allí estaremos.

Hasta entonces… ¡Feliz lunes y felices lecturas

Inés Macpherson

Siempre hemos vivido en el castillo, de Shirley Jackson (Editorial Minúscula)

19 lunes Jun 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Cuentos escogidos, Editorial Minúscula, NoExpliqueu, Nollegiu, Ray Bradbury, Shirley Jackson, Siempre hemos vivido en el castillo

SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO, de Shirley Jackson (Editorial Minúscula) Segunda edición de enero de 2017, traducción de Paula Kuffer, revisión de Marta Hernández Pibernat.

Siemprehemovividoenelcastillo

 

Escrita en 1962, Siempre hemos vivido en el castillo es una pequeña pero inmensa novela creada por Shirley Jackson. Pero, ¿qué tipo de novela es? Tras haberla leído, no sabría qué decir. Si consideramos su relato «La lotería» como una historia de terror, esta novela también podría encajar en esa categoría. Pero no estamos ante un terror sobrenatural, ni sangriento o burdo. Es sutil, muy sutil, con una capacidad extraordinaria de mostrar, como un espejo interior, la oscuridad humana.

La novela empieza con una primera persona que, en unas ocho líneas, hace una presentación de su persona y su situación que parece muy sencilla, muy cotidiana, pero que poco a poco se tiñe de algo extraño, de una imaginación fantástica… hasta que llegamos a la última frase: «Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto».

La primera persona de Merricat nos explica un día a día ordenado, donde cada día tiene su rutina y cada objeto, su lugar. Podría parecer, de nuevo, todo normal, cotidiano, pero cuando la muchacha va al pueblo a comprar, notamos la tensión, esa manera que tienen sus vecinos de mirarla, de hablar de ella, con ella o a ella… y de cantar sobre ella y su hermana. Intuimos, comprendemos, que hay algo que rodea a esas chicas, algo oscuro, pero no en el sentido sobrenatural. Aunque Merricat considera que seguir sus rutinas, sus caminos marcados y vigilar que los objetos que ella ha ido enterrando y situando en lugares específicos del jardín y de los caminos que conducen a la casa son maneras de protegerse, de proteger a Constance y a su tío Julian, la presencia de la magia o lo sobrenatural se queda en ese terreno, no va más allá.

Como en el relato «La lotería», Shirely Jackson ofrece una visión de la crueldad del ser humano que da escalofríos. Porque lo curioso es que, aunque haya hechos en la historia más truculentos y más salvajes que el simple comportamiento humano de los hombres y mujeres del pueblo, es su manera de actuar la que nos incomoda. Sí, Merricat coloca libros en los árboles para proteger la casa y piensa a menudo que sus vecinos morirán y ella podrá ir a comprar pisando sus cadáveres. Pero la manera en que lo cuenta parece una fantasía… La fantasía de una niña de dieciocho años. Y quizás ahí radica la cuestión. Que aunque al principio nos ha dicho ella misma la edad que tiene, nos olvidamos y dejamos que el tiempo se suspenda en esa casa en la que no sabemos realmente qué ha pasado ni cómo, no sabemos cuándo. Sí, se nos dice, pero la atmósfera, la manera en que la voz de Merricat nos conduce por esa mente salvaje y fantástica que tiene y que ve el mundo de forma distinta, hace que nos dejemos llevar y nos sintamos parte de esa familia reducida y extraña.

La crueldad humana, la avaricia revestida de buenos modales que poco a poco se derrumban para mostrar el egoísmo más despreciable y una inocencia a base de capas que, poco a poco, se van cayendo, construyen este castillo literario en el que la sutileza, la atmósfera y, sobre todo, la voz narrativa, dibujan una historia impecable sin artificios, sin excesos y sin fantasmas con cadenas. Los fantasmas aquí son los recuerdos, los rumores, la extrañamente hermosa cárcel vital a través de la que poco a poco Shirley Jackson nos deja mirar.

La elegancia con la que sabe asestar los golpes esta escritora es increíble. Queda claro en esta novela y queda claro en sus Cuentos escogidos, también publicados por Minúscula, que, por cierto, se encontrarán con los relatos de Ray Bradbury este miércoles 21, a las 19:30, en la sesión dedicada a ambos autores del ciclo #NoExpliqueu de la librería Nollegiu.

Hasta entonces, ¡feliz lunes y felices lecturas!

Inés Macpherson

Siete casas vacías, de Samanta Schweblin (Páginas de Espuma)

22 lunes May 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Cuentos, Lecturas y reseñas

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Ana María Matute, Cuentos, NoExpliqueu, Nollegiu, Páginas de Espuma, Samanta Schweblin, Siete casas vacías

Hace tiempo que Páginas de Espuma se ha convertido en una editorial de referencia para el mundo del relato. Con ediciones exhaustivas y extraordinarias de autores consagrados, como la dedicada a los cuentos de Edgar Allan Poe o los de Antón Chejov, y ediciones cuidadosas de autores actuales, son una apuesta segura para el amante del relato corto. Además, son los editores del Premio Internacional de Narrativa Breve Ribera del Duero, un premio al que cada edición se presentan más autores. En 2015, Samanta Schweblin ganó dicho premio con una recopilación impresionante: Siete casas vacías.

Siete casas vacias

El título de esta recopilación nos hace pensar enseguida en uno de los protagonistas de los relatos: las casas. En algunos cuentos la presencia de la casa es más palpable que en otros, pero siempre está presente, su interior o lo que ocurre al otro lado, en la periferia, de las casas propias y las ajenas. Y es que las relaciones personales, normalmente, tienen un espacio acotado, un lugar en el que nacen, se enraízan, se rompen… Quizás por eso en muchos de los relatos nos encontramos precisamente con esas relaciones tan habituales en las casas: las de las familias, las filiales, o las propias, las que tiene uno mismo con la familia y su espacio. Pero la acción no siempre ocurre en dichas casas. A veces es en el jardín, en la puerta, en el rellano o en el coche… Por eso hablamos de casas vacías, aunque a veces ese vacío está habitado, y es la persona quien quiere salir, sin poder hacerlo, huir, vaciar el lugar de su presencia. También por eso, en algunos relatos nos enfrentamos a los silencios, a la intimidad, a las crisis personales o a la locura. Como la propia autora comentaba en una entrevista en InfobaeTV, hay un recorrido por la locura en sus relatos, pero no por la locura de los “locos”, sino por la de las personas sanas, las que están cansadas de «arrastrar siempre los mismos problemas, con los que han luchado y han probado miles de maneras de escapar y, de pronto, empiezan a probar nuevas alternativas».

Las escenas que suceden en las casas de «Nada de todo esto», el relato que inicia el libro, tienen un punto extraño, pero no en el sentido de sus relatos anteriores, como los que podíamos encontrar en Pájaros en la boca. Aquí hay algo más cercano, más palpable, menos fantástico. La extrañeza es más difusa, está más enlazada con la realidad emocional y mental de los personajes, haciendo que lo extraño no se sitúe tanto en la imperturbable reacción de los protagonistas como en la sutileza que subyace en lo que está ocurriendo. Nos extraña, pero de manera distinta, incomodándonos por lo humano que nos llama y nos observa.

En «Mis padres y mis hijos» vemos ese difícil universo que es el de la pareja divorciada, siempre con ganas de echar la culpa al otro, de encontrarle los defectos para arrancarle los ojos, o como mínimo la custodia. En este caso, una pareja divorciada se encuentra ante un pequeño problema: ella quiere que los hijos se queden con el padre, pero el padre no puede dejar a sus progenitores solos… ¿Por qué? Pues quizás porque en este preciso instante van corriendo desnudos por el jardín. Y la desnudez es algo espantoso, o al menos eso nos han hecho creer. El impudor, la desnudez, tanto de los cuerpos ancianos como de los cuerpos infantiles, implica una serie de cosas en el imaginario colectivo. Lo interesante de este relato es cómo la autora llega al final, cómo el horror que se ha ido tejiendo alrededor del suceso contrasta con lo que se ve al otro lado del cristal de la casa. Algo similar ocurre con el relato «El hombre sin suerte», donde una niña acompaña a sus padres y a su hermana al hospital por una intoxicación y debe prestar sus bombachas (bragas), que son blancas, para que su padre las pueda sacar por la ventana del coche y le dejen pasar más rápido. Lo que ocurre al llegar al hospital, la situación que se da en los grandes almacenes y que sólo el lector puede rellenar, pues la narración no lo dice, nos recuerda que, las historias, a menudo, están hechas de a dos: con el autor y el lector. Y en ese dúo reside lo fascinante, pues la autora juega con nuestro imaginario colectivo, con nuestra mente; dispone una serie de elementos que nos hacen presuponer, intuir. ¿Qué ocurre realmente? ¿El hecho es inocente o lo es sólo la niña, que ve el mundo con unos ojos distintos que los nuestros?

En la casa de «Para siempre en esta casa», una mujer vive la pesadilla de tener que recoger cada cierto tiempo la ropa del hijo muerto de sus vecinos. Es una especie de ritual aceptado, doloroso para ambas partes, que nos recuerda la dificultad de algunos duelos, de saber que hay que dejar algún espacio para que circule el aire. En cambio, en el relato «Cuarenta centímetros cuadrados» asistimos precisamente a lo contrario, a esa falta de aire, de espacio, no tanto porque el lugar en el que se lleve a cabo la acción sea pequeño, sino por el espacio que uno siente que ocupa en su vida, en el mundo, en relación con los demás. Este es uno de los relatos más hermosos de la recopilación, aunque no el más potente. Ese adjetivo cae sobre el relato más largo de todo el libro, «La respiración cavernaria». En esta historia poética y llena de simbolismo, asistimos a la narración en tercera persona de una mujer mayor que quiere morir porque tiene una respiración cavernosa. Ella tiene una lista de todo lo que debe ir haciendo para morirse. Sus recuerdos se entremezclan con la narración de manera sutil, dejando que intuyamos, revistiendo la vulnerabilidad que nos transmite de algo distinto, algo extraño y que nos inquieta. Con un final y unas reflexiones fascinantes, este cuento se adhiere al lector, ofreciendo una visión brutal de la obsesión, la culpa y el dolor a través de una voz narrativa increíble.

Acaba la recopilación «Salir», un extraño relato donde una mujer sale de casa en albornoz y se sube al coche de un hombre. La sensación que tenemos como lectores es que, tras haber transitado por realidades palpables, en este caso hay algo onírico, irreal y fascinante que nos extraña y nos acoge.

Como ya anuncié hace unos días, los cuentos de Samanta Schweblin se encontrarán con los de Ana María Matute en la próxima sesión de la #NoExpliqueu, en la librería Nollegiu. Será este miércoles 24, a las 19:30.

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¡Feliz lunes y felices lecturas!

Inés Macpherson

 

Pájaros en la boca, de Samanta Schweblin (Lumen)

08 lunes May 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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Cuentos, Lumen, NoExpliqueu, Nollegiu, Pájaros en la boca, Samanta Schweblin

Hay nombres que, al leerlos en la prensa, te llaman la atención. Hace algunos años, leí una crítica sobre Samanta Schweblin y me quedé con su nombre, sobre todo porque escribía uno de los géneros que más me fascina, tanto como lectora como narradora: el relato corto. Así que decidí adentrarme en su obra. Hoy me gustaría hablar de Pájaros en la boca, una recopilación de cuentos que Lumen publicó en 2010.

Pájaros en la boca

Pájaros en la boca está compuesto por dieciocho narraciones que saben adentrarse en lo extraño desde distintas perspectivas. El universo de Schweblin es peculiar, y nos lo deja claro desde el principio. Al abrir el libro, nos encontramos con el relato «Irman», una historia que nos habla de algo cotidiano, como el hecho de parar en un restaurante de carretera, para convertirlo en algo distinto cuando descubren que el camarero no puede llegar a la heladera, porque es muy bajo, y la mujer que normalmente lo hacía está en el suelo, probablemente muerta. La capacidad de mezclar lo cotidiano y lo extraño, lo fantástico, la imperturbabilidad de algunos de sus personajes y sus narradores ante lo que ocurre, hace que Samanta Schweblin entronque con autores como Cortázar o Kafka, ambos maestros del arte de hilvanar lo normal y lo extraño, difuminando la línea divisoria entre esos dos mundos e introduciendo personajes que deambulan por esos mundos, atrapados y a la vez sin inmutarse, aceptando lo que ocurre sin más.

Algunos de sus relatos hablan de la mujer, de la feminidad y de su condición, retorciendo algunos elementos para llevar ciertos temas un poco más allá. Por ejemplo, el segundo cuento de la recopilación, titulado «Mujeres desesperadas» (nada que ver con la serie de televisión), nos habla de novios a la fuga. En un ambiente rural, en medio de la nada, hay una carretera. Una mujer recién casada es abandonada por su marido cuando éste para el coche para que ella pueda ir al baño. Lo ve alejarse por la carretera, envuelta en la oscuridad, y decide esperar a que vuelva. Pero otra mujer que está allí le dice que se ha ido para siempre. No seguiré explicando el relato, porque vale la pena sumergirse en él, pero diré que la atmósfera que crea, las voces en la oscuridad, el miedo que se va cerniendo sobre la mujer y el final, memorable, hacen que sea, para mí, uno de los mejores cuentos de la recopilación. Siguiendo con el tema femenino, más adelante encontramos un relato extraordinario, «Conservas», que se adentra en un tema muy peliagudo, pero usando de manera magistral lo fantástico para darle un giro a la realidad.

Relatos como «Hacia la alegre civilización», «En la estepa» o «La furia de las pestes» utilizan la atmósfera, el lugar mismo en el que se sitúa el relato, para crear un marco ya de por sí extraño. Sentimos, mientras nos adentramos en sus historias, que hay algo oscuro, algo inquietante que nos rodea; algo que poco a poco se va mostrando. En estos casos, lo interesante es cómo van sugiriendo las cosas, cómo los personajes van desgranando los elementos que el lector necesita para comprender, para intuir lo que se está llevando a cabo entre las páginas.

También encontramos la figura del niño como elemento central en algunos de los relatos de esta recopilación. «Pájaros en la boca», relato que le da título al libro, nos presenta a una niña muy peculiar. La manera en que este cuento se adentra en la extrañeza no es tanto a través de lo que hace la niña, que ya es raro de por sí, sino a través de los padres, de su actitud, y de lo que uno puede pensar que hay tras esa extraña afición infantil. «Papá Noel duerme en casa» nos muestra una realidad adulta a través de los ojos de un niño, con una reflexión final genial, y «Bajo tierra» nos lleva de la mano de unos niños a un universo inquietante y oscuro.

Hay relatos que utilizan un acto espantoso para hacer una crítica brutal a la hipocresía y al mundo del arte, como en el caso de «La pesada valija de Benvides», y otros que utilizan la sutileza para tratar temas complejos, como en el caso de «La medida de las cosas». Me dejo alguno en el tintero, no porque no tengan calidad, sino porque a veces es mejor no desgranar todos y cada uno de los cuentos, sobre todo cuando hay dieciocho, por no alargar excesivamente el comentario.

En definitiva, como en toda recopilación, hay relatos con una fuerza más impactante que otros, pero en general, todos deambulan por un universo que hace que sepas que has entrado en el mundo de esta interesante autora que vale la pena descubrir. Por cierto, para aquellos que quieran descubrirla de otra manera distinta a la lectura, el día 24 de mayo sus relatos se encontrarán con los de Ana María Matute en la próxima sesión de la #NoExpliqueu de la Nollegiu.

Hasta entonces, ¡felices lecturas!

Inés Macpherson

Els noms dels seus déus, de Ruy D’Aleixo (Males Herbes)

18 martes Abr 2017

Posted by encuentosydesencuentos in Lecturas y reseñas

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contes, Els noms dels seus déus, Franz Kafka, Males Herbes, NoExpliqueu, Nollegiu, Ruy D'Aleixo

Como hago normalmente con los libros que leo en catalán, aquí os dejo un comentario doble, en catalán y castellano, sobre esta interesante recopilación de relatos publicada por Males Herbes: Els noms dels seus déus, de Ruy D’Aleixo.

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ELS NOMS DELS SEUS DÉUS (català)

Al 2015, l’editorial Males Herbes va publicar El noms dels seus déus, un recull de contes de Ruy D’Aleixo. Per a mi, era un autor desconegut i va ser una sorpresa descobrir-lo, perquè és d’aquestes veus valentes que saben utilitzar el conte de totes les maneres possibles, sense oblidar mai que és un recurs per mostrar la realitat. I la realitat es pot mostrar de diverses formes.

En aquest recull podem trobar històries que es mouen entre el retrat realista, fins i tot humorístic en alguns casos, passant per la ciència ficció, el fantàstic i la crítica brutal. Podem trobar faules post atòmiques i contes que, malgrat explicar-nos quelcom futurista, distòpic fins i tot, tenen un regust real que ens remou les entranyes. Entrem i sortim del fantàstic, dels relats que ens acosten al mite, passant d’un gènere a un altre quasi sense adonar-nos, en una mena de viatge que ens proposa una lectura, però també, potser, una pregunta.

La gràcia resideix en que, suposo que depenent del lector, la pregunta, i per tant la resposta que ens ofereix el llibre, és diferent. La sensació que jo he tingut és que estava davant d’una sèrie d’històries que passejaven pel món del poder, de la manera en que l’home s’hi relaciona, tant des de dins com des de fora, com a subjecte sobre qui exerceixen el poder. A vegades, la manera en que es parla del tema és subtil, però en general, sempre hi ha quelcom que ens convida a reflexionar sobre la forma en que l’ésser humà es relaciona amb el poder. I no només en sentit polític, sinó en tots els sentits: esclavitzant, destruint, manipulant i exterminant la llibertat dels altres.

En un recull sempre hi ha contes que ens fascinen més que d’altres. En aquest cas, hi ha contes que fascinen de formes diferents. Personalment, un dels que més em va cridar l’atenció en el moment de llegir el llibre va ser «Fes un esforç». Primer de tot, pel to del narrador, directe i dirigint-se a nosaltres o al seu altre jo, però també perquè mostra un món futurista on veiem petits fragments d’un món força actual, que, alhora, entronca en cert sentit amb un relat extraordinari de Villers de L’Isle Adam, «L’esperança». Un conte que és quasi com un monòleg on es parla de la manera en que es pot arribar a jugar amb l’esperança de la llibertat, d’una forma tan cruel o més que al relat de L’Isle Adam. Un altre relat que em va semblar extraordinari és «El tros de pa», un relat que també transita per l’univers futurista on el concepte de llibertat està trastocat. Aquest cop, però, ho fa plantejant un altre tipus de tancament de l’ésser humà. No sé per què, però certes reflexions sobre els tubs que habiten aquest relat em va fer pensar en certs objectes amb pantalla dels que no ens podem separar i que sembla que hagin pres possessió fins i tot de la nostra intimitat.

Altres relats, com «Retaule del condemnat» o «Veluvana» també transiten en una mena de distopia amb tocs futuristes però alhora molt creïbles i, fins i tot, propers a comportaments humans al llarg de la història. Hi ha d’altres, en canvi, que viatgen cap al passat per parlar-nos de la naturalesa humana més salvatge. «Ocular» se’n va fins l’antiga Roma per parlar de la barbàrie de la guerra. D’una altra barbàrie més propera ens parla «Botifarra negra», relat situat a la Guerra Civil i la postguerra, amb un retrat dur, però amb un final meravellós que, malgrat el que ens explica, fa que se’ns escapi un somriure.

En canvi, hi ha d’altres contes que s’allunyen una mica més del món que podem conèixer i s’acosten al surrealisme, com «Les eines» o «L’ou de Pasqua sóc jo», o que es mouen pels móns de les civilitzacions, conegudes i desconegudes, passades i presents. Hi ha alguns que entronquen amb relats del gènere negre, com «Assassí innocent», o amb el relat clàssic, com «Kshetrasannyasin».

Cada relat té el seu estil, la seva manera de lligar i deslligar els móns que plantegen, però en general, la sensació que un té en acabar el llibre és que està davant d’un escriptor que sap cuidar el llenguatge i els detalls, creant universos i retrats que tenen força per sí sols.

Aquest descobriment, a més, m’ha permès enllaçar els contes de Ruy D’Aleixo amb un altre autor per la propera sessió de la #NoExpliqueu a la Nollegiu, el proper 26 d’abril. La parella literària de Ruy D’Aleixo serà l’extraordinari Franz Kafka, així que, si voleu deixar-vos portar pels universos personals d’aquests dos autors, ja sabeu, el proper dimecres 26 d’abril, a les 19:30.

Fins llavors, feliç dimarts i bones lectures.

ELS NOMS DELS SEUS DÉUS (castellano)

En 2015, la editorial Males Herbes publicó El noms dels seus déus, un libro de relatos de Ruy D’Aleixo. Para mí, era un autor desconocido y fue una sorpresa descubrirlo, porque es de esas voces valientes que saben utilizar el cuento de todas las formas posibles, sin olvidar que es un recurso para mostrar la realidad. Y la realidad se puede mostrar de muchas maneras distintas.

Entre sus páginas podemos encontrar historias que se mueven entre el retrato realista, incluso humorístico en algunos casos, pasando por la ciencia ficción, lo fantástico y la crítica brutal. Podemos encontrar fábulas post atómicas y cuentos que, a pesar de explicarnos algo futurista, distópico, tienen un regusto real que remueve las entrañas. Entramos y salimos de lo fantástico, de los relatos que nos acercan al mito, pasando de un género a otro casi sin darnos cuenta, en una especie de viaje que nos propone una lectura, pero quizás también una pregunta.

La gracia, creo, es que, dependiendo del lector, la pregunta, y por lo tanto la respuesta que nos ofrece el libro, es distinta. La sensación que yo tuve es que estaba ante una serie de historias que transitaban por el mundo del poder, hablando de la manera en que nos relacionamos con él, tanto desde dentro como desde fuera, como sujetos sobre los que ejercen el poder. A veces, la manera en que habla del tema es sutil, pero en general siempre hay algo que nos invita a reflexionar sobre la forma en que el ser humano se relaciona con el poder. Y no únicamente en sentido político, sino en todos los sentidos: esclavizando, destruyendo, manipulando y exterminando la libertad de los demás.

En un libro de relatos siempre hay alguno que nos fascina más que los demás. En este caso, hay cuentos que fascinan de formas diferentes. Personalmente, uno de los que me llamó la atención al leer por primera vez el libro fue «Fes un esforç». Primero, por el tono del narrador, directo y dirigiéndose a nosotros o a su otro yo, pero también porque nos ofrece un relato futurista donde vemos fragmentos de un mundo muy actual que, a su vez, entronca en cierto sentido con un relato extraordinario de Villers de L’Isle Adam, «La esperanza». Se trata de un cuento que es casi un monólogo, donde se habla de la manera en que se puede jugar con la esperanza de la libertad de una forma tan cruel o más que en el relato de L’Isle Adam. Otro cuento que me pareció extraordinario es «El tros de pa», una historia que también transita por un universo futurista en el que el concepto de libertad está trastocado. Esta vez, pero, lo hace planteando otro tipo de prisión para el ser humano. No sé por qué, pero ciertas reflexiones sobre los tubos que habitan este relato me hicieron pensar en ciertos objetos con pantalla de los que últimamente no podemos separarnos y que parece que se hayan  apropiado incluso de nuestra intimidad.

Otros relatos, como «Retaule del condemnat» o «Veluvana» también transitan por una especie de distopia con toques futuristas pero creíbles que, en ocasiones, se acercan a comportamientos humanos que se han visto a lo largo de la historia. Hay otros, en cambio, que viajan al pasado para hablarnos de la naturaleza humana más salvaje. «Ocular» viaja hasta la antigua Roma para hablarnos de la barbarie de la guerra. De otra barbarie más cercana nos habla «Botifarra negra», relato situado en la Guerra Civil y la posguerra, con un retrato duro, pero con un final magnífico que, a pesar de lo que nos explica, hace que se nos dibuje una sonrisa con el punto final.

En cambio, hay otros cuentos que se alejan del mundo que conocemos y se acercan más al surrealismo, como «Les eines» o «L’ou de Pasqua sóc jo», o que se mueven por los mundos de civilizaciones, conocidas y desconocidas, pasadas y presentes. Hay algunos que se acercan al género negro, como «Assassí innocent», o al relato clásico, como «Kshetrasannyasin».

Cada historia tiene su estilo, su manera de ligar y desligar los mundos que plantea, pero en general, la sensación que uno tiene al acabar el libro es que está ante un escritor que sabe cuidar el lenguaje y los detalles, creando universos y retratos que tienen fuerza por sí solos.

Este descubrimiento, además, me ha permitido enlazar los cuentos de Ruy D’Aleixo con otro autor para la próxima sesión de la #NoExpliqueu en la Nollegiu, el próximo 26 de abril. La pareja literaria de Ruy D’Aleixo será el extraordinario Franz Kafka, así que, si queréis dejaros llevar por los universos personales de estos autores, ya sabéis, el próximo miércoles 26 de abril, a las 19:30.

Hasta entonces, feliz martes y felices lecturas.

Inés Macpherson

Manual para mujeres de la limpieza, de Lucia Berlin (Alfaguara)

13 lunes Mar 2017

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alfaguara, Antón Chéjov, Cuentos, Lucia Berlin, Lydia Davis, Manual para mujeres de la limpieza, NoExpliqueu, Nollegiu

Probablemente ya se habrá dicho todo lo que cabe decir sobre Manual para mujeres de la limpieza, título publicado por Alfaguara en 2016 y que nos ha permitido descubrir a Lucia Berlin. Pero tengo ganas de hablar de él, porque sus cuentos tienen algo especial. Lydia Davis, la encargada del prólogo a esta edición, dice que sus historias «son eléctricas, vibran y chisporrotean como unos cables pelados al tocarse». Es una manera de verlo. Para mí, son historias que resultan palpables. Quizás sea porque sabemos que la ficción que encontramos en estas páginas está relacionada con su vida; no es que todo lo que leamos sea autobiográfico, sino que entra dentro de la autoficción. Hay parte de su vida en esos cuentos, pero también hay ficción, observación… Ella misma comenta que, en el fondo, algunas de sus historias acabaron por ser un reflejo de sus procesos inconscientes. Sin ir más lejos, en el primer relato del libro, «Lavandería Ángel», ella describe el comportamiento y los síntomas de un alcohólico, cuando ella todavía no era consciente, o no quería ser consciente, del problema que tenía. Por lo tanto, lo que escribe es ficción, aunque tenga un eco en su vida, un paralelismo que en ocasiones se ve claramente y, en otros casos, se puede intuir.

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Pero quizás sean palpables por la manera en que están escritas. Son historias crudas y a la vez poéticas, con una sinceridad sin filtros y sin atrezo. Insisto, sí, hay ficción, simbolismo, momentos cómicos y momentos salvajes, pero la sensación que uno tiene es que está ante una prosa sincera y sin pretensiones.

Si nos centramos en la vida real de Lucia Berlin, descubrimos que fue una mujer que tuvo mil vidas en una. Su infancia la pasó en distintas ciudades, siguiendo a un padre que trabajaba en la industria minera. Después, durante la guerra, vivió con sus abuelos, en El Paso, y poco después en Chile. Vio la pobreza y la riqueza más ostentosa. Se casó tres veces y crió a sus hijos como pudo, luchando con su alcoholismo y trabajando en todo lo que encontró, incluido mujer de la limpieza. Y escribió. Escribió desde las entrañas, consciente de la realidad que estaba describiendo y, a la vez, incapaz de abandonar ese humor, esa extraña manera que tiene de desdramatizar situaciones que, a otros, les parecerían increíbles. De hecho, algunas parecen increíbles. Pero, ¿lo son?

La recopilación de relatos consta de más de cuarenta historias. Algunas centradas en su experiencia laboral, como el magnífico «Manual para mujeres de la limpieza» o el desgarrador «Mijito», que entra dentro del grupo de historias basadas en su experiencia trabajando en urgencias, en la recepción de un ginecólogo… Personalmente, debo reconocer que uno de los cuentos que se ha quedado conmigo es el de «Toda luna, todo año», una preciosa historia de amor llena de simbolismo y con imágenes extraordinarias. Pero también hay relatos sobre su experiencia en Chile, sobre lavanderías y, por supuesto, sobre el alcoholismo. Algunas son brutales, otras cómicas, pero en general destilan un toque real que choca, no porque pretenda chocar o remover, sino todo lo contrario, porque da la sensación de que simplemente fluye, que no pretende nada, sólo mostrar.
También nos habla de la soledad, de la adicción y del dolor de la pérdida, de los abusos… Las historias dedicadas a la familia, en especial a la enfermedad de su hermana, son fascinantes, sobre todo «Penas», que entronca precisamente con cierta isla que aparece en «Toda luna, todo año».

Habrá quien pueda decir que no hay nada sorprendente en una prosa que muestra el sufrimiento de una vida vivida; que hay mucha gente que tiene esas vidas o algunas peores. Por supuesto. Pero ella lo escribe, lo muestra y lo comparte. Encuentra en la prosa una manera de mantenerse a flote, de desgarrar sin desgarrarse. No todo el mundo es capaz de vivir una situación trágica y escribir sobre ella. De hecho, no todo el mundo es capaz de crear una ficción donde ese sufrimiento y esa realidad puedan quedar plasmados. Por eso mismo, creo que es interesante adentrarse en estas historias, degustarlas con calma y dejarse llevar por esta prosa sencilla pero hermosa, cruda y a la vez simbólica, capaz de mostrar el horror del síndrome de abstinencia y, a su vez, narrar un amor fraternal intenso.

Para aquellos que ya la conozcan, y para aquellos que tengan ganas de conocerla un poco más, el próximo miércoles 22 de marzo, a las 19:30, los cuentos de Lucia Berlin se darán cita con los de Antón Chéjov, uno de los escritores que la norteamericana admiraba, en la librería Nollegiu, en la quinta sesión de la #NoExpliqueu, dedicada al cuento literario.

Hasta entonces…

Feliz lunes y felices lecturas.

Inés Macpherson

El menor espectáculo del mundo, de Félix J. Palma (Páginas de Espuma)

20 lunes Feb 2017

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Cuentos, El menor espectáculo del mundo, Félix J. Palma, NoExpliqueu, Nollegiu, Páginas de Espuma

Y para acabar estos días dedicados a los cuentos de Félix J. Palma, su última recopilación: El menor espectáculo del mundo, publicada por Páginas de Espuma en 2010.

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Esta recopilación es un poco distinta a las anteriores, pues se aleja levemente, aunque no del todo, del universo narrativo que jugaba con la frontera entre lo cotidiano y lo extraño como telón de fondo, e incluso como argumento, para adentrarse más en la observación del ser humano y las diferentes maneras de entender y explicar el amor. No estamos hablando únicamente de amor romántico, sino del amor en todos los sentidos y con todos sus matices: el de un padre por una hija, el de los amigos, e incluso el amor desinteresado. Tampoco quiere decir que el autor abandone por completo la extrañez como elemento. Historias como «Maullidos» o «Bibelot» hacen que la frontera entre la realidad y lo fantástico se nos presente como opción, como posible explicación para algo de lo que ocurre en las historias. Mientras que la primera se adentra en una curiosa manera de entender el mundo de las relaciones y los celos, la segunda nos plantea una historia entrañable a la par que triste, donde la soledad y la pérdida parecen haber marcado a una anciana de por vida… aunque, ¿es únicamente ella quien vive aferrada al pasado y se inventa una realidad distinta a la que habita? ¿O lo extraño puede llamar a nuestra puerta incluso cuando no es realmente la nuestra?

Algo similar ocurre con «El país de las muñecas», donde lo entrañable y lo doloroso se dan la mano en una historia redonda donde se demuestra que, a veces, nos olvidamos de que los niños son mucho más despiertos y observadores de lo que querríamos aceptar.

«El valiente anestesista» es un cuento magnífico, donde una madre le explica a su hijo una peculiar versión del sastrecillo valiente, para explicarle la realidad. Quizás él no se entere realmente de lo que ha ocurrido, pero el lector sí. Y podemos sentir esa rabia contenida en el cuento clásico mientras va enlazando la historia popular con la propia.

Las otras historias de la recopilación nos hablan de las decisiones que tomamos y de cómo eso puede cambiar nuestra persona, casi como si fueran desdoblamientos de personalidades; nos hablan de amistades ancianas y de vecinas que no saben lidiar con la pérdida de una forma sana; nos hablan de amor y de fantasmas, de cartas guardadas y sutiles comportamientos que pueden indicarnos las acciones del protagonista sin necesidad de decirnos nada.

Fiel a su estilo y a su prosa, estas historias te envuelven con imágenes muy bien conseguidas y que saben hacer de espejo de esas almas humanas que forman parte de ese espectáculo del mundo que es el amor, menor no por no tener importancia, sino porque ocurre normalmente entre nuestras paredes, las de casa y las del cuerpo.

Para acabar, os recuerdo que este miércoles 22, a las 19:30, tendrá lugar en la librería Nollegiu la cuarta sesión del ciclo #NoExpliqueu, dedicado a Félix J. Palma y a Julio Cortázar.

¡Feliz lunes y felices lecturas!

Inés Macpherson

Las interioridades, de Félix J. Palma

16 jueves Feb 2017

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Cuentos, Félix J. Palma, Las interioridades, NoExpliqueu, Nollegiu, Premio Tiflos

Hace unos días hablaba de Los arácnidos, recopilación de cuentos de Félix J. Palma ganadora del Premio Iberoamericano de relato Cortes de Cádiz en 2003. Hoy nos vamos un poco más atrás en el tiempo, al 2001, porque fue en ese año cuando este autor ganó el premio Tiflos de cuento con su recopilación Las interioridades.

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Es curioso cómo funciona el cerebro. Ante ciertos títulos, uno imagina, elucubra y se deja llevar por ciertas ideas preconcebidas. Ocurre lo mismo con las imágenes de portada, que a veces te hacen esperar algo que realmente encuentras entre las páginas y, a veces, simplemente generan unas expectativas que resultan ser erróneas, aunque lo leído sea igualmente satisfactorio. ¿Por qué digo esto? Porque al leer el título de esta recopilación yo me imaginé transitando por las interioridades del ser humano. Y sí, algunos relatos transitan por esas profundidades interiores del hombre, por sus sombras y sus miedos; pero también transitan por otras interioridades, físicas y a la vez simbólicas, alegorías plasmadas en forma de armario, de maqueta o de cortina.

Historias, como «La fauna afectiva», que nos enseña por un lado la capacidad obsesiva del ser humano y, a la vez, su incapacidad de acción: un hombre se enamora de la dependienta de una tienda de animales y, para poder verla, acaba convirtiendo su hogar en una especie de zoológico que es, a su vez, un recordatorio de sus intentos de acercamiento, pues los nombres de cada animal tienen su significado. ¿Se atreverá a hacer algo para conquistarla? ¿Será capaz realmente de hacer algo más allá de observarla y rodearse de animales?

El relato que le da título a la recopilación, «Las interioridades», se adentra en la vida que ocultan los muebles. No me refiero a que estemos ante un cuento que emula a Disney y la capacidad de las teteras o los animales de hablar. No es eso. Es algo más sutil, pues partiendo de una imagen casi tópica, como la del hombre escondido en el armario, Félix J. Palma nos enseña las interioridades y las entrañas de la mente humana a través de lo cotidiano y lo extraño, que en este caso se dan la mano.

«Rosas contra el viento» o «El hombre tras la cortina» son dos ejemplos más de esa manera en que los objetos y las vivencias se entrelazan, en algunos casos de una forma tan visceral y real que acaban por mezclarse y tener desenlaces devastadores.

Sutiles y simbólicos, sin abandonar nunca el punto de anclaje con la realidad, estos relatos son una muestra de la capacidad de su autor para jugar con lo onírico y lo absurdo, con un imaginario propio que tiene su sello personal, no sólo por su estilo, cuidado y rico en imágenes y metáforas, sino por ese equilibrio entre lo normal y lo extraño, que nos invita a seguir soñando, a seguir leyendo.

Así que, si queréis descubrir sus historias, podéis leer sus cuentos, o venir el miércoles 22, a las 19:30, a la librería Nollegiu, pues el ciclo #NoExpliqueu dedicado a la narración oral del cuento literario le dedica una sesión a Félix J. Palma y a Julio Cortázar.

Feliz jueves y felices lecturas

Inés Macpherson

Los arácnidos, de Félix J. Palma (Ed. Algaida)

06 lunes Feb 2017

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Cuentos, Félix J. Palma, Julio Cortázar, Los arácnidos, NoExpliqueu, Nollegiu

A estas alturas, muchos conocen a Félix J. Palma por su trilogía victoriana, compuesta por El mapa del tiempo, El mapa del cielo y El mapa del caos. Yo debo reconocer que todavía no he podido leerlas, pero tras haber descubierto sus cuentos debo decir que no me importa haber empezado a conocer a este autor a través del relato, porque lo que sus historias consiguen en tan pocas páginas es extraordinario. La manera en que narra situaciones cotidianas, habituales para muchos mortales, donde, de repente, lo extraño se cuele por las rendijas de esa normalidad es impresionante.

Decir que J. Palma es un escritor de lo fantástico quizás sería acotarlo demasiado. Sí, por supuesto, transita por el universo de lo extraño, pero sin dejar nunca de lado la realidad. Si no recuerdo mal, en alguna entrevista menciona su admiración por Cortázar, y se nota, porque en sus historias, como en las del argentino, hay un transitar por lo inverosímil, pero desde la naturalidad. Los personajes no se vuelven locos ante lo que les ocurre, no salen corriendo ni se extrañan, aunque algunos quizás se adentren demasiado en ese universo distinto…, pero no digo más por no desvelar ciertos desenlaces. Asumen lo extraño, lo hacen suyo o, como mínimo, se dejan llevar por ello, lo aceptan. Y al aceptarlo ellos, lo hacemos también nosotros.

losaracnidos

Los arácnidos está compuesto por ocho relatos que transitan entre lo más extraño y macabro hasta lo más sutil y a la vez crítico.

En «Confusión macabra» encontramos una historia de casualidades y obsesión con un final magnífico, que ahonda en la necesidad que tiene el ser humano de aferrarse a algo, por rocambolesco y macabro que sea, para sobrevivir, para creer en algo, ni que sea un destino con una buena dosis de humor negro. También transitando por las relaciones humanas encontramos «Las lágrimas de Lorenzo» o «El amor y otras vísceras», título que resuena al «Amor y otros muebles» de Manuel Vicent, pero que se adentra en una idea mucho más macabra de entender el amor.

El relato que da título a la recopilación, «Los arácnidos» es para mí uno de los más impresionantes del libro. No es que el resto no sean buenos, pero este tiene cierto regusto oscuro que lo entronca con la literatura de terror y que está resuelto de manera impecable. La idea es genial, pero es mejor adentrarse en él sin saber nada, como lo hace el protagonista por cierto pasillo, y dejarse atrapar.

«Morir en tu bañera y otras lamentables casualidades» y «Los desprendidos» tienen un aire más distendido y divertido. Si el primero se plantea lo que podría pasarle a alguien si tuviera la desgracia de ser el protagonista de ciertas casualidades macabras, el segundo es un cuento magnífico sobre el altruismo en uno de los lugares donde menos altruismo solemos encontrar los seres humanos: en el transporte público. Divertido, picante y con un narrador genial, hace que uno entre en el autobús con otros ojos.

En esta recopilación también encontramos un extraño remake de Caperucita roja, «La vida es un cuento» y un relato crítico con nuestra sociedad de consumo y nuestra obsesión por aparentar, por tener más y más y más, titulado «Los paraísos perdidos».

La recopilación de cuentos Los arácnidos ganó el Premio Iberoamericano de relato Cortes de Cádiz en 2003. Ha llovido desde entonces y el autor ha publicado novelas y otros libros de cuentos, como El menor espectáculo del mundo (Páginas de Espuma, 2010), pero hay que reconocer que estos ocho relatos son una gran carta de presentación para aquellos que no hayan leído al autor o tengan ganas de descubrir su faceta de escritor de cuentos.

Para aquellos que quieran descubrir sus relatos, el próximo 22 de febrero, una servidora estará narrando algunas de sus historias, junto a otras de Julio Cortázar, en la cuarta sesión del ciclo #NoExpliqueu, en la librería Nollegiu, dedicada a la narración oral y el cuento literario.

¡Feliz lunes y felices lecturas!

Inés Macpherson

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